Xavi Torres, Silvia Elvira, María Jesús Navarro 'Maje', David Casinos, Juanjo Méndez, Javier Hernández, Almudena Rivera, Alejandro Zarzuela, Teresa Perales, Eva Moral, Gema Hassen-Bey y Richard Oribe.
—Pensé que si yo, siendo periodista deportiva, no tenía ni idea, la gente de a pie sabría menos todavía -cuenta a Cronómetro de Récords Almudena Rivera (Madrid, 1980), periodista de Marca y embajadora de la Liga Día.
Hace nueve años la entrevistada estaba casi a cero en deporte paralímpico, del que ahora es una de las grandes expertas del país. “El jefe nos dijo que el Comité Paralímpico nos invitaba a los Juegos Paralímpicos y creía que podía ser un premio para una de las
personas que habíamos hecho el especial de los Juegos Olímpicos para la web. Quería que lo echáramos a suertes. Por motivos personales y fechas, el resto no pudo acudir, y fui yo. Resultó todo un descubrimiento”. Desde entonces, desde los de Pekín, Almudena Rivera ha encadenado los Juegos Paralímpicos de verano de Londres y Río (donde hizo doblete con los Olímpicos), y de invierno (Vancouver y Sochi). Divisó un “campo por explotar” y la oportunidad para dar a conocer historias sin apenas focos. Algunos de esos relatos conforman Superhéroes de incógnito (Ediciones Cydonia).
—¿Y qué pensaste? —Lo reconozco: en un grupo de personas con discapacidad haciendo deporte. Nada más lejos de la realidad: me encontré a deportistas de élite que se merecían mucho mejor tratamiento que el de aparecer en los medios cada cuatro años y que sus historias se centrasen en la faceta humana… ¿Y la deportiva? La mayoría están en centros de alto rendimiento y se entrenan las mismas horas, o más, que los olímpicos. ¿Qué tienen una discapacidad? Son igual de discapacitados que todos. Para mí la discapacidad es no ser capaz de hacer algo, y yo no puedo realizar muchas cosas que ellos y ellas bordan.
Se siente, y es, una privilegiada. A principios de septiembre viajó a Abu Dabi para recoger el premio a la mejor cobertura mundial en prensa con el que el Comité Paralímpico Internacional reconoció a Marca. Aunque para Almudena Rivera “el mejor premio” son los momentos compartidos con deportistas “a quienes he entrevistado mil veces y siempre me enseñan cosas”. Personas que no paran de regalarle relatos de superación: “Siempre soñé con contar historias como las de los deportistas paralímpicos. Dándoles visibilidad favoreces que la sociedad tenga nuevos referentes y admire a personas luchadoras que se merecen mayor atención”.
A diferencia de algunos personajes que afloran en la fauna periodística, la entrevistada se considera “un mero altavoz que trata de reflejar lo más fielmente posible lo que me cuentan los testimonios”. Lo demuestra con sus textos, sencillos y sin retóricas, que llegan a cualquier público. También a personas ajenas al deporte que se han vuelto “igual de reivindicativos que yo”. Mucha gente ha conocido a los paralímpicos a través de las páginas de Superhéroes de incógnito y ahora siguen sus evoluciones. “Para mí ésa es la mayor recompensa. He puesto una semillita”, confiesa la autora. Siempre quiso ser periodista y se ha sentido cómoda escuchando a los demás y dando forma a sus historias después. Acabó en la información deportiva “por casualidad”: después de ser seleccionada en el Programa Primer Empleo (PPE), de la Asociación de la Prensa de Madrid, aterrizó en Marca, presente en su casa desde pequeña y un vínculo de eternas conversaciones con su abuelo.
Le costó elegir a los protagonistas del libro porque conocía muy buenas historias. “Por cuanto han supuesto para el deporte paralímpico”, Teresa Perales, David Casinos, Gema Hasse-Bey o Xavi Torres eran titulares indiscutibles: “El resto son las historias que más me han tocado el corazón en estos años”. Episodios como el del propio David Casinos, icono del lanzamiento de peso, que cuando se quedó ciego se planteó si alguien le querría. “Eso me llamó muchísimo la atención. Imagínate qué duro. Cuando hablé con Celia, su pareja, y me contó cómo se conocieron y se enamoró de él… ¡Se me pone la carne de gallina recordándolo!”, reconoce la escritora, una periodista de raza que necesita estar un buen rato con el deportista para que le cuente cómo se entrena, sus inquietudes, miedos…
—Una simple zona mixta y tres preguntas… A mí no, Toni… Creo que hay que valer para después escribir tanto sobre fútbol cuando, en realidad, tampoco te ofrecen facilidades. Más bien ninguna. —No te imagino una periodista de ruedas de prensa. —[Se ríe]. No… —Ahí te hundes. —¡Efectivamente! Quizás cuando empiezas… Pero a estas alturas, ruedas de prensa, no. Se me quedan cortas. Yo soy de preguntar.
