Foto: Samuel Magal, Sitios y fotos ltd / Bridgeman Imágenes
La gente común en la antigua Roma comía mijo, un cereal despreciado por los ricos, ya que sólo sirve para el ganado, según un estudio publicado en la Revista de Arqueología Antropológica (Journal of Anthropological Archaeology).
Los textos históricos describen el mijo como pienso para los animales o alimento en caso de hambruna.El consumo de mijo podría estar vinculado a la situación social en general, dado que los habitantes de los suburbios relativamente pobres consumían más este tipo de grano que los habitantes ricos de la ciudad.Los ricos podían permitirse frutas y verduras exóticas, así como mariscos y caracoles. Una fiesta formal implicaba múltiples platos, que se comían en posición reclinada y podía durar horas.El pan era su alimento estrella. De vez en cuando comían huevos, queso de oveja o cabra, aceitunas, verduras, frutas, sopas y legumbres. Las carnes se comían poco, pero cuando consumían carne solían comer pollo o cerdo y el más adinerado buey.La alimentación de las clases pobres casi estaba reducida a una papilla de harina, un trozo de pescado salado y fruta de mala calidad, casi siempre un puñado de higos secos o frescos en la estación correspondiente.Esta parca alimentación se complementaba a veces con algunas legumbres u hortalizas cocidas, sobre todo col. También se tomaban con frecuencia ortigas, castañas, acelgas, todo ello en forma de potajes.El pescado solo se comía en la costa. Los pobres comían Morrallas (pescados de roca, llenos de espinas) en salmuera o en sopa.Con la expansión y el comercio a partir de finales del siglo III a.c. la gastronomía se revolucionó con nuevos alimentos.La cocina tradicional romana no tenía demasiadas sofisticaciones, entre otras cosas porque el espacio destinado a los fogones era relativamente pequeño eso, en las domus de los ricos; las insulae de los pobres, la mayoría de las veces, ni siquiera tenían un espacio específico para cocinar.Los alimentos se consumían crudos o aliñados, se freían en sartén, se hervían en una cazuela, se cocinaban a la parrilla en una barbacoa interior. Para hornear un alimento, las comidas se llevaban a la tahona (horno de pan) por la tarde. Ni que decir tiene que no todos los romanos comían lo mismo, en toda sociedad hay alimentos comunes, y alimentos caros, elaborados con especias exóticas que no todos se pueden permitir…