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Alonso de Chaves y el Arte de Navegar de la España del siglo XVI

Por Manu Perez @revistadehisto

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Alonso de Chaves y el Arte de Navegar de la España del siglo XVI

Tiempo de lectura: 8 minutos

Muchos son los personajes cuyos nombres llenan los libros de Historia por sus hazañas o acciones relevantes, pero muy pocos los que sin participar en ellas las hicieron posibles con sus estudios y conocimientos; Alonso de Chaves pertenece a este último grupo.

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Cosmógrafo, cartógrafo y maestro de pilotos, su magna obra Quatri partitu en cosmographia pratica i por otro nombre llamado Espeio de Navegantes es un compendio magistral de la cosmografía y el arte de navegar de la España del siglo XVI.

Tradición cosmográfica y naútica en España

La clásica navegación mediterránea y la novedosa atlántica tenían objetivos notablemente diferentes por lo que el descubrimiento americano requería nuevas soluciones. Desde la Antigüedad se habían inventado diversos instrumentos que servían para calcular el tiempo a partir de la observación de la altura meridiana del sol o de las estrellas.

En el siglo XI los instrumentos astronómicos comienzan a usarse en navegación de forma simplificada; entre ellos se encuentra la calamita, como antecedente de la brújula, el astrolabio que evolucionó hacia una versión sencilla de uso en navegación, el cuadrante náutico, la ampolleta o reloj de arena, la ballestilla, el nocturlabio y las tablas astronómicas.

Los árabes, que navegaron a lo largo de siglos por el Mediterráneo, el Índico y el Atlántico, contribuyeron notablemente al desarrollo de la náutica con diversos elementos técnicos de arquitectura naval, astronómicos (determinación de coordenadas) y geográficos.

En la España del siglo XVI la astronomía se cultivó fundamentalmente en relación con la cosmografía (geografía matemática, cartografía y astronomía náutica), así como con la astrología y sus distintas aplicaciones a la medicina, meteorología, agricultura, etc., el cómputo del tiempo y los problemas del calendario, la filosofía natural o la cosmología.

Así, la literatura astronómica española de esta época, tanto impresa como manuscrita, está contenida en tratados sobre el Arte de navegar y obras de geografía, así como en ediciones de la Sphaera de Sacrobosco y la Historia Natural de Plinio, Surgen  las primeras obras como la Suma de Geographia de Martín Fernández de Enciso (1519) y el Tratado del Esphera y del arte de marear de Pedro de Medina el cual en su prólogo hace una introducción al emperador que no deja lugar a dudas sobre la situación marítima e intereses del autor:

Considerando yo cuan grande es el número de gentes que por la mar navegan, y que en las cosas humanas ninguna es mas terrible ni mas peligrosa que aventurar el hombre su vida en un flaco madero y poner su persona en la furia de los tempestuosos vientos, arriscar lo que tanto quiere y ama entre las fortunas y tormentas de la mar: todo esto por mí considerado, tomé gran voluntad de escribir de navegación, con deseo de servir a V. M., en que los pilotos y navegantes puedan hacer sus navegaciones sin tener en ellas peligros de ignorancia Y poniendo mi voluntad en obra, determiné entrar en la mar y ver lo que había de escribir. Y así navegué el tiempo y á las partes que me pareció que convenía para entendery saber lo que deseaba; y habiendo visto (no con pequeño trabajo) las cosas de la navegación, salido en tierra compuse el libro del Arte de navegar, que a V. M. dediqué.

La llegada de Alonso de Chaves a la Casa de Contratación junto con el ordenado conjunto de todos los informes de los pilotos americanos supondrá llegar al zénit de la cosmografía y cartografía del siglo XVI español.

Alonso de Chaves: Primeros tiempos

Como suele ocurrir con cualquier persona de la época es poco lo que se sabe de sus primeros años: es posible que naciera en Sevilla a finales del siglo XV y que parte de su juventud la pasase en navegaciones a América siendo el primer dato cierto de su vida el de su matrimonio con la sevillana Juana Ramos en 1526.

