ALIMENTOS TRANSGÉNICOS, MODIFICADOS GENÉTICAMENTE
No es la primera vez que hablo de lo importante que es leer las etiquetas de los productos alimenticios que compramos para saber realmente qué aditivos y nutrientes contienen. Si lo haces habitualmente, puede que hayas observado en alguna etiqueta el texto “modificado genéticamente” o “producido a partir de -nombre del ingrediente- modificado genéticamente”, ya que la normativa europea del etiquetado obliga a que esta información conste en el envase del producto. Los alimentos que llevan estos textos o las siglas OMG en su etiqueta, son alimentos transgénicos.
Transcribo la definición de la palabra transgénico de Greenpeace: “Un transgénico (Organismo Modificado Genéticamente, OMG) es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes.”
¿Qué marcas comercializan alimentos transgénicos?
Pese al requisito legal de indicar en la etiqueta la presencia de transgénicos, esta legislación no se cumple en el 100% de los casos.
Greenpeace ha realizado análisis en alimentos en cuyo etiquetado nada se indicaba al respeto y que sí presentaban modificación genética y ha publicado la 5ª edición de Guía roja y verde de alimentos transgénicos, que puedes descargarte haciendo clic sobre la imagen.
Esta guía, actualizada en enero de este año, “recoge dos listas de marcas, productos y fabricantes situados en rojo o en verde en función de su política en materia de transgénicos” y está basada fundamentalmente en alimentos que contienen algunas variedades de maíz y de soja, los cultivos transgénicos utilizados para alimentación humana en la UE.
Puedes consultar qué marcas, incluidas las marcas blancas de grandes supermercados, garantizan ausencia de transgénicos en sus productos, que encontrarás según la siguiente clasificación:
• Aceites, grasas y margarinas
• Alimentación infantil
• Alimentación para animales domésticos
• Alimentos preparados y conservas
• Bebidas
• Bollería
• Cereales para desayuno
• Cervezas
• Congelados
• Chocolates y golosinas
• Dietéticos
• Galletas
• Helados
• Pan, harina y pastas
• Patatas fritas y snacks
• Postres, mermeladas y cremas
• Salsas (incluye vinagres)
Argumentos a favor de los alimentos transgénicos
El objeto de modificar alimentos puede ir desde hacer que las cosechas resistan mejor las plagas, los herbicidas o las inclemencias del tiempo hasta -dicen sus defensores-, lograr productos más saludables mejorando su calidad, tanto en su aporte nutricional como en sus características, y con mayor vida comercial.
Se dice que con este tipo de cultivo se pretende abrir una esperanza al tercer mundo donde el hambre y la desnutrición están muy extendidos, ya que se puede producir en más cantidad y se obtienen alimentos más nutritivos: más vitaminas, minerales y proteínas y menos contenido en grasas.
Los transgénicos pueden ser cultivados en terrenos y ambientes extremos donde el cultivo tradicional no es posible debido a heladas, sequías o plagas; ello beneficiaría a las zonas más pobres en las que el cultivo es difícil o imposible logrando, además, mejor calidad de los alimentos. Y ya no sería necesario talar zonas verdes para cultivar en ellas ya que el espacio de cultivo se vería ampliado gracias a estas técnicas.
Otro motivo que se da a su favor es que tanto plantas como animales aumentarían sus resistencias, a plagas e insecticidas las primeras, y al frío o las enfermedades, los segundos. Ello supondría un beneficio considerable para agricultores y ganaderos.
Ante el ataque que han sufrido este tipo de alimentos con relación a la seguridad para el consumidor, argumentan que los alimentos transgénicos están constantemente sometidos a controles y análisis rigurosos y exhaustivos, controles que muchas veces son superiores a los que se realizan con los alimentos tradicionales.
Argumentos en contra de los alimentos transgénicos
Por otro lado, algunas de las razones que esgrimen sus detractores para que los consumidores no compremos ni consumamos alimentos genéticamente modificados están relacionadas fundamentalmente con la salud y la biodiversidad.
1. Se desconocen las consecuencias y efectos sobre nuestra salud a medio y largo plazo.
2. Su ingestión puede provocar la resistencia de bacterias orgánicas a algunos antibióticos útiles para los humanos.
3. Su consumo puede dar lugar a nuevas alergias, a la aparición de nuevos tóxicos y a la pérdida de eficacia de ciertos medicamentos.
4. Pese a la obligación de etiquetar los piensos transgénicos con los que se alimentan a los animales, el consumidor final no sabe si los productos procedentes de dichos animales (lácteos, huevos o carne) proceden de este tipo de pienso o no ya que no existe obligación de etiquetar estos productos finales.
5. Mayor toxicidad y contaminación en la agricultura, ya que estos cultivos contaminan el resto a través del polen, del viento o de insectos. Ello supone una amenaza para la agricultura ecológica.
6. Puede provocar la desaparición de organismos como los insectos encargados de llevar a cabo la polinización, necesaria para el mantenimiento de muchas especies cuya supervivencia también se vería en peligro.
7. Los transgénicos son organismos vivos que se reproducen en el ambiente, fuera de control de sus creadores.
8. El hecho de que animales y plantas desarrollen resistencias a enfermedades o plagas, hace que éstas últimas se fortalezcan, lo que puede convertirse en un peligro para los demás seres vivos.
Cómo puedes ver, la polémica está servida. Y tú, ¿de qué lado te pones? ¿Confías en la seguridad de los alimentos transgénicos o haces lo posible para que no formen parte de tu alimentación?
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