Los españoles podrían reprocharle a Joaquín Almunia su traición diciéndole lo mismo que Julio César a Bruto, su protegido, cuando con otros senadores lo acuchillaron en 44 a.C.
Bruto, tu quoque, fili mi!, ¡Almunia, tú también, hijo mío!
El Tribunal General de Luxemburgo, primera instancia del Tribunal Europeo, acaba de legalizar los “tax leasing” a favor de España que Almunia prohibió, aunque la sentencia aún es recurrible.
El comisario socialista de la Competencia en la UE (2010-2014) traicionó a los españoles movido por su europeísmo o quizás por revanchismo político, y dañó enormemente la industria española de la construcción naval de la que dependían 80.000 empleos.
De 67 años ahora, fue secretario general del PSOE, el Pedro Sánchez de 1997-2000, tras ser ministro con Felipe González, y comisario europeo de Asuntos Económicos (2004-2010).
Diecinueve astilleros españoles supervivientes de las reconversiones de los 1980, siendo él ministro de Trabajo, comenzaron a construir barcos gracias a unos incentivos fiscales llamados “tax leasing”, complejísimos derechos alquiler de impuestos, en realidad subvenciones a los armadores.
Unos competidores holandeses que usaban métodos parecidos denunciaron a España por estas facilidades que daban trabajo a los astilleros y elevados beneficios a los arrendadores de impuestos.
Almunia, comisario de la Competencia nombrado por Zapatero, y gobernando su poco apreciado PP en España en 2013, dictaminó la ilegalidad de las ayudas y exigió que se devolvieran hasta 2.800 millones de euros concedidos.
Su antecesora como comisaria, Neelie Kroes, curiosamente holandesa, había estimado previamente la legalidad de esas subvenciones.
Fue Bruto-Almunia quien denunció España ante la Comisión, lo que provocó la pérdida de pedidos, incremento del desempleo y grandes protestas en Galicia, Asturias y País Vasco.
La Comisión podría apelar al Tribunal Europeo, y entonces, vuelta a preocupación…
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SALAS