“Carta de una palabra desesperada“.
Apreciados amigos,
Agradezco que me permitáis expresar mi indignación a través de estas letras. Por lo menos, lo hago en campo amigo… Total, soy una palabra… Y, de las feas. No tengo una i latina precediéndome y dotándome de prestancia tecnológica . No enternezco. No gusto. No se fían de mí.
Lo que más me indigna de esta situación ( y es por eso que me he atrevido a escribir esta carta con otras palabras solidarias) es que yo, como palabra era …preciosa. Y lo digo en pasado porque me debo remontar a dos mil años atrás para recordar aquellos tiempos en los que mi esencia ,esa que llaman semántica lingüística, era de una belleza sencilla.
Ingenua, sin malicia, sin doblez…
Cándida.
Siento una pena inmensa…Supongo que será nostalgia por lo que fui. ¿Sabéis que estoy emparentada , en línea directa , con la palabra “candor”? . Con eso, lo digo todo.
Antes era “candidus” : la representación de lo blanco ,de lo puro, de lo sincero . Pero… Llegaron los tribunos. Con su inclinación a convencer , a vender, a seducir… Y para eso, aunque fueran negros por dentro, cuando se postulaban, se colocaban la toga cándida. Iban vestidos de blanco con el único fin de parecer limpios.
Ese fue el principio del fin.
De “candidus” a “candidatus” ,que se quedó en persona vestida de blanco, hasta el hoy.
Ahora, soy “candidato”: El que se postula para ser elegido. Y, mira, mira, cuando aparezco en un contexto político, me vuelvo una palabra horrorosa. Ya no soy ni blanca…
He tenido una conversación muy seria con el verbo “postular” ( que también se siente feo, por cierto) y nos vamos a inscribir en un grupo de terapia de palabras marginadas ( están inscritas: político, diputado, parlamentario y senador… ). ¡A ver si todos juntos, conseguimos superar esta depresión !
De mi candidez inicial, ya no queda nada. Un poco en candelabro y en candente pero… de lo que yo era a lo que soy…
Cuando me veáis impresa en un programa político y os cree rechazo, recordar que soy una palabra que provengo de “cándida” y que yo no quería llegar hasta aquí pero … la maldita Lingüística Histórica ha hecho que ,hoy, sea lo que soy.
No me lo tengáis en cuenta.
Siempre vuestra ,
Candidato
Una palabra desesperada.
De Wikipedia : Cuando los tribunos de la antigua Roma emprendían sus campañas políticas, siempre iban vestidos con una toga blanca (la toga candida), con el fin de causar una buena impresión entre sus electores. La palabra latina candidatus, que significa persona vestida de blanco, llegó a convertirse en sinónimo de toda aquella persona que busca alguna dignidad, honor o cargo.
Este texto lo he presentado en la Semana 2 del Taller de Escritura Colaborativa en Ciberlalia. El tema propuesto es : El candidato.
Me ha motivado ( e inspirado)mucho pensar en “Los Candidatos” que tenemos para las elecciones generales del 20-N y “las almas cándidas” en las que nos hemos convertido los votantes que debemos elegir entre candidatos nada cándidos que, además, los suspendemos (a todos!) como políticos en las encuestas de opinión… O sea, vamos a elegir entre los peores de la clase….Así nos va…¿Somos o no somos cándidos?
Mi propuesta, ya que el ridículo lo hacemos todos o ninguno, es que los candidatos a las elecciones generales del 20-N se vistan con las togas cándidas que llevaban los tribunos romanos. Nnuestro sistema electoral ( cerrado, pesado e inamovible) no nos permite ninguna alegría y nos tiene vetados ( esa es la única palabra que se me ocurre cuando pienso en las listas cerradas de candidatos) . Por compensación ( aunque sea mínima ) no estaría mal verlos circular con la togita blanca y las sandalias romanas durante toda la campaña cándida.
Dejo las instrucciones de cómo hacerlo para que no haya excusa posible. ; – )