La maternidad subrogada es cada vez más popular en los EE. UU., Aunque solo es legal en algunos Estados. Los informes disponibles más recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades y la Sociedad de Tecnología Reproductiva Asistida muestran que el número de bebés nacidos de madres de alquiler casi se duplicó entre 2004 y 2008, de 738 bebés nacidos a casi 1.400. Pero se cree que estas cifras son la punta del iceberg, porque no todos informan sobre este tipo de nacimiento. Los activistas actualmente presionan a la Asamblea de Nueva York para que legalice la práctica aquí.
Sin embargo, como descubrió una mujer, Jessica Allen, el proceso puede ser enormemente complicado. Respaldado por el grupo contra la maternidad subrogada El Centro de Bioética y Cultