Ya sea en Chile o en Argentina, la discriminación y la xenofobia brutal contra la mayoría de los habitantes es la clave de la ideología neoliberal que aún gobierna. Seguramente pasa lo mismo en la mayoría de los países de América Latina donde la élite económica piensa que hay ciudadanos de primera y de segunda, y hasta de tercera clase. A veces pueden llevar su inhumana ideología hacia el resto de la sociedad (una de las máximas neoliberales), no ya derramando riquezas pero sí inundando de odio, desde arriba hacia abajo, con ese comportamiento de manada que tanto critican y sin embargo, tanto practican.
Cecilia Negro Farrell, la misma que hacía todo lo posible para alejar del Felino Macri a aquel obrero de la construcción que le pedía que "hagan algo" en febrero de este año.
No es un hecho aislado de funcionarios de este gobierno que termina. Podemos nombrar a Braian, un joven de 22 años que fue fiscal de mesa en las últimas elecciones y cuya foto se volvió viral en redes sociales, cuando un usuario difundió su imagen con el texto "si votás en Moreno no lleves cosas de valor", discriminándolo por su forma de vestir y su color de piel.
Más allá de los avatares que sufriera en las elecciones Macri o Piñera (o cualquier político latinoamericano), subsiste el neoliberalismo social, esa xenofobia de los que apoyan a Bolsonario o quienes bandan a Macri a pesar de su desastroso gobierno; y que es al mismo tiempo el sector social más sobrerepresentado en las redes sociales, en los medios, en la preocupación discursiva de los políticos, es el ideal aspiracional que todos quieren alcanzar. El dueño de la "meritocracia" tan mentada en los últimos tiempos.
Acaso ya sea hora de que se enteren que no son los más importantes de la sociedad, ni valen más que otros, son gente que no entiende como funciona eso de la democracia. miren el caso de Bolivia.