La primera vez que se muestra a Julieta está sentada en un banco delante de una pared ocre en la que hay cuatro fisuras, dos horizontales y dos verticales, detrás y a la derecha de su cuerpo queda un espacio, entre las dos verticales, que parecen un paréntesis y que quizás debería ser el lugar que habría de ocupar su figura, pero está vacío, porque ella está fuera, pero con una de las fisuras horizontales detrás de su cabeza.
En el siguiente plano, la cámara se ha acercado y ahora sólo se ven dos grietas, una vertical y otra horizontal, que está justo a la altura de los ojos de Julieta, mientras mira a Beatriz y también directamente hacia el espectador.
Por último, en el siguiente plano, cuando Beatriz se sienta en el banco con Julieta, las mismas grietas anteriores están ahora a la altura de los ojos de la primera, mientras que la vertical está delante del rostro de la protagonista, como si la enmarcara y casi la defendiera de la mirada de Beatriz.
Es notable cómo un elemento casi sin importancia, una grieta, que se considera un error de una construcción y que un arquitecto taparía inmediatamente, puede llegar a convertirse en un elemento que podría ser significativo en el argumento de una película, que conste que quizás no lo sea en ésta y para saberlo había que preguntarle a quién concibió la secuencia. Lo que sí puedo afirmar, porque me lo ha dicho Antxón Gómez, es que las fisuras no estaban allí, sino que las pintaron ellos sobre esa pared.