Juana declaró al contraer matrimonio que Alonso poseía ciertos bienes e “instrumentos de su oficio” evaluados en 400 ducados, lo que evidencia la existencia de  conocimientos técnicos de navegación por parte de Alonso antes de la treintena.

Hernando de Colón

Ese mismo año de 1526 D. Hernando Colón recibe una Real Cédula en la que se le ordena:

«hacer una carta de navegar, un mapamundi y una sphera en la cual se sitúen todas las yslas y tierra firme, y nuevas yslas que ya estuvieren descubiertas, o que se descubriesen de aquí adelante».

No obstante, siendo consciente la Corona de que la empresa era ambiciosa y que exigía la aportación de grandes especialistas, le ordena a Colón recabar la colaboración de Diego Ribero, «nuestro piloto y maestro de hacer cartas de navegar», y ponerse en contacto con otros expertos en el arte de navegar, y es así como D. Hernando, tras consultar con Ribero, busca la colaboración a los más renombrados técnicos del momento; entre ellos figura Alonso de Chaves.

Alonso de Chaves fue aceptado por el Consejo como colaborador de Colón, y su famosa carta de 1527 fue el punto de partida para los trabajos cartográficos que por delegación de D. Hernando, tendría que realizar en la Casa de Contratación.

Con el fin de aportar el mayor número de datos posible se había ordenado el año anterior que todos los maestres y pilotos que navegasen a las Indias enviasen una relación detallada del viaje, desde la salida «hasta ser de vuelta en la ciudad de Sevilla», indicando en ella «el camino que cada día hicieren y a qué rumbos y qué tierras, islas e baxos toparen, y que tanto corrieron por ellas, y cómo corría la costa, y en qué distancia o altura», Fruto de estos trabajos nacería el Padrón Real, el mapa secreto utilizado como modelo para los mapas y cartas náuticas presentes en todos los barcos españoles.

Maestro de pilotos

Poco después Chaves pidió permiso para impartir enseñanzas en su casa a los pilotos y gente de mar que quisieran aprender el uso del astrolabio, el cuadrante, la carta de marear y el tratado de la esfera. Por Real Cédula de agosto de 1528 se le concedió tal autorización pese a que dichas enseñanzas eran misión del piloto mayor, que a la sazón  era Sebastián Caboto, pero éste tenía abandonada la enseñanza por sus expediciones, razón por la cual Chaves, a propuesta de Colón, ejercía el cargo de hecho en sustitución de Caboto. Finalmente (1552) Chaves accedería al cargo de piloto mayor cuando Caboto – una suerte de Antonio Pérez a la veneciana – pasó a servicio del rey de Inglaterra.

Espejo de Navegantes

Pero fue unos años antes, en 1540, cuando Chaves completó la que habría de ser la obra magna de su vida, que llevó por título:

“Quatri partitu en cosmographia pratica i por otro no[m]bre llamado Espeio de Navegantes : obra mui vtilissima i compendiosa en toda la arte de marear i mui neccesaria i de grand provecho en todo el curso de la navegación”

conocida generalmente como “Espejo de Navegantes”. El completísimo manual se divide en 4 libros con el siguiente contenido:

El tratado primero se ocupa de los elementos, reglas, tablas y ejemplos para la composición del almanaque.

El segundo está dedicado al uso y fábrica de los instrumentos necesario:

“á la navegación de conocimiento immportante á los españoles, como quiera que las gentes de España y sus armadas son las que tratan y pasean y sojuzgan todo el ámbito y límites de las marítimas aguas”.

Contiene cinco tratados siendo sus materias entre otras el movimiento del Sol en el Zodiaco con tablas generales y perpetuas, y la determinación de la latitud por la observación de la altura meridiana de este astro, por la de la estrella polar ú otras así como un  tratado de la ciencia meteorológica, sentada por la observación, la explicación de movimientos de la Luna, su influencia en las mareas y el modo de conocer la hora y altura de éstas.

El tercero trata de las naos y sus partes y los vocablos utilizados en la navegación así como a  la práctica de la navegación: peligros, infortunios, guerras, remedios y avisos en cada caso.

El cuarto y último libro trata:

«de todo lo tocante a las navegaciones para ir y venir y navegar en todas las partes de las Indias, islas y tierra firme del Mar Océano».

Y, como precisa más adelante, trata de las latitudes, derrotas, distancias, señas y grandezas, circunstancias, sondas, corrientes y crecientes del mar, etc. El propio autor, con legítimo orgullo, elogia la utilidad de su obra para los navegantes a Indias; una obra, advierte, que es única en su género:

«La cual obra, otra semejante y de tanto provecho antes desta nunca se ha visto ni escrito a este propósito»

“Espejo de Navegantes” es un retrato vivo de la vida a bordo de los primeros barcos de la carrera de Indias. Chaves realiza un pormenorizado manual de cómo debe funcionar un barco; desde el personal y las vituallas – incluída su estiba -, las mejores salazones hasta la pólvora y las armas necesarias; y dedica una descripción de la misión que tiene cada tripulante, ordenando hasta «las velas de la noche» o cómo se repartían las guardias. Enumera los accidentes de la mar, el orden de batalla contra naves solitarias y flotas, y enseña a utilizar los instrumentos náuticos.

La obra de Chaves no llegó a publicarse en su época y aunque no puedan saberse las razones exactas parece claro que imperó el lógico criterio del Consejo de Indias de ocultar a los extraños todos aquellos conocimientos que, en manos ajenas, podían perturbar el tráfico indiano.

No sería extraño que el libro cuarto de Chaves fuera catalogado entre esta clase de conocimientos, ya que constituye un derrotero general de navegación a Indias. En consecuencia, cabe pensar que ese libro, con sus detallados y precisos derroteros, fue la causa de que su Cosmografía no viera la luz pública hasta más de dos siglos después cuando fue rescatado por el académico Cesáreo Fernández Duró conservándose hoy – también celosamente – en la Real Academia de Historia.

El final

Desde que el 11 de julio de 1552 Alonso de Chaves fuese nombrado piloto mayor permaneció en  la Casa de Contratación hasta 1586, resultando razonable que al llegar a tal fecha y con más de noventa años pidiese que se le pagara el tiempo que interinamente había desempeñado el cargo de piloto mayor en lugar de Sebastián Caboto y por ello se solicitó a la Casa de Contratación un informe sobre los servicios prestados . La respuesta no se hizo esperar:

«Tenemos que decir que el dicho Alonso de Chaves fy a servido y sirve al presente el dicho oficio todo  y nos consta que lo ha hecho bien y con la diligencia que se requiere, porque después que él sirve el dicho oficio los exámenes de pilotos y maestres que se han hecho se hazen con más rigor que de antes porque las informaciones que los que se examinan dan de sus personas e avilidades que de antes los sometían a los escribanos…, así mismo sabemos que en cada viaje visita a los maestros y pilotos sus instrumentos para que les lleben buenos y marcados y aprobados conforme a las ordenanzas, y les ha quitado otros que no lo heran, por lo qual nos parece que V. M. le puede mandar dar treynta o qu:arenta mili maravedís».

Falleció un año después, en 1587.

Autor: Ignacio del Pozo Gutiérrez para revistadehistoria.es

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GRDP

Bibliografía:

  1. Castañeda, M. Cuesta y P. Hernández, Alonso de Chaves y el libro IV de su “Espejo de Navegantes”, Madrid, Editorial Síntesis, 1977;
  2. Fernández Duro, “De algunas obras desconocidas de cosmografía y, singularmente, la que escribió Alonso de Chaves a principios del siglo xvi”, en Revista de Navegación y Comercio (Madrid) (1894-1895);
  3. “Condiciones científicas y técnicas del descubrimiento”, en J. M. Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. XVIII, Madrid, Espasa Calpe, 1998, págs. 158-228;

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