Revista Salud y Bienestar

Alimentos funcionales

Por Sramosa @sramosa

alimentos funcionales

La importancia de una buena alimentación es fundamental para gozar de una buena salud. La nutricionista Marlhyn Valero explica en este artículo las características de los alimentos funcionales.

El origen de los hábitos alimentarios del ser humano no es arbitrario, sino el fruto de circunstancias que han ido marcando su evolución histórica. La supervivencia de las especies ha estado siempre ligada al medio geográfico y social y, la adaptación de las mismas ha permitido su desarrollo e integración. (1)

Es así como a lo largo de la historia, se han creado las preferencias y necesidades alimentarias, dando origen a gran variedad de productos y preparaciones. Hasta llegar actualmente a los alimentos funcionales.

¿Qué son los alimentos funcionales?

Los alimentos funcionales tiene sus orígenes en Japón en la década de los 80’s. El término de “alimentos funcionales” es solamente una interpretación dentro de la industria y su medio. El término general para los alimentos con propiedades de salud, en japonés Kenko-shokuhin o “alimentos saludables”, cubre un área completa de los alimentos nutricionalmente beneficiosos. (2)

Considera a los alimentos funcionales, incluyendo los productos con denominación FOSHU, los alimentos con fines medicinales, los alimentos con nutrientes con los cuales se pueden usar mensajes saludables aprobados por el gobierno, e incluso suplementos para regímenes dietéticos especiales, todos ellos dentro del concepto de los Kenko-shokuhin. (2)

Los FOSHU son aquellos alimentos que contienen ingredientes con funciones específicas para la salud y cuyo mensaje o alegación saludable ha sido aprobada acerca de sus efectos fisiológicos en el cuerpo humano.

Un alimento FOSHU es considerado como tal en el sentido de que, como alimento, debe consumirse para la manutención y/o promoción de la salud, o de uso específico por personas que desean controlar su salud, incluyendo patologías como las enfermedades gastrointestinales, la hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes 2, entre otros. (2)

Actualmente en Europa, el Internacional Life Science Institute (ILSI) establece, que un alimento puede considerarse funcional si se ha demostrado de manera satisfactoria que posee un efecto sobre una o varias funciones específicas del organismo, más allá de los efectos nutricionales habituales, siendo esto relevante para la mejoría de la salud y el bienestar y/o la reducción del riesgo de enfermar. (3)

Es importante destacar que los alimentos funcionales han de seguir siendo un alimento, por lo que no se consideran en forma de píldoras, cápsulas, polvos, etc.

Además hay que tener en cuenta que los alimentos funcionales deben demostrar sus resultados en cantidades que puedan ser consumidas en la dieta, por lo que tendrían que formar parte de un patrón normal de alimentación. (3)

Se debe tener en cuenta que la gama de alimentos funcionales es muy amplia, y no siempre pueden ser considerados como nuevos alimentos (Novel foods). Pueden ser alimentos funcionales: los alimentos naturales no modificados (frutas, verduras, aceite de oliva, entre otros), alimentos enriquecidos, las margarinas con fitosteroles y/o vitaminas, productos lácteos con probióticos, alimentos con fibras prebióticas, hasta llegar a los simbióticos que tendrían en su composición (prebiótico y probiótico), bebidas lácteas comercializadas en la actualidad y las leches infantiles.

Bibliografía
1. Calvo Bruzos, Coral (2011): “Epílogo”. En Benito, Pedro J.: Nutrición, salud y alimentos funcionales. Madrid: Publicaciones UNED, 15-17.

2. Duran C., Rodrigo; Valenzuela B., Alfonso (2010): La experiencia japonesa con los alimentos foshu ¿los verdaderos alimentos funcionales?, Revista Chilena de Nutrición, vol. 10, nº 2.


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