¿Cómo empezar cuando lo único que te queda son las ruinas?
Metafóricamente el cigarro que llevo en la mano es el único que calada tras calada, me da un atisbo de vida.
Que rápido se esfuma,
para convertirse en un halo progresivo de tristeza continuada, que se libera para matar un poco más el alma.
Alma, que derruida está por un personaje que nunca debería haber dejado entrar.
Un alma, que tristemente se ha quedado vacía y atrapada entre tantos miedos y la cruda desesperación que le ha comportado la vida.
Esos restos de alma, intentan día tras día no consumirse como si de un pobre perro maltratado se tratase, que ya no puede más, ¿qué no lo veis?
Y es que me grita que ya no puede más , mientras el cigarro se consume más y más, así como la vida a misma.
Entonces, en ese grito de auxilio, mil pensamientos aparecen por mi sosegada mente. Destrozandome poco a poco, creando una vorágine de lágrimas, haciendo así que el parpado pese más de lo normal y se enfunda en un mar de lágrimas. Representando miles de recuerdos que me gritan, que mi corazón no está limpio ni llegará a estarlo nunca más.
Porque me he prometido inhalar más humo que amores.
Al fin y al cabo la muerte es previsible,
Y que queréis que os diga,
prefiero mil veces la calada
a la puñalada.