Según un artículo, publicado en
la revista Science y firmado por científicos de la Universidad de Columbia Británica en
Canadá y de otras universidades de todo el mundo. Se ha demostrado que eliminar el microbioma intestinal de ratones sanos y trasplantar uno procedente
de ratones obesos, es más probable que el ratón sano también se
vuelva obeso. Por otro lado a los ratones enfermos se les puede alterar
sus microbiomas para que se asemejaran a los ratones sanos y esto retrasa la
progresión no solo de la obesidad sino de otras enfermedades crónicas, como el
Alzheimer o las enfermedades cardíacas. Sin embargo, esta teoría es más
complicada de probar de lo que parece. La obesidad puede aparecer en grupos,
pero hay muchos más factores que pueden influir en estos grupos como el ambiente
o la genética y que no tendrían nada que ver con el microbioma. Por no hablar
de que esos mismos factores también tienen un impacto en la comunidad de
bacterias de nuestro cuerpo. Muchos especialistas ya están estudiando los
vínculos entre la enfermedad humana y el microbioma. Incluso se está empezando
a probar el uso de heces para tratar ciertas dolencias. Pero está claro que aún
queda mucho por hacer antes de que se pueda comprobar con claridad si una enfermedad
no transmisible pueda cambiar su estatus con este procedimiento.