Alps, de Yorgos Lanthimos
Se hacen llamar Alpes porque, como las montañas, ellos quieren ser insustituibles. El conductor de una ambulancia (Aris Servetalis), un entrenador (Johnny Vekris), una enfermera (Aggeliki Papoulia) y una gimnasta (Ariane Labed) se encargan de reemplazar a los familiares o allegados muertos de quienes contratan sus servicio. Con esta premisa Giorgos Lanthimos, el autor que en 2009 firmó “Canino“, trajo en 2011 “Alps“.
Ficticio planteamiento narrado con brutal realismo, la historia de Lanthimos abstrae la figura del ser humano para situarla en una posición de sumisión, pero también de autocracia, de desesperanza, de anhelo. Un guión con pretensiones que se une a una realización que busca deliberadamente la muestra de ese ser humano aislado de la sociedad, impostado, más que integrado en ella de una manera natural.
Aggeliki Papoulia durante el filme
Película un tanto irregular en su desarrollo, pero con brillantes escenas sensitivas y fuertemente emocionales:la dicotomía entre el ensayo del principio y el final del filme de la gimnasta, el feroz y violeto despido de la enfermera, el bautizo del nombre del grupo, la conversación entre entrenador y gimnasta en el vestuario…
Con un arranque confuso quizás por disolver el planteamiento del filme en un primer momento, la película consigue finalmente llevar al espectador una posición contemplativa y absorta sobre la suerte y el destino de los protagonistas, sobre todo el duro combate diario de las mujeres y en concreto de la enfermera, que encarna una espléndida y contenida Aggeliki Papoulia.
La actriz Ariane Labed en su papel de gimnasta
Un ensayo que funciona de una manera subversiva, expeditiva y, en ocasiones, macabra.
Dafne Calvo
Por afecto o por defecto, pero me encanta el periodismo. Sueño con un mundo dibujado sobre viñetas, donde esté prohibido comer palomitas en el cine.
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