De preguntar y repreguntar. Sus historias no encajan por casualidad. El párrafo más breve esconde un trabajo infinito. Con la esgrimista Gema Hassen-Bey estuvo siete horas e incluyó varios detalles de la comida; con los hermanos Zarzuela, baloncestistas, tres o cuatro en una cafetería; con Eva Moral, triatleta, otras tantas en su casa con sus padres. “En el fondo, tienes que preguntarles cómo y por qué empezaron a practicar su deporte. El inicio suele ser después de un accidente de tráfico o una enfermedad. Piensas: ‘Si no me conocen de nada, ¿cómo me lo van a querer contar un capítulo de su vida?’. Pero ellos y ellas hablan de la discapacidad con total normalidad”. Almudena Rivera logra el mismo efecto. Cuando tuvo Superhéroes de incógnito en las manos se le puso la piel de gallina y se le hizo “rarísimo” ver su nombre en la portada. De hecho, nunca se había planteado escribir un libro, aunque tampoco dudó en aceptar la propuesta de Ediciones Cydonia ni en sacar tiempo de debajo de las piedras, vacaciones incluidas, para escribirlo. Tres meses tardó en parirlo, porque lo considera como un hijo. Una criatura crecidita: “No partí de cero con ningún testimonio. A la mayoría los había entrevistado desde 2008”.
Parece muy perfeccionista y detallista dentro y fuera del trabajo. Quería que los y las deportistas de Superhéroes de incógnito estuviesen en la primera presentación “para que recibiesen el reconocimiento merecido”. Durante más de un mes buscó un patrocinador para poder organizarla cómo quería, “y no fue fácil”. Les pagó el billete a los y las protagonistas, convocó a las autoridades… “Fue como montar una boda, sinceramente…”, resume.
Varios ejemplares de Superhéoes de incógnito.
Ésa fue la puesta en escena de Superhéroes de incógnito, una cura de humildad, una colección de 15 relatos inspiradores que te emocionan, te hacen reír y llorar. “Eso es un poco la vida”. Un libro de segundas, terceras e infinitas oportunidades: “Son un ejemplo de cómo afrontar los problemas con una sonrisa. Te enseñan que hay que aprovechar la vida al máximo. A veces nos quejamos por cada tontería… No hace falta que vivamos una situación extrema para descubrir qué es lo importante. La mayoría no cambiaría su existencia, ya que, a pesar de haberse quedado ciegos o en silla de ruedas, han experimentado cosas que nunca se habían imaginado”.
Son rebeldes con causa que han luchado contra diagnósticos médicos y previsiones humanas. Y que, claro, han topado con personas tóxicas, como bien sufrió María Jesús Navarro, Maje. De Alfonso Cabello, que nació sin el antebrazo izquierdo, se reían sus compañeros y compañeras de clase porque no se pueda atar los cordones. Sus progenitores le animaron a que aprendiese a hacerlo. ¡Y al día siguiente ya se ataba los cordones más rápido que el resto! “Apuesto por la educación inclusiva. Es muy bueno que todos los niños y niñas estén en la misma clase. Se trata de normalizar la situación, aunque todavía nos queda mucho por avanzar en España”. Se detiene en el caso de la nadadora Teresa Perales, que cuando a alguien la saluda dándole la mano, le dice: “Salvo que tengas un problema de espalda, yo soy más de dar dos besos”.
La normalización también es responsabilidad de los progenitores, muy presentes en la obra. Como el del exnadador Xavi Torres, a quien su padre le lanzaba el reto de acertar si les estaban mirando o no en la calle y girarse para comprobarlo: “Al final, el niño lo ve cómo un juego y no piensa que le están mirando porque no tiene brazos ni piernas. Por gestos así Xavi Torres es cómo es”.
Hace unas semanas Almudena Rivera fue nombrada embajadora de la Liga Día, máxima competición de baloncesto femenino. La Federación Española de Baloncesto (FEB) la escogió por su mirada amplia del deporte y su papel como coordinadora de Marca en femenino, un espacio para las deportistas más conocidas, de las que lo son menos y las mujeres anónimas que hacen deporte “y nos cuentan sus historias”. Su cometido como embajadora es dar visibilidad al baloncesto femenino con reportajes y en las redes sociales.
Almudena Rivera y la Miss Universo Sofía del Prado en el Open Day Liga Día. Foto: FEB.
La cantante Gisela, la exjugadora de baloncesto Amaya Valdemoro, la directora de relaciones externas de Mundo Deportivo Cristina Cubero y la Miss Universo Sofía del Prado son las otras embajadoras de la Liga Día: “Se trata de atraer a diferentes sectores de la sociedad al baloncesto femenino. La presentación de la competición en el Hotel Meliá Castilla, de Madrid fue una pasada, como la de la Liga ACB. Se necesitan más iniciativas así”. El salón de actos se llenó y las protagonistas de todos los equipos del torneo tuvieron la atención que se merecen: “Las jugadoras de baloncesto son deportistas de élite, aunque hasta ahora no se les había tratado como tal. Un acontecimiento de este calibre saldrá en los medios al día siguiente y, por tanto, será más fácil atraer a nuevos patrocinadores. Iberdrola, por ejemplo, tiene un acuerdo con 15 federaciones y realiza una apuesta global por el deporte femenino”.
Le aburren las etiquetas y, cuando puede, las despega. Almudena Rivera habla de deporte en general y huye de las absurdas clasificaciones. “Ojalá algún día hablemos de Liga de baloncesto y no de Liga Femenina”, recordó en la presentación de la Liga Día. Y es que el deporte, por mucho que se empeñen unos y unas, no tiene género.