Hoy ha sido un día estupendo porque dentro de un circuito ya totalmente controlado, he tenido la posibilidad de descubrir. Esto sin duda es lo que más me gusta en cualquier viaje, asi me siento turista y viajera además de guía.
La visita fue a Alkmaar, un pueblecito precioso a una hora de Amsterdam, en el que durante el verano todos los viernes realizan la venta del queso como se hacía antaño. La vestimenta de los vendedores, sus pesas tan peculiares que utilizan y sus quesos expuestos en plena plaza o transportados en barca, añaden un componen exótico e histórico a una ciudad ya de por sí preciosa.
Edificios elegantes, canales bonitos, mucho ambiente y una buena guía enseñándonos el lugar, fueron los ingredientes necesarios para una interesante visita, que por primera vez realizaba como opcional.
Pero además se añadió el punto culminante con la artesanía que encontré en uno de sus mercadillos: Se trata de una pequeña figura de cerámica representando a los distintos tipos de familia que pueden existir: pareja con un hijo, madre con una hija, familia de 6 miembros, etc y todo ello al módico precio de 9 €.
Otra versión interesante de esto mismo lo encontré hace unos meses en otro mercado de artesanía en Barcelona