Nuevos aportes y aportes, ahora de LightbulbSun sobre el disco creo que no hay mucho para agregar... Almentra, El Flaco, del Guercio, Rodolfo García y un disco histórico de nuestro rock argento. Lo habían pedido hace rato, aquí lo tienen nuevamente activo. el regreso de Almendra en diciembre de 1979 fue el hito que despertó al rock argentino de la modorra, en medio de uno de sus peores momentos, como resultado de la censura y la represión de la última Dictadura cívico-militar. Además, estos shows cerraron una etapa negra, que había comenzado en 1977, marcada por la baja concurrencia a los espectáculos de rock, luego de las multitudinarias despedidas de Invisible y Crucis en el Luna Park, a fines de 1976 y principio del 77, respectivamente. Como dijo Emilio Del Guercio, años más tarde: "Las cosas estaban tan mal entonces que necesitábamos recordarle a la gente que habíamos estado mejor y que Almendra había sido parte de ese momento".
Artista: AlmendraÁlbum: El Valle Interior
Año: 1980
Género: Jazz Rock
Duración: 36:56
Nacionalidad: Argentina
El Valle Interior, clásico de comienzos de los ochenta, grabado en 1979 en Los Angeles, USA. A finales de 1980 fué presentado en Obras los días 7 y 8 de diciembre como prólogo a una gran gira nacional. La última presentación fue en el Festival de La Falda, el 15 de febrero de 1981.
El Valle Interior es el tercer y último álbum de estudio de la banda de rock argentina Almendra y el décimo tercero con participación decisiva de Luis Alberto Spinetta. Fue grabado en Hollywood, California, Estados Unidos, en noviembre de 1980 y lanzado en el mes de diciembre de ese mismo año. La presentación del disco se realizó en el Estadio Obras Sanitarias, los días 5 y 6 de diciembre de 1980, dichas funciones repletas de espectadores. El disco estuvo descatalogado desde 1995 siendo reeditado nuevamente en 2018.Wikipedia
“El regreso del grupo fue algo que se venía barajando desde 1977”, le contó Luis Alberto Spinetta al periodista Eduardo Berti en el libro Spinetta: Crónicas e iluminaciones. Sin dudas, las ganas de tocar juntos estaban intactas y se manifestaban cada vez que Edelmiro Molinari volvía al país, desde su casa en Los Angeles, a visitar a su madre, lo que propiciaba que el cuarteto se juntara a charlar como viejos amigos, e incluso zapar, luego de algún asado compartido. Hasta que por fin, a mediados de 1979, Spinetta -impulsado por su representante, Alberto Ohanian- puso en marcha el retorno, convocando a sus ex compañeros.
Los muchachos se dieron manija muy rápido, entusiasmados con la idea de realizar unos shows cuya organización estuviera a la altura de la circunstancias. Y así fue… Nada menos que 31 mil personas concurrieron a verlos en sus tres conciertos en Obras, en donde tocaron el 7, 8 y 9 de diciembre del 79. El 23 de ese mismo mes Almendra tocó en el Club Andes Talleres de Mendoza; y el 29 de diciembre y el 6 de enero ofrecen dos recitales en el Lawn Tenis Club de Buenos Aires, un escenario en donde nunca se había realizado un espectáculo musical. El 4 de enero habían tocado en La Plata, el 12 tocarían en Punta del Este; para cerrar la gira en estadio mundialista de Mar del Plata, el 18 de enero de 1980.
Más tarde, en 1980, se editarían dos discos grabados en los conciertos en Obras (Almendra en Obras), con el magnífico show completo, incluyendo un par de nuevos temas estrenados para la ocasión: “Cambiándome el futuro”, “Vamos a ajustar las cuentas al cielo”, “Jaguar herido” (casi una metáfora sobre la Dictadura) e “Hilando fino”.
Tras diez años de la disolución de Almendra, Luis Alberto Spinetta hace realidad una fantasía de sus admiradores: la vuelta de su primer grupo. El conjunto regresa bastante transformado. No podemos esperar que después del paso por tantas formaciones y estilos, Spinetta mantenga intacta la esencia de su primera banda.Strauss_14
El valle interior contiene mucha influencia del pop (género que el Flaco haría hasta el hartazgo en los 80) y un toque del jazz que Luis había estado componiendo hace un tiempo. Sin embargo, por más raro que parezca, hay una pequeñísima marca de rock ambiental (!) que se percibe más que nada en Miguelito, mi espíritu ha partido a tiempo, y otro poco en A mi dama. Ese halo formado por una guitarra levitante que une lazos arrojados por la voz, es una característica predominante en este tipo de música. Está bien: el ambient no es el estilo predominante (porque en realidad el pop lo es), pero si juega un papel destacable porque hace la experiencia más variada, rara en su autor, e interesante.
