” La libertad no es nada más que una oportunidad para ser mejor” – Albert Camus
Hola a todos, chicas y chicos de Mentalidad Fitness. Aquí nos encontramos una semana más para compartir con vosotros nuevo contenido de vuestra web de Fitness, Salud y Desarrollo personal.
Si os gusta, no olvidéis suscribiros para estar al tanto de las novedades, así como dar un me gusta en Facebook o compartir el contenido en RRSS. Es siempre de agradecer vuestro gesto.
Sin más dilación, continuamos con la II parte de Alimentación saludable y comida sana para niños.
Si te perdiste la primera parte, es importante leerla para no perder detalle de la que tienes aquí. Así, puedes clickear aquí y te abrirá una pestaña nueva para que no pierdas ambas.
Todo está en el equilibrio.
Debemos tener especial cuidado. Y más con nuestros menores. El equilibrio es un concepto indeterminado. Nos dice la RAE, entre otros conceptos que, el equilibrio es: Ecuanimidad, mesura y sensatez en los actos y juicios.
El problema que, en mi opinión yo encuentro con respecto al equilibrio es:
el punto de partida.
si enfatizamos en la moderación, estamos -generalmente- partiendo de un consumo elevado de productos procesados no saludables.
El equilibrio, en nuestra sociedad tiende a la moderación. A la moderación de aquellos alimentos que no son saludables. Y no son saludables para nuestros niños.
Por tanto, si enfatizamos en la moderación, estamos -generalmente- partiendo de un consumo elevado de productos procesados no saludables; de un déficit de comida sana. Por tanto, el camino que recorrer hasta un equilibrio de fuerzas, un punto neutro, es mucho mayor que cuando, desde un inicio, tenemos un consumo relativamente alto de comida saludable.
Y aquí es, cuando la relatividad y la subjetividad toman asiento: “comparado a como comía antes, ahora como mucho mejor“. Y, quizás, no le falta razón. Pero,
¿Nos conformamos con ello?
Si un día no pasa nada, ¿Cuántos días son “un día”?
Todos ellos tienen un punto de equilibrio común. Cuando forman parte del día a día. El un día, más otro un día. Y así, sucesivamente.
Y es que, la comida sana es la que nos hace saludables. La comida basura, los ultraprocesados nos hacen enfermar. Nos convierten en esto:
Quiero, antes de nada, mostrar mi respeto a las personas que se hallan en tales condiciones. Y les animo a salir de ello. A armarse de fuerza, voluntad y actitud. A ver y valorar el problema, y a ponerle solución. Sí se puede. ¿A qué esperas?
No nos olvidemos, no es nuestro equilibrio estar gordos. No lo tomemos como un insulto, tomémoslo como una condición física. Como un estado. El estar gordo es un problema y, a su vez, una consecuencia: de una estilo de vida no saludable y de una alimentación no sana.
Nuestros niños son gordos, no porque genéticamente han nacido así. No porque les toque ser gordos. Son gordos porque comen mal, y se mueven poco. Nuestros niños no conocen la comida saludable.
Ahí está el equilibrio. Ese punto -mínimo, diría yo-, con una buena cantidad de actividad debemos partir. El secreto de una alimentación saludable no esconde nada. No hay más ciego que aquel que no quiere ver.
Las grasas son las culpables, ¿No?
Por mucho tiempo, las grasas fueron chivo espiatorio en la nutrición. Ancel Keys, con su estudio de los 7 países trató de apoyar una teoría que sembraría el miedo a las grasas por una mera cuestión matemática. Pero, nuestro cuerpo es más que una simple calculadora, ¿No creéis?
Hemos evolucionado. Nos hemos vuelto algo más aprensivos. Más carbofóbicos: miedosos a los carbohidratos -ya que por la noche, no podemos comerlos, y tonterías varias-.
Ahora las grasas no son tan malas, o no todas. Parece que, si son vegetales -como vienen de la naturaleza-, son saludables. Como la margarina de maíz. Bueno, el maíz puede ser saludable o no, depende de qué hacemos con él.
Y esa parece ser la premisa de muchos productos, entre ellos los destinados a nuestros menores. Podría poner el ejemplo de Krissia: poner palitos de surimi a tu ensalada es lo mejor para completar tu ensalada. O, quizás podría ser el propio maíz, tomates cherry, pechuga de pollo a la plancha, aguacate, nueces, pasas, granada, mango, manzana.
La etiqueta, siempre la etiqueta.
Para que os hagáis una idea, aquí os dejo la etiqueta de estos palitos de surimi y los de pescanova. Más de lo mismo. Simplemente para que sepáis cuánto de cada barrita es pescado -cuán saludable- es.
Comida sana para niños. Anuncios saludables: el Bollycao Zero.
Sin duda, este producto es uno de los que más me ha llamado la atención, últimamente.
Os pongo en situación. Yo era un niño gordo. Yo comí muchos Bollycao’s desde que tenía 7 ú 8 años. Todos venían con sus estampitas, cromos, juguetes, regalos en definitiva. Era el gancho.
Era una merienda, o un desayuno fácil, rápido, con chocolate, y rico en hierro.
Maldita sea su estampa. O su estampita.
Hierro, a mordiscos.
Bueno, decir que el 50% de la cantidad diaria de hierro recomendada está en un Bollycao no debería ser excusa para comernos 2 unidades cada día. Hierro y cacao.
No. No es hierro y cacao. Es cuando tenemos que aprender a discernir lo que es en la publicidad -tan basura como su producto- lo que se vende y lo que realmente es. Y con su leyenda debajo: “desayuna todos los días“. No te saltes tu Bollycao del desayuno, y el otro, para la merienda.
Y, claro. Es Zero azúcares.
Lo que vengo a decir es: si le das ese Bollycao, Zero o no a tu hijo, a tu sobrino, o a tu nieto, hazlo con la conciencia y hazle saber que eso no es saludable. Que no es el 50 % de hierro, que no es el cacao.
Y, recuerda: Zero azúcares añadidos no significa salud. Es una lacra menos, pero no la última. En Mentalidad Fitness ya hablamos de los Edulcorantes y su efecto en la salud. Si quieres saber más sobre ello, pincha aquí para acceder a la primera parte.
Esto ha sido todo por hoy. Os esperamos en siguientes artículos y en la siguiente entrega de Alimentación saludable y comida sana: Capítulo III: ¿Qué es comer mejor?
Saludos para España y Latinoamérica.
- Share on Facebook.
- Share on Google+
- Share on LinkedIn