PGO de Santa Cruz de Tenerife, 2009. Detalle de la ordenación propuesta para el centro de la ciudad
La presente batalla sobre el futuro urbanístico de Santa Cruz de Tenerife ha terminado, por ahora, en la larga guerra contra el crecimiento salvaje y lo ha hecho como era previsible. Generando un sabor agridulce para todos. A los que lo han apoyado porque no entienden las razones de tan potente desafío y a los otros porque la rabia no ha hecho sino acrecentarse ante el inexorable empuje de la maquinaria del poder.
En mi opinión, esta suerte de mal llamada democracia que padecemos es un proceso perverso, que ha mutado desde la administración de las necesidades colectivas hacia un mecanismo para desviar los intereses comunes en beneficio de unos pocos en demasiadas ocasiones. Y esto ya no se aguantará mucho tiempo más sin que haya que cambiarlo. Un liderazgo ético no se puede construir sobre cimientos tan endebles como los que fundamentan a la clase política en estos momentos, por mucha demagogia ideológica que se le eche.
<--- Si consideramos el añadido de paletadas de mercadotecnia, tergiversaciones sin cuento y la gran cantidad de verdades edulcoradas con las que nos tratan de convencer sobre la supuesta calidad de esas actuaciones que nuestros representantes actuales proclaman, es para borrarse definitivamente de esta comunidad canaria y de la partitocracia que nos dirige en todo el conjunto del estado español. Si no fuera porque nos va en ello el futuro a todos. Los males del sistema de partidos políticos ya lo ha descrito con gran acierto Alejandro Nieto en su magnífico libro sobre El desgobierno de lo público.La realidad de la gestión de los intereses comunes en nuestra región y el conjunto del país, por añadidura, es francamente mejorable. Nos encontramos en una situación que hay que calificar, como mínimo, de trágica. Requiere un cambio urgente en las cabeceras de las instituciones y la retirada de toda una generación de dirigentes absolutamente sobrepasados por las circunstancias. Políticos encasillados en unas administraciones extremadamente burocratizadas, mediatizados por una legislación de imposible cumplimiento que ha generado un entorno asfixiante que nos ha llevado a lo que, alguna vez, he calificado de parálisis insostenible. Vemos a nuestros gobernantes como un grupo de personas que detentan el poder, armados para la acción con tics y recetas del pasado y que, desgraciadamente, no entienden las verdaderas claves del futuro que nos aguarda.
Pienso que nos encontramos en otro de esos momentos en que es necesaria una regeneración en profundidad. En lo que se refiere a los temas territoriales, se constata que el crecimiento en extensión y ocupación salvaje de los espacios insulares se ha detenido momentáneamente. Y, sin embargo, muchos consideramos que sería una opción suicida reiniciar la carrera de la construcción residencial a la que hemos estado acostumbrados en los últimos tiempos. Ello, a pesar de que nos haya estado dando de comer en las últimas decenas de años. Sobre todo si tenemos en cuenta que el territorio de las islas ya lo percibimos como claramente finito. La creciente escasez del suelo para consumir se ha vuelto un axioma incontrovertible.
El problema que tenemos en el horizonte está relacionado con la necesidad de un cambio de modelo económico e, imbricado con ello, una nueva forma de tratar el suelo de nuestras islas. Un futuro económico que no se es capaz de imaginar todavía. No obstante, opino que la alternativa debería centrarse en la calibración muy cuidadosa de las posibilidades de implantación de nuevas actividades, la regeneración de los desmanes producidos en el paisaje y la implementación adecuada de las cuantiosas necesidades de servicios públicos colectivos insatisfechos. Y sigo creyendo en la planificación a largo plazo como una herramienta necesaria frente a la alternativa de la constante improvisación que tanto se aprecia.