Además, el sonido de este disco suena mucho más maduro que el de Almendra II. Los coros son impecables, las guitarras limpísimas, los bajos precisos y las voces muy afinadas. Pero todo esto es comprensible: la edad aumenta, y junto con ellas la experiencia también. Aunque no quiere decir que el viejo Almendra sea malo (¡Que no se les cruce por la cabeza!), simplemente son experiencias distintas las que ofrecen las diferentes etapas.
Maduro o no, este disco es inferior (cualitativamente hablando) si lo comparamos con sus dos antecesores. Y, sin darle vueltas, esto sólo se debe a que no todos los temas son demasiado buenos. Simple y derecho.
Basta de palabras: vamos a los temas.
El disco comienza con un tono algo dramático con Las cosas para hacer, tema compuesto por Del Guercio. Uno de los ejemplares pop más puros del disco, tiene una melodía excelentísima y un Spinetta dulcísimo y destacablemente afinado. Me gustan las pinceladas que va punteando la guitarra de Edelmiro a lo largo de la canción, delante de la guitarra sobria de Luis.
A mi dama es el primer tema de Spinetta y tiene una melodía exquisita, acaramelada, sensual y romántica que canta una de las letras mas finas, amorosas y poéticas del disco. El solo de guitarra acústica del medio resulta un lindo detalle, dotado con un toque de jazz y de delicadeza.
Miguelito, mi espíritu ha partido a tiempo es excelente. Tiene una guitarra sobria y voladora, parecida a la del primer tema, y una melodía extravagante y llorosa por partes. En una de las mejores actuaciones de Rodolfo García, con sus percusiones y platillazos elegidos con un gusto de paladar negro, las cuerdas de fondo son tal vez el elemento más ambiental del disco, con una guitarra lamiendo punteos suaves. Amo cuando el riff del acompañamiento cambia y transforma la melodía cantada por una voz única, ajustada, afinada y fina de Luis. Reverencias.
Espejada bien podría ser catalogada como una rareza de Almendra. Es una pieza coral con guitarras iguales a la de su número predecesor, que resulta ser un poco aburrida, pero que no llega a ser tan mala como para dejarla entre los lowlights.
Una guitarra nuevamente ambiental abre Cielo fuerte (amor guaraní), el segundo tema compuesto únicamente por Emilio. Continuando la seguidilla de canciones poco destacables que empezó en el track 4, posee una melodía intrascendente, y un acompañamiento que aunque no es feo, no entusiasma. En realidad todo el tema es así: no mueve un pelo.
Compuesta por todo el grupo, El fantasma de la buena suerte tiene una melodía muy simpática y un estribillo entusiasmante. Sin embargo, se alarga demasiado y alcanza a causar aburrimiento. Disfrutable pero poco destacable, tiene un Edelmiro que rellena espacios vacíos improvisando, y ciertos intermedios instrumentales que mucho me recuerdan a Jade.
El disco se despide alegre, dinámico y maravillante con el simpático Buen día, día de sol, un tema más instrumental que otra cosa. La melodía vocal es muy buena, y el riff que se presenta numerosas veces a lo largo de la canción es demasiado entusiasmante y alegre. Amo los intermedios de guitarra con influencias del pop y jazz, y esos aplausos que hacen sentir al oyente como dentro de un recital del grupo (ojalá se pudiera).
Vale destacar la presencia que tiene la voz de Spinetta. Es una de las mejores etapas en la historia de su canto, sin dudas. Además Rodolfo García demuestra que además de poder tocar muy bien piezas algo beat y otras mas rockeras, puede hacer pop sencillo y jazz instrumental magistralmente. Edelmiro da a conocer su gran capacidad de adaptación de estilos (fíjense lo que hacía en Almendra: sus temas eran los más hard rock), pasando de un guitarreo a lo Hendrix en los dos primeros lanzamientos del grupo a puntear tranquila y sobriamente.
