Las batallitas del abuelo Cebolleta, Primeros sesenta.
En mi pueblo había 3 curas, bueno, había muchos, pero en la Parroquia eran tres. Uno joven, JoseAntonio, era el que batallaba con la juventud, otro un poco mayor D. Jesús, y otro el párroco, D. Antonio. En mi juventud temprana, entre los 14 y 17 años tuve mucha relación con ellos, después de esa edad me fui a trabajar y a vivir a Madrid.
Eran los primeros sesenta y nos prestaron a un grupo de chavales un piso bajo de una casa para montar un club juvenil, en el que nos agrupamos muchos chicos y chicas del pueblo que se mantuvo abierto e influyente durante varios años. Con JoseAntonio nació mi afición por la música folk americana, Pete Seeger, Woody Guthrie, Tom Paxton, Joan Baez, (en mi boda sonó We shall over come)…lo cual creo que me influyó a penetrar en la cultura americana, desde el cine, al marxismo (Paul Sweezy, Baran) pasando por movimientos culturales y políticos, beatnik, movimientos pro derechos civiles, guerra de Vietnam, etc. Este aspecto chocaría con mis compañeros del rojerío de años posteriores cuya tradición era mayoritariamente francesa. (Lo norteamericano en España se vinculaba a lo yanqui, despreciándolo, yo siempre decía que allí estaban el séptimo de caballería, pero también los indios)
Aquellos eran curas conciliares, apostaron decididamente por el Concilio Vaticano II, menos imágenes, menos latín y más idioma local, menos parafernalia y mayor cercanía, confesiones abiertas como problemas comentados, menos ringo rangos en vestimentas cruces y adornos, mayor cercanía con la calle, el trabajo, mayor alejamiento del poder… todo lo cual fue una ventana abierta de la iglesia que en el caso español permitió entrara abundante aire para ventilar el franquismo. Aquellos curas eran hombres buenos, humanistas, inquietos, que fueron integrándose cada vez más en la sociedad y menos en la Iglesia pre y postconciliar.
Ahora que están tan de moda las procesiones, recuerdo que en mi pueblo las había por varias épocas y festividades, todas las fiestas eran religiosas, como otras prácticas religiosas el Concilio, trataba de acercar religión y humanismo intentando apartar los santos, las estatuas, el fundamentalismo, la magia de los objetos… y en esa historia quedaba suprimir tanta procesión por San Antón, San Cristobal, La Virgen del Carmen, San Lorenzo, San Sebastián, la Virgen de Gracia, la Semana Santa… con tanto aparato de mujeres de negro con mantillas y hombres con cetros y a veces capuchones, con tambores y cornetas, con autoridades civiles y curas siempre juntos detrás de las imágenes.
Consiguieron suprimir procesiones, y quitar estatuas de las iglesias, y acercarse a las inquietudes de la gente y sus problemas. En su trabajo entraban las recomendaciones de libros críticos y de búsqueda, las discusiones y reflexiones, el tutelaje de jóvenes y mayores, las mas de las veces al lado de y no arriba de. Recuerdo comentarios sobre la campaña de los 25 años de paz franquista, llevada por Fraga (1964) y los posteriores del referéndum de 1966 sobre la Ley Orgánica del Estado, la que pretendía dejar todo atado y bien atado. Aquel referéndum en el que hubo lugares en que aparecieron más votos que cuerpo electoral.
Después de muchos años llegaron nuevos aires al pueblo y volvieron a aparecer procesiones por todas partes y mantillas y curas pre y post conciliares, el Vaticano II se desterró, curas que pasean tras las imágenes junto a las autoridades, y novenas y rosarios y rezos y sotanas y flores a María, y turistas mirando como otros les divierten, pero hay menos gentes en las iglesias y en los seminarios.
Aquellos tres buenos curas derivaron en tres buenas personas de su tiempo y lograron casarse y convertirse en personas decentes con sus problemas vivenciales y sus contradicciones internas como cada hijo de vecino. Y dejaron una huella que muchos seguimos recordando, educaron e influyeron en individuos empujándolos hacia el humanismo y no la magia, ayudaron a la gente en sus problemas inmediatos, entre los cuales estaba el espíritu, abrir los ojos a otras realidades diferentes a las de aquella negrura y represión medieval del nacionalcatolicismo, y apoyaron compromisos personales… Gracias, fue una suerte conoceros.