Creo que si somos conscientes ya de la obsolescencia radical del modelo económico basado en la construcción. Ni la industria turística, ni el sector residencial necesitan ocupar nuevas superficies útiles. Lo que se requiere son nuevas ideas para recualificar intensamente los deteriorados espacios consumidos en los últimos cincuenta años. La forma en que se ha transformado de una manera tan despreocupada el territorio en Canarias ha estado premeditadamente dirigida por la improvisación y la constante apropiación particular de rentas colectivas. Arreglar los espacios urbanizados deficientemente es una tarea inaplazable en las que se tengan en cuenta cosas tan simples como aumentar el ancho de las aceras, el ajardinamiento y arbolado de las calles, la provisión de espacios públicos agradables, revegetar las periferias de los núcleos habitados. También, conseguir dotar de espacios suficientes para los servicios sanitarios, sociales, educativos, etc. en los distintos barrios y pueblos no en el centro de las ciudades. Guarderías para poder dejar a nuestros hijos, bibliotecas de barrio para poder acceder a la cultura y la información, residencias suficientes para atender a nuestros mayores, etc, etc.
Es por esto, que la clave estaría en la planificación de acciones sobre el territorio desde una perspectiva radicalmente opuesta a la que estamos acostumbrados. Si cada propuesta requiere decenas de años para ver la luz verde en los procesos participativos y aprobatorios, algo está funcionando muy mal en el sistema legal con el que nos hemos dotado.
PGO de Santa Cruz de Tenerife, 2009. Plano de propuesta de estructura viaria insertada en la trama territorial metropolitana.
Es el caso del infausto Plan General de Ordenación de Santa Cruz que ha pasado el trámite de su segunda aprobación provisional con una controversia desmesurada. Una cuestión que pocos profesionales entendemos cabalmente es la razón de que su dilatadísimo proceso aprobatorio aun no haya concluido. Hace ya más de dos años se supervisó técnica y jurídicamente durante más 8 meses por funcionarios de la Dirección General de Urbanismo. Un control exhaustivo que se orientó a la comprobación del cumplimiento de la extensa legalidad exigible. Como resultado de aquello se exigieron una serie de modificaciones documentales que requirieron de un nuevo proceso de información pública. Proceso legal que abrió nuevamente la batalla política que acaba de concluir y en la que nuevamente se han introducido argumentos espurios e injustificables que ya estaban debatidos y aceptados tácitamente en un proceso de tramitación que ha durado ya más de 8 años.
Resta su nueva supervisión técnica y jurídica, la consideración del documento del Plan General de Ordenación por la Ponencia Técnica de la provincia occidental y su remisión posterior a la consideración de la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias y -si el proceso no encuentra nuevos obstáculos- deberá redactarse su Texto Refundido y, finalmente, cursarse nuevamente para su aprobación por el Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio que dará la orden para su publicación en el Boletín Oficial de la Comunidad. Un proceso complejísimo y disparatado en el que el tiempo restante debe presuponerse más en años que en meses.
Opino que en las actuales condiciones es conveniente lograr la aprobación definitiva de este Plan General de Ordenación de Santa Cruz de Tenerife ya que es un documento que, legal y técnicamente, mejora al que está en vigor. Al margen de ello considero que no es un buen plan para la ciudad, ya que en líneas generales constituye una rectificación ligera del modelo definido por el plan anterior de 1992.
Su estrategia de ordenación ha consistido en transformar y redefinir innecesariamente muchísimas piezas de la ciudad consolidada. Con ello se han corregido numerosos errores puntuales de la ordenación anterior y también se ha amparado a muchas iniciativas económicas de carácter variopinto. Desde luego, es un documento de una precisión técnica superior y se adapta con bastante eficiencia a toda la parafernalia legal que es vigente en esta región.
Muchas operaciones específicas –espoleadas por los intereses especulativos de muchísimos operadores inmobiliarios- contribuirán a una densificación inconveniente de las partes más edificadas del municipio. Ello sin ofrecer como contrapartida, una mejora potente en espacios libres, dotaciones y equipamientos. Es más en algunos casos, se sustituyen equipamientos consolidados por nuevas operaciones de desarrollo residencial, incrementando la densidad edificatoria y una mayor congestión sobre la ya de por sí colapsada trama viaria.Vista de la periferia de la ciudad de Santa Cruz en 1935. Foto: Paco Yanes, Flickr
Por otra parte, en aquellos escasos espacios vacantes periféricos se ha procedido a diseñar operaciones de nueva ocupación de suelo destinada tanto a generar nuevas actividades productivas como a establecer nuevos ensanches densificados con destino residencial. El Plan incluye también la redefinición de actuaciones estructurales – ya previstas en el Plan anterior- para descongestionar el tráfico del centro más colapsado, proyectos de ingeniería ya diseñados en detalle que supondrán una mejora ambiental y funcional indudable para la reorganización de la ciudad central y las periferias más desconectadas en relación a la accesibilidad motorizada.
Considero que se ha renunciado a un objetivo más acorde con los tiempos, el decrecimiento edificatorio en la ciudad central y, en general en el municipio, en aras de incentivar la inversión pública en los barrios infradotados y en los municipios más alejados.
Podríamos definirlo como un plan urbanístico bulímico en el que no ha quedado superficie o espacio sobre el que no se haya pensado una ordenación orientada a la generación de mayor desarrollo y crecimiento. Desde mi perspectiva, me hubiera parecido más correcto establecer un criterio general tendente a atenuar esa mayor concentración de actividades y servicios en el centro de esta ciudad y sus barrios periféricos que se propugna como algo inexorable. Vivimos sobre todo en la vertiente norte de una isla excesivamente polarizada, donde se reside en una periferia extendida a más de 50 kilómetros del centro de la capital. Y se trabaja principalmente en los espacios situados en el área metropolitana de Santa Cruz. Ello origina diariamente un flujo de desplazamientos masivos que pendulan entre unos lugares y otros a lo largo de determinadas franjas horarias, generando unos procesos congestivos absolutamente nefastos. El PGO de Santa Cruz va a contribuir notablemente con sus propuestas de mayor concentración de actividades a incrementar este problema. Finalmente, el modelo expresado en el plan tiene un déficit básico consistente en la falta de coordinación metropolitana: la ciudad que vivimos no se puede entender aislada radicalmente por los límites administrativos. Este problema ha motivado numerosas inconcreciones en su borde administrativo.
PGO de Santa Cruz de Tenerife. 2009. Plano de los sistemas generales y locales de espacios libres, equipamientos y otras dotaciones
Estas son solo algunas cuestiones que me sugiere una revisión superficial de este documento. No obstante, un análisis riguroso y fundamentado del mismo requeriría un trabajo mucho más dilatado que una reseña periodística. Lo cierto es que plantea muchas dudas ante el cambio de ciclo económico y social que experimentamos en estos momentos.
Es destacable la endeble capacidad técnica con que se afrontan estos procesos de planificación lo cual da lugar a que muchos documentos urbanísticos contengan multitud de errores tanto conceptuales como de aplicación práctica, dando lugar a la aparición de oposiciones masivas a su ratificación. Un ejemplo lo constituye el revuelo causado también por el documento para la revisión del Plan General de Ordenación de Tacoronte.
No es una cuestión de recursos económicos, ya que la Comunidad Autónoma ha hecho un gran esfuerzo al respecto. Es un problema de la enorme ineficacia en la aplicación y distribución actual de las asignaciones presupuestarias. La empresa que canaliza estas actividades, Gestión de Planeamiento de Canarias, es modélica en lo que se refiere a la hipertrofia administrativa y a la escasez de resultados positivos en sus objetivos. Después de un cuarto de siglo, cuenta con cientos de trabajadores en sus dos sedes, situadas en las dos islas capitalinas, maneja unos recursos públicos multimillonarios y solo han logrado terminar y aprobar unos escasísimos documentos urbanísticos relacionados con los municipios canarios.
Mientras unos escasos equipos técnicos de urbanistas, geógrafos, arquitectos, biólogos y abogados, luchamos por sacar adelante con menguantes recursos económicos el engorroso planeamiento que es necesario aprobar para cumplimentar la complejísima legislación territorial canaria. Y ello, con la aplicación de condiciones de contratación, que podríamos calificar como exorbitantes claramente, que escandalosamente nos aplica nuestro propio cliente y competidor la empresa pública GesPlan. Panorámica de la ciudad de Santa Cruz. 2003--->