Después de la primera serie de conciertos, y de un impasse obligado en el cual Spinetta grabó Alma de diamante, el primer disco de Spinetta Jade, surge firmemente el proyecto de grabar un álbum que mostrara como podía sonar Almendra en 1980. Esta producción sería realizada en los Estados Unidos, en los estudios Conway de Los Angeles, entre el 15 y el 24 de noviembre. Por supuesto, el álbum generó mucha expectativa en el público y la prensa especializada, quienes se sintieron algo defraudados con el contenido del disco, que fue bastante criticado. Sin embargo, con el inevitable paso del tiempo –que suele poner las cosas en su lugar- hoy es posible admirar en retrospectiva el valor imperecedero de esta producción, que traía muy lindas canciones y letras muy inspiradas. Por supuesto, el dibujo de tapa, realizado por Eduardo Santellán, estaba inspirado en el título del disco, sugerido por Emilio: "Quise poner en la tapa un objeto argentino fácilmente reconocible, como un paquete de (galletitas) Criollitas, y por eso me inspiré en la etiqueta de agua Villavicencio." El valle interior comenzaba con “Las cosas por hacer”, un hermoso tema de Emilio Del Guercio, cuya letra relataba el comienzo de una historia de amor en Buenos Aires. Un bosquejo hecho canción en el que se destacaba el paisaje porteño de las mesas de café, en donde se dan esos encuentros mágicos entre dos personas.“Amidama”, era una bella canción escrita por Spinetta para su esposa Patricia, y dedicada a los "encantos, secretos y certezas" de la relación que los unía. Por su parte, “Miguelito, mi espíritu ha partido a tiempo” estaba basado en la historia real de un nene que había muerto en el hospital en el cual había estado internado Valentino, el tercer hijo del Flaco, poco después de nacer. Un hecho que conmovió profundamente al músico: “Los padres del nene ya sabían que tenía una enfermedad incurable, los médicos le daban solo un par de días de vida y era escalofriante porque todo el hospital hablaba del ´hijo de Spinetta´. Para mí era muy doloroso ver a los padres de ese nene –que no sé si se llamaba de verdad Miguelito- con la amargura ya inscripta en los rostros, ante algo irreversible.”"Espejada" era un tema en el que predominaban los juegos vocales de los integrantes del grupo, cantando a coro, como había ocurrido en "Leves instrucciones", un tema de la primera etapa de Almendra. Luego seguía "Cielo fuerte (Amor guaraní)", otro bello tema de Emilio con una marcada influencia de la música y la estética del litoral, aunque no tuviera nada que ver con el chamamé... Una verdadera delicia. Lo mismo ocurría con "El Fantasma de La Buena Suerte", otro muy lindo tema de Spinetta, detrás del cual se escondía otra anécdota familiar, ya que, según el Flaco, estaba basado en un fantasma que vio su mujer en una quinta que habitaba la pareja con sus hijos, en Castelar. Luis quiso hacer pasar esta supuesta aparición no como un mal presagio sino como la historia de un fantasma que le traía buena suerte. El valle interior cerraba con otro tema de Spinetta: "Buen Día, Día De Sol", cuyo estilo es un claro anticipo de posteriores trabajos de este músico en Spinetta Jade. Luego de la edición este disco, a partir de diciembre de 1980, Almendra realizaría una de las mayores giras por el interior del país en la historia del rock argentino, realizando 34 actuaciones en 32 ciudades, llegando a tocar en lugares remotos en los cuales jamás había tocado ningún otro grupo hasta esa fecha. Finalmente, el último show de Almendra tendría lugar en La Falda, Córdoba, el 15 de febrero de 1981. Pasado este regreso, Spinetta, Molinari, Del Guercio y García continuaron con sus respectivas carreras, desestimando cualquier indicio de lucro comercial vinculado con el asunto de la reunión.De cualquier forma, el impacto emotivo de la reunión del cuarteto repercutió muy fuerte en sus integrantes. Sin embargo, a la hora de recordarlo, Spinetta no estuvo igual de conforme con el resultado artístico: “El regreso de Almendra fue hermoso aunque hubo un inconveniente. Yo no quería que fuera solo algo nostálgico, me preocupaba mucho que se compensara con material nuevo todo el revival del grupo, pero siento que a la gente los temas nuevos le entraron por una oreja y le salieron por la otra.”Con respecto a esto, Rodolfo García dio su punto de vista: “Fue una experiencia muy gratificante. Primero la reunión en Obras, luego el Buenos Aires Lawn Tennis, más la gira por todo el país y la grabación de los discos en vivo. Luego lo de El Valle Interior con los temas nuevos grabados en Los Angeles. Sin embargo, con este disco pasó también lo mismo que con el doble de Almendra de la primera época. No hubo tiempo suficiente de ´rodarlo´ en shows, conciertos, giras etc. No obstante creo que es un gran disco.”Exacto. El valle interior, un gran disco, casi una perla oculta, que vale la pena descubrir y redescubrir…E.A.
Comencé a escribir este artículo a fines de 2011, cuando ni siquiera se rumoreaba sobre la enfermedad de Luis Alberto Spinetta. Al momento de terminarla ya nos encontrábamos a mediados de Marzo de 2012 y me resultó muy difícil acostumbrarme –¿en algún momento podremos hacerlo?– a la falta de “el flaco” entre nosotros.Simón Zarub
Sirva entonces este artículo, como mi humilde homenaje a este gran ser, que tanta vida nos regaló a través de su arte y su música.
No puedo dejar de nombrar también a dos de los integrantes de Almendra que –gracias a Dios– pude conocer a fines de 2011 y que terminaron de confirmar mis deseos de realizar un artículo sobre este disco.
