Reconozco mi debilidad por Cameron Crowe. Admiro su evidente capacidad a la hora de abordar las complicaciones emocionales que, unida a su sensibilidad, son fuentes de las que emana buen cine. Aun así, tan sólo dos de sus películas me parecen muy recomendables, “Casi famosos” y “Elizabethtown”, ambas con infinidad de secuencias que no me canso de ver y con diálogos e interpretaciones que perviven en mi memoria. En el resto de su filmografía (“Jerry Maguirre”, “Solteros” o “Un lugar para soñar”), el número de escenas realmente emocionantes disminuye considerablemente. En otras palabras, su virtuosismo para rodar planos memorables es inversamente proporcional a su habilidad para combinarlos en un producto final coherente y creíble. Personalmente le perdono este defecto, que ha compensado con creces tocando mi fibra sensible, pero no todos los espectadores son así de indulgentes y el número de aficionados que ya consideran a Crowe una joven promesa venida a menos y que acrecienta su decadencia con cada nuevo título, aumenta por momentos. Lo que es cierto es que esa incompetencia para dotar de rigor a su obra comienza a ser preocupante. Las extravagancias y excentricidades que oferta agradan cada vez a menos gente y los minutos de metraje que reflejan una emotividad sincera quedan difuminados en el desorden del relato. “Aloha” cuenta la historia de un ingeniero militar, contratista en materia de Defensa, que pretende cambiar su mala racha profesional supervisando el lanzamiento de un satélite desde Hawai. Allí coincide con una capitana, piloto de las Fuerzas Aéreas, y con su antigua novia, a quien no ve desde hace trece años. Sus mundos personal y laboral se complicarán con rapidez en una trama en la que la idiosincrasia hawaiana adquiere un especial protagonismo. Aunque incluso a mí me resultaron tediosos varios tramos del largometraje, pueden creerme cuando afirmo que existe calidad en Cameron Crowe. Tan sólo es preciso tener paciencia y saber descubrir lo bueno que hay en él. Las bromas relativas a esas islas del Pacífico tal vez se entiendan en Estados Unidos, así como los problemas de su nacionalismo, pero a este lado del Atlántico son difíciles de digerir. Asimismo, el planteamiento de un consorcio privado que utiliza a las Fuerzas Armadas norteamericanas para emprender la conquista del espacio resulta demasiado chapucero y ridículo. Sin embargo, dentro de ese caos narrativo, surge la valía de Crowe a través de algunas escenas, un realizador capaz transmitir los sinsabores del amor y de exprimir el jugo del corazón. Sin alcanzar el nivel “Elizabethtown”, proporciona algunos instantes de grata emotividad y de hilarante comicidad. Un elenco de primer orden incluye como pareja protagonista al cuatro veces nominado al Oscar Bradley Cooper -que ya ha mostrado una enorme versatilidad tanto para la comedia como para el drama- y a Emma Stone, que ha optado igualmente a la estatuilla dorada de Hollywood por su interpretación en “Birdman” y que sigue añadiendo argumentos favorables para ser considerada una gran actriz. Les acompañan una correcta Rachel McAdams, un desdibujado y desentonado Bill Murray y un histriónico, pero no errático, Alec Baldwin. Espero que Cameron Crowe retorne a a sus orígenes y vuelva a la senda de sus prometedores inicios. Aptitudes no le faltan, siempre y cuando consiga controlar esa inclinación a la estridencia y a las salidas de tono. De lo contrario, terminaré por ser el único que le defienda como ese gran captador de la sensibilidad humana que es.
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Datos del filmDirección y guion: Cameron Crowe.
País: USA. Año: 2015. Género: Comedia dramática, romance.
Interpretación: Bradley Cooper, Emma Stone, Rachel McAdams, Bill Murray, John Krasinski, Jay Baruchel, Alec Baldwin, Danny McBride.
Producción: Cameron Crowe y Scott Rudin.