Revista Salud y Bienestar

Alimentos en mal estado

Por Salva Colecha @salcofa

Screenshot_2014-03-11-20-29-10

Desde el descansillo de la escalera se oía a la del quinto vociferando a su hijo (un niño deesos bajitos, cabezones, modelo dibujos animados) ” ¡Niñooo, cometelooo que está buenooo!” Que si está verde no pasa “ná” que lo dijo el “menistro” el otro día y esa gente sabe mucho de “too”.  Y allí estaba el pequeño engullendo un yogurt marcaYoplait”. ¡Os juro que todavía era de esa marca!. Debió de sobrar de aquella tarde en que la madre merendó viendo “Los Goonies”, el día de su estreno.

blancas

Pues resulta que la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu) publicó el lunes los resultados de una encuesta a 750 familias sobre los cambios en las cosas que compramos y consumimos con nuestra carterita, para mayor gloria de las marcas blancas. En ella se evalúa si creemos que no nos va a pasar nada por comer ese pastelito pasado de fecha que ha “aparecido” por la despensa. Algo que según la confederación puede ser “muy peligroso” ( y si no que lo pregunten en urgencias). Pues bien, según este estudio a uno de cada tres nos gusta vivir peligrosamente y comemos alimentos caducados, “ si no han pasado muchos días” (aunque eso del tiempo es relativo. No hace falta ser Einstein para saber que Napoleón hace tiempo que pasó y para otros fue “el otro día”. Pues eso, relativo).

Screenshot_2014-03-11-20-28-19

El 92 % de nosotros consultamos (poniéndonos gafas y usando una lupa para excrutar la bolsita de las narices) la fecha marcada y más sabios que nadie, metemos el brazo hasta las orejas para sacar de las entrañas del estante del super el bote del final, ese que siempre “caduca más tarde” pero que lo ponen detrás para que nos llevemos los que caducan antes (que son muy listos los del super). Eso sí, está visto que no distinguimos entre fecha de caducidad y de consumo preferente, ya que uno de cada tres consumidores se zampa productos caducados porque no sabemos que “fecha de caducidad” (tíralo, incauto) es algo distinto a la de consumo preferente ( “buenooo, cómelo si ha pasado un poco pero no está tan rico”). Parece ser que no sabemos que si una cosa está caducada es que ya no es segura, vamos que nos podemos poner como un Gremlin malo.

Existe un 11% de nosotros que comprarían víveres rancios si los venden más baratos. Esto nos demuestra un serio problema latente en todo esto, el de los precios imposibles y el desastroso poder adquisitivo al que nos hemos visto reducidos. El no tener un duro y que las cosas estén carísimas ha hecho que los mortales que andamos por la calle (Amancio y Emilio, vosotros no) llenemos el carrito con lo que podemos. Hoy en día, en muchos casos, hasta el “Hacendado” puede parecer de un glamour extremo y ni soñamos ya con las marcas “consolidadas”, con el consecuente holocausto de las empresas de toda la vida y el golpe al empleo que supone (menuda rueda, ¿verdad?).

Screenshot_2014-03-11-20-30-05

El caso es que andamos por casa al borde de instaurar las cartillas de racionamiento y, lo que es ya un hecho lamentable, no pudiendo dar desayunos a la prole como es debido. Drama que parece no afectar a nuestros ministros, ni el de Agricultura (descendiente directo de Lucrecia Borja, supongo) con su apología del envenenamiento, ni a los de los dineros, que deberían partirse el espinazo para que, por lo menos, podamos comprar comida decente y no andemos comiendo cosas que nos puedan transformar en mutantes.


Volver a la Portada de Logo Paperblog