Revista Psicología

Alimentación saludable

Por María Damiani @compubespana

La evolución de la alimentación a lo largo de la historia ha estado influenciada por numerosos cambios.120-5QW4L3

Antiguamente en Egipto, la base de la alimentación era el pan, existiendo una notable diferencia entre el elaborado con harina de trigo para la clase pudiente, y el amasado con harina de centeno para los menos favorecidos. En el tiempo actual, existe una gran variedad de panes.

En España, la disminución de su consumo fue notable en los últimos años, habiendo sido alimento fundamental para los españoles durante siglos. Este descenso fue ocasionado por la diversidad actual de alimentos y por la creencia de que el pan es un alimento que provoca aumento de peso.

¿Por qué llamarla creencia?

Por dos motivos: 1. Algunas personas no tienen acceso a investigaciones científicas 2. Otras, creen en lo que le dicen y en lo que escuchan. Por eso, muchas aceptan que ciertos alimentos puedan causarles daño o beneficio, viviendo en constante tensión sobre lo que deben o no deben comer.

Quizás no conozcan esta cita: “Que tu alimento sea tu única medicina”, de la Antigua Grecia, atribuida a Hipócrates, considerado el padre de la medicina. Aquí la alimentación se relaciona directamente a la salud. Parte de la teoría de Hipócrates estaba basada en el poder curativo de la naturaleza y en que el mantenimiento de la salud dependía exclusivamente de la dieta. Tradicionalmente, persiste la idea que una alimentación sana y equilibrada favorece la longevidad y que el ejercicio produce una mayor sensación de bienestar general.

Gustos, costumbres, estilos de vida, así como la disposición mental y otros condicionantes hacen que cada persona reaccione de forma diferente a determinados alimentos y pautas de nutrición. Pero aún siguiendo dietas y pautas adecuadas, a veces no se ven resultados.

¿Has pensado en la influencia que tiene el pensamiento en la alimentación? ¿En qué piensas mientras comes?

Cuando se ingieren pensamientos positivos, de amor, ternura, fe o esperanza, esto resulta beneficioso para la salud, pues nutrirse de amor lleva a uno a sentir paz y serenidad.

Durante muchos años viví atada a la creencia que el chocolate era perjudicial para la salud y cada vez que lo comía pensaba que me produciría daño al hígado. Me sentí ligada a este mito por varios años. Cuando reconocí que era sólo mi temor asociado a esa creencia popular, pude vislumbrar una solución espiritual: rechacé que algún alimento tuviera poder para desarmonizar mi organismo; mantuve en mi conciencia que mi identidad es espiritual y que soy una idea de la Mente. De esta forma comencé a sentirme liberada, el temor al chocolate desapareció y pude disfrutarlo con naturalidad.

El temor es un factor que influye negativamente en la salud y resulta siempre en contra de un buen pensamiento. Esto me recuerda la visión espiritual de Mary Baker Eddy, pionera de un sistema de curación espiritual en el siglo XIX, al expresar en su libro Rudimentos de la Ciencia Divina, que debiéramos dejar de preocuparnos por la química de los alimentos porque es el poder divino el que cura. Esto me llevó a no estar pendiente de la composición de cada alimento, y a depositar más la confianza en el cuidado del Amor para mi salud y bienestar.

Al elevarse espiritualmente, el cambio se efectúa en la propia consciencia. Ese método espiritual se denomina curación. Tener esa comprensión resulta de gran practicidad para todo aquel que desea que su alimento sea saludable.

¿Pero, puede el alimento estar ligado a una emoción?

A partir del momento en que se consuela o felicita a un niño dándole una galleta o una golosina, la comida es vista por él como una expresión de amor, cariño o recompensa.

La alimentación en exceso o en falta, está íntimamente ligada a las emociones. El vacío afectivo, abandono, culpa, miedo, angustia o tristeza son algunos de los sentimientos que pueden influenciar negativamente en la alimentación y uno recurre a la comida como un mecanismo de compensación o de total rechazo.

Pero cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, cuando nuestros nutrientes están compuestos de alegría, bondad y perdón, el alimento afectivo equilibra al alimento físico y se purifican nuestros hábitos.

Si cada uno re-aprende a comer, basándose en su propia sabiduría interior, puede alcanzar un mayor nivel de satisfacción. Estos nutrientes naturales enriquecen nuestro interior y si los utilizas podrás liberarte de falsas nociones sobre el alimento, de la misma manera que ocurrió conmigo.

¡Alimentarse saludablemente es una posibilidad presente para todos!

 


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