Rodolfo García (con quién me crucé personalmente unos instantes gracias a la mediación de nuestro amigo/colaborador Alejandro Correa; y a quien también realicé una entrevista que fue publicada en este mismo número de la revista)
Y –por intermedio de él– a Emilio del Guercio a quien agradezco profundamente su participación en la realización de este análisis, ya que muy gentilmente accedió a responder, por correo electrónico, las preguntas que le hicimos y cuyas respuestas en más de una vez citaré a lo largo de este texto.
Primer Contacto…
Mi primer contacto con este disco fue curioso.
Alrededor de mis 11 o 12 años (1987 más o menos) cuando comenzaba a descubrir el rock nacional argentino de la mano de Sui Generis, La Máquina de hacer pájaros, León (Gieco), etc. y conociendo solo algunos pocos temas de Spinetta… llegó a mis manos una de esas biografías de Almendra que se conseguían en los quioscos.
Ediciones en papel solo un poco mejor que el usado para imprimir los diarios/periódicos, conteniendo solo alguna foto central en color y el resto en riguroso blanco y negro, escritas vaya uno a saber por quién (aún hoy no lo recuerdo)…
y ahí… en un párrafo se leía algo así como “…Almendra, luego de su regreso en 1980… graban ‘El Valle interior’… un disco que no tuvo repercusión ya que mostraba a cuatro solistas distanciados más que a un grupo…”.
Me quedé con esa apreciación.
No había mucha conciencia crítica en mí a esa edad: si estaba escrito por algún periodista ¿por qué no iba a ser verdad?
Hace menos de dos años, buscando algo nuevo para escuchar en mi reproductor de MP3 en los viajes camino a mi trabajo –soy programador de PC– apareció una carpeta con este disco, los siete archivos comprimidos en formato mp3.
Lo pasé al reproductor y empecé a escucharlo. Realmente me “voló la cabeza”…
recordé ese comentario del ¿periodista? de aquella biografía ante mencionada y pensé “qué discazo me perdí todos estos años…”.
Es, a mi parecer, un disco injustamente olvidado dentro de la discografía de Almendra (y de la de Spinetta también, en contraste a discos como Artud aun siendo “El Valle…” tan obra maestra como aquel).
Un disco de esos que cuando uno quiere armarse un compilado personal (un grandes éxitos) finalmente termina colocando todos los temas: porque todos son impresionantes y no permiten elegir uno por sobre otro.
Hago aquí un comentario (entre paréntesis), que tiene que ver con la forma en que escucho música actualmente y la forma en que escuchaba música en esa temprana edad de los descubrimientos musicales.
Por esos años tenía un pequeño grabador General Electric (con transformador) que mi padre nos había regalado a mis dos hermanos y a mí y ahí se escuchaban los casetes (originales en su mayoría) miles de veces…
Y como no se podían comprar todos los días nuevos casetes, se escuchaban mucho cada uno de los que se tenía (en especial los más nuevos).
Así llegaba a conocer perfectamente cada disco, todos sus temas, sus letras, arreglos, etc. y en cada pasada mi oído descubría algo más…
Creo que con este disco pude volver un poco a vivir la experiencia de esa época… de escuchar pausadamente y “gustando” el disco: como si no existiera otro para escuchar… algo similar a lo que le ocurrió a Sergio Coscia con el álbum blanco de los Beatles.
¿Difusión?
Volviendo al álbum de Almendra que nos ocupa, como decía, no tuvo mucha difusión.
Es más, en Internet misma –que en la actualidad suele ser una especie de arcón de los recuerdos donde se pueden recuperar ediciones viejas, olvidadas, piratas, grabaciones caseras, etc.– hay poco y nada sobre este trabajo discográfico.
Un poco quizás se deba a que en el momento de salir “a la calle” lo hizo justo al mismo tiempo que el primer álbum de Spinetta Jade “Alma de Diamante” y también a que los integrantes de Almendra tampoco se preocuparon mucho por difundirlo:
“No nos ocupamos de hacer demasiada promoción” –confirmaría Emilio Del Guercio, bajista de la banda– quizás porque privilegiaron el juntarse como músicos y amigos, y realizar giras por el interior del país.
Lista de Temas:
1. Las cosas para hacer
2. Amidama
3. Miguelito, mi espíritu ha partido a tiempo
4. Espejada
5. Cielo Fuerte (Amor Guaraní)
6. El fantasma de la buena suerte
7. Buen día, día de sol
Alineación:
- Edelmiro Molinari / Guitarra y coros.
- Emilio del Guercio / Bajo y voz.
- Luis Alberto Spinetta / Guitarra y voz.
- Rodolfo García / Batería, percusión y coros.