Revista Coaching

Algunas ideas más para relajarte

Por Conócete Y Quiérete

 1º.- Aprende a controlar tu pulso.Prueba a colocar los dedos índice y pulgar en la muñeca y cuenta las pulsaciones. El beneficio será doble: por una parte, al impedir el paso de la sangre por las venas, lo que conseguirás es ralentizar la respiración; por otra parte, al concentrarte en contar estarás desviando el foco de atención, dejarás de pensar en lo que te agobia para pensar sólo en la secuencia de números…  ¡como lo de contar ovejitas para dormir!


2º.- Escucha a tu reloj interno.En general, nuestro organismo segrega más adrenalina por las mañanas, de manera que es cuando está más preparado para la acción. En cambio, por las noches nuestro organismo segrega otra hormona, la melatonina, la llamada hormona de la juventud.


ideas para relajarte: escucha tu reloj biológico
No vayas contra tu cuerpo, no fuerces la máquina. 

Dedica el día, y especialmente las mañanas, a hacer lo que tengas que hacer y procura no trasnochar: nuestro organismo necesita recargar las baterías, nuestras células se multiplican por la noche (¿por qué crees que la barba sale por las noches?)… 
Además, ¡a todos nos gusta estar guapos ¿no?!


UN VASO DE LECHE  Y A LA CAMA 
¿Qué es la melatonina?
Una hormona que nuestro cuerpo produce por la noche, cuando hay menos luz, en la glándula pineal, el llamado “tercer ojo”.Una glándula que controla los ritmos circadianos, el sueño, y al resto de reguladores de nuestro cuerpo. El director de la orquesta y quien controla el reloj del envejecimiento.
¿Cómo se produce?
A partir de un aminoácido llamado triptófano, que ingerimos a través de nuestra dieta, de lo que comemos.El triptófano se encuentra en los hidratos de carbono… y en la leche, de ahí que tradicionalmente se nos mandara a la cama con un vasito de leche caliente: para que el triptófano que nos aporta se pueda convertir en melatonina, y la melatonina cumpla su función de reparar el organismo.

3º.- Asegúrate un sueño reparador.No te metas en la cama pensando en todo lo que tienes que hacer mañana, en todo lo que no fuiste capaz de terminar hoy…

No cenes nunca más tarde de las nueve y por supuesto que la cena sea ligera (ya sabes: “desayuna como un rey y cena como un mendigo”) o nuestro organismo pasará las primeras horas de sueño trabajando para hacer la digestión en lugar de descansar. Realiza algún pequeño “ritual” que haga saber a tu cuerpo que toca relajarse y dormir: 

date una ducha corta, échate las cremitas de rigor para, de paso, darte a ti mismo un pequeño masaje (estupendo si además tienen algún aroma que te resulte evocador…)

Olvídate de la tele y de esos programas en los que no se escuchan más que voces: lee un poco, aunque se te caigan los párpados ya sobre la primera página.Piensa en lo que harías si fueras a acostar a tu hijo: 

¿a que no lo meterías en cama diciéndole 
mañana tienes que levantarte para ir a clase, tienes examen de ‘mates’ a las once y no estudiaste lo suficiente 
¡y a ver si aparecen las zapatillas de deporte en la taquilla del gimnasio, 
que ya es la tercera vez este curso que pierdes algo!”
(y por favor, no me digas que lo haces)
Pues tú igual: 
PERMÍTETE  UN  DESCANSO
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