Revista Coaching

Alimentar la iniciativa

Por Interesproductivo @RoberttiGamarra
La iniciativa es una inercia que se aprende de la necesidad de innovar. Tomar la iniciativa en un terreno tan explorado ya, como es el mundo de las empresas, es ponerse a la vanguardia de las nuevas perspectivas. Alguien me dijo una vez que no era necesario estar siempre en la búsqueda de cosas nuevas, sino aprovecharse de las ya existentes y emplear todo el esfuerzo en mejorarlas, en alimentar la iniciativa que ya tiene un recorrido. Por eso, antes de empezar a analizar las áreas dónde mejor podríamos evolucionar, quizá debamos responder a las siguientes preguntas:
Alimentar la iniciativa1. De todo lo aprendido, ¿no es posible sacar nada?
Si respondemos positivamente, nos habremos dado cuenta de que la oportunidad está en mirarnos a nosotros mismos. Luego miraremos al entorno, al mercado, a las ofertas, etc. Porque será sobre la base de lo que conocemos sobre la que nos pongamos a trabajar.
2. Si hemos aprendido o vivido tanto, ¿por qué dejarlo morir?
En este punto estamos tratando de eludir la pasividad, ese momento de incertidumbre que suele sembrar de dudas sobre la capacidad de las personas. Cuanto más dudemos peor armados estaremos para la batalla.
3. Con tanto caudal informativo adquirido, ¿por qué la pasividad?
Ahora llega el momento de ponerse en acción, de ponerse a trabajar para estructurar aquella idea o producto que queremos colocar en el mercado. Sólo si estamos libres de cualquier duda podremos sacar lo mejor de nosotros mismos, porque estaremos actuando en total libertad, sin ataduras ni compromisos adquiridos con anterioridad que nos exponga a pagar cuentas que no tienen nada que ver con lo que pretendemos llevar a cabo.

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Quizá el mayor problema de la sociedad actual sea la paciencia. En incontables ocasiones ponemos de manifiesto nuestra capacidad para mantenernos pacientes ante las cosas, ante los cambios, incluso ante las más flagrantes injusticias. Mientras para unas cosas somos sumamente impacientes, para las acciones vitales nos mantenemos en estado de pasividad casi enfermizo. No hay que buscar mucho para encontrarse a personas que están esperando pacientemente que otros tomen las decisiones por ellas, o que otros decidan darle la oportunidad en forma de migaja y pueda vivir en paz. Ese estado se debe a que muchos no son conscientes de lo doloroso que resulta en el campo de la creación estar supeditado a otros.
Para una persona creativa, inquieta, innovadores es muy complicado resistirse a la espera de una opinión de terceros, o de la oportunidad o decisión que debe llegar. Muchas veces al alargarse tanto la espera no se consigue disfrutar del resultado favorable. Entregar nuestro tiempo a una paciencia improductiva es renunciar a los posibles logros personales.
Siempre es mejor ponerse en acción y no conseguir los objetivos previstos, que quedarse a esperar y no arriesgar nada, sólo para mantener lo que ya se tiene. Esta sociedad, al menos la sociedad honesta e íntegra, está estructurada sobre personas valientes que en algún momento han decidido romper la pasividad para buscar sus propios caminos.
imagen: @morguefile

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