Al menos, es chocante que los jeques árabes con esposas, concubinas y efebos, los protestantes conservadores, el Vaticano y George W. Bush, se hayan aliado estos días en la ONU para vetar un proyecto internacional sanitario, en nombre de los valores familiares y el rechazo al aborto.
Parece una grave incongruencia que buena parte del cristianismo y el Gobierno de Washington recabaran, obtuvieran y agradecieran el apoyo de quienes propugnan la lapidación por “delitos sexuales”, la ablación del clítoris, la venta de mujeres y la poligamia.
La alianza cristiano-islámica consiguió colocar en puestos claves de la ONU a antiabortistas para retirar una declaración sobre los derechos del niño y sobre los “servicios de sanidad reproductiva”, que, según su interpretación, legalizaría los abortos.
“El gobierno estadounidense, importantes confesiones cristianas y nosotros hemos defendido rotundamente los valores familiares" dijo Mokhtar Lamani, diplomático marroquí representante en la ONU de los 53 países de la Organización de la Conferencia Islámica.
“A cristianos y musulmanes nos une la defensa de los valores de la familia natural”, añadió este diplomático, defensor personal del derecho divino a la poligamia y a castigar a su mujer pegándole sin excesos.
Entre esos 53 países –ninguno islámico es una democracia--, están Irán, Irak, Sudan, Nigeria y tantos otros que, según Washington, protegen el terrorismo y sirven de bases a Al Qaeda.
La propuesta para crear “servicios de sanidad reproductiva” había sido presentada por los países europeos y algunos latinoamericanos.