El cuidado de la piel es fundamental, y todos ponemos bastantes recursos el ello, pero el efecto que se consigue nutriendo el organismo adecuadamente puede hacer ser más potente (en algunos casos) que el uso de algunas cremas. De hecho, lo adecuado es complementar alimentación y unos buenos productos para el cuidado de la piel con objeto de obtener los mejores resultados. Algunos alimentos en particular contienen nutrientes específicos que contribuyen a proteger nuestra piel desde el interior (la base de la nutricosmética), lo cual proporciona un efecto añadido a cualquier tratamiento cosmético que aplicamos sobre ella. Estos son los elegidos: Zanahorias y calabaza: Contienen beta-caroteno, la molécula que les da su típico color naranja. El beta-caroteno es precursor de la vitamina A, conocida por su poderoso efecto antioxidante. Además, facilita la curación de la piel y protege frente al efecto dañino del sol. (Eso no quiere decir que no nos pongamos un buen protector solar). Brócoli, coles de Bruselas y crucíferas en general: Tienen la ventaja de que puede consumirse de diferentes formas y son ricos en antioxidantes, particularmente en vitaminas C y E. La vitamina C estimula la producción de colágeno que ayuda a mantener la piel firme y elástica, mientras que la vitamina E protege las membranas celulares del efecto de los rayos ultravioletas. Frutas tropicales: La piña, la guayaba, la papaya o el mango son frutas ricas en vitamina C. Además, las dos últimas frutas también contienen beta-caroteno. Son ideales para ser bebidas en forma de zumo fresco en verano, aunque pierden menos propiedades si se comen troceadas. Cereales integrales: Contienen otro antioxidante fundamental para la piel: el selenio, un oligoelemento que preserva su elasticidad y le proporciona una barrera protectora frente al efecto de los rayos UV. Además, también mantiene en buena forma el cabello y las uñas. Los cereales integrales pueden consumirse en forma de pan, pasta o arroz integral. Pescado azul : También se denomina 'pescado graso', porque su contenido en grasa puede alcanzar el 10%, mientras que el del pescado blanco se queda en el 2% aproximadamente. A pesar de la mala prensa que les confiere el mercurio que contienen, el atún y el pez espada, así como la sardina o las anchoas, son excelentes fuentes de ácidos omega-3, que no sólo tienen un efecto positivo sobre la salud cardiovascular, sino que son ricos en vitaminas A, D y E, y retienen agua y nutrientes en la piel, con lo que esta puede lucir más lozana. A la hora de cocinar es mejor optar por preparaciones culinarias ligeras, como la plancha o la 'papillote'. Fuente: Natural News