“Hay varios sistemas de memoria y el alcoholismo no interrumpe todos ellos”, explicó Edith V. Sullivan, profesora en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, y coautora del estudio. “El consumo crónico de alcohol afecta principalmente la memoria episódica y la memoria de trabajo”.
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La memoria episódica es el sistema de memoria que “archiva” eventos experimentados personalmente asociados a un contexto espacial y temporal precisos de la codificación, y parece tener una capacidad ilimitada. “Por ejemplo, la memoria episódica incluye recuerdos de vacaciones como: ‘cuando fui a París con mi marido, me comí un delicioso ratatouille para cenar en un restaurante muy lindo, recuerdo el lugar, cómo estaba vestida, y que me quemé la lengua cuando probé la comida’, dijo Sullivan, citando a Anne-Lise Pitel, autora principal. “Esos recuerdos son únicos para el individuo. La memoria episódica está alterada en algunos alcohólicos, que pueden tener dificultades para recordar una lista de compras, una ruta a un restaurante nuevo o nuevas asociaciones de nombres y rostros, tal como se encontró en un nuevo trabajo.” La memoria asociativa es un componente de la memoria episódica, agregó. Por el contrario, la memoria de trabajo es un sistema de memoria a corto plazo, con una capacidad limitada, lo que permite el almacenamiento temporal y la manipulación de la información, que se olvida rápidamente a menos que se haya consolidado en un sistema de almacenamiento a largo plazo. “Los alcohólicos tienen déficit de memoria de trabajo dando lugar a dificultades, como recordar un número telefónico mientras lo está marcando”, dijo Sullivan. “Este estudio se centró en un proceso cognitivo fundamental en la vida diaria”, añadió Sara Jo Nixon, profesora en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Florida. “El aprendizaje efectivo asociativo y los procesos de memoria, como aprender que dos elementos van juntos y recordar este enlace o asociación después, son esenciales para las interacciones exitosas en todo nuestro entorno personal y profesional. Aprender los nombres de nuevos amigos, colegas o conocidos es sólo un ejemplo de este tipo de aprendizaje, pero es de particular importancia social y personal.”
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Sullivan, Pitel, y sus colegas presentaron tareas de aprendizaje a dos grupos: 10 alcohólicos (8 hombres y 2 mujeres) reclutados en centros de tratamiento comunitarios, ambulatorios y hospitales, así como a 10 “controles” o no-alcohólicos (5 hombres, 5 mujeres), reclutados en la comunidad local. Las tareas eran o bien asociativas, tales como cara-nombre, o de un solo elemento, como la cara o el nombre.
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“Aprender nuevas asociaciones de nombres y caras fue más difícil que aprender nuevas caras individuales o nombres tanto para el grupo control como para el grupo de alcohólicos”, dijo Sullivan. “Los alcohólicos tenían deterioradas las capacidades de aprendizaje tanto para asociación de cara y nombre como para la asociación simple de cara o nombre. El rendimiento del aprendizaje se correlacionó con diferentes regiones del cerebro en los alcohólicos y en el grupo control; en particular, el aprendizaje asociativo en los alcohólicos estuvo relacionado con los volúmenes cerebrales del cerebelo medidos con IRM. Este patrón fue diferente de las asociaciones que observamos en los individuos del grupo control, que mostraron relaciones entre el aprendizaje asociativo y los volúmenes del sistema límbico”.
“Estos autores pidieron a los participantes no sólo que aprenden la asociación cara-nombre, sino también que juzguen si la imagen era de un hombre o una mujer, lo cual es procesamiento superficial. En otro grupo, mientras aprendían el par, se pidió a los participantes que juzguen si la persona parecía “honesta o no”, lo cual es procesamiento profundo. Como nota Edie, los alcohólicos y las personas del grupo control actuaron de manera similar durante la codificación, requiriendo más tiempo para completar el procesamiento profundo que el procesamiento superficial. Los alcohólicos, sin embargo, fueron inferiores a los individuos del grupo control en la exactitud de su memoria tanto si se les pedía reconocer el par de cara y nombre correctos o simplemente que identificaran qué cara habían visto antes en la tarea.”
Tanto Sullivan como Nixon notaron que este estudio contribuye a subrayar la complejidad de los efectos del alcohol sobre el cerebro.
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“Incluso al incitar a los alcohólicos a codificar memorandos a un nivel profundo resultó en relaciones más específicas con el volumen regional del cerebro, comparado con la codificación superficial”, dijo Sullivan, “no les permitía tomar ventaja de esta estrategia y tanto el reconocimiento asociativo como el de un solo elemento estaban dañados”.
“Estos análisis apoyan y amplían trabajos previos que sugieren que el rendimiento neurocognitivo en los alcohólicos puede acercarse o incluso coincidir con el de los individuos del grupo control mediante la utilización de sistemas alternativos de comportamiento neurológico”, añadió Nixon. “Para los alcohólicos, el rendimiento en tareas cognitivas relativamente simples es positivo y ampliamente asociado con el volumen del cerebro; asociaciones no observadas en los individuos del grupo control. En contraste, los volúmenes cerebrales se asocian con el desempeño de los individuos del grupo control, sobre todo en las tareas más difíciles o complejas. Además, ciertas áreas del cerebro, tales como el cerebelo, aparecen relacionadas con el rendimiento sólo para los alcohólicos. Estas asociaciones diferenciales son a la vez provocativas y relevantes”.
“Finalmente, desde un punto de vista clínico, el deterioro en la memoria episódica en los alcohólicos pueden dificultar la obtención de beneficios de los esfuerzos de rehabilitación, porque los tratamientos exitosos requieren: uno, el aprendizaje de nuevos conocimientos como el significado, la conciencia de sí mismo y las consecuencias de la “adicción” o “droga”; y dos, para ‘re-experimentar” episodios en los que previamente se habría bebido, lo que permite la previsión y el reconocimiento de situaciones potencialmente peligrosas” destacaron Sullivan y Pitel.
Fuentes: Science Daily; Alcoholism: Clinical & Experimental Research.