El motivo es que el cambio en el olor y el gusto de la leche puede provocar el rechazo de la misma por parte del bebé. Entre los alimentos desterrados por su gusto marcado se incluían cebollas, ajos, verduras de la familia de las coles (col, berza o repollo, coliflor o pella, brócoli y coles de Bruselas), condimentos fuertes (pimienta, pimentón...), espárragos, rábanos o alcachofas.
A la vista de estos conocimientos, el consejo debe ir encaminado a observar al bebé, y no tanto a excluir por norma estos alimentos. Por su conducta, por sus gestos o por cómo se comporta su cuerpo (consistencia y frecuencia de las heces), se puede saber si algún alimento le resulta más incómodo de sabor o más difícil de digerir. Será entonces, cuando se haya comprobado la reacción del bebé, cuando se evite algún alimento, si fuera preciso, o se consuma distanciado de la hora de la toma.
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