Además de una brecha social (véanse los aumentos en el índice de Gini) y de una brecha política (todos los países de la región suspenden los test democráticos y cunde el hastío hacia la clase política), en estos levantamientos populares observamos una brecha generacional. Los jóvenes que estos días se han manifestado y también aquellos que lo han retransmitido desde sus cuentas de Facebook y Twitter tenían un enemigo común: unos regímenes autoritarios, personalistas y envejecidos.
Esto contrasta con la juventud del resto de la población. Actualmente, cerca del 60% de la población en Oriente Próximo y el norte de África tiene menos de 30 años y la edad media ronda los 25. En algunos casos extremos, como Yemen, se sitúa en los 19. Buena parte de los que han hecho caer a Mubarak y Ben Ali son hijos del boom demográfico que se produjo entre mediados y finales de los ochenta.
Extracto de Desarrollo, juventud y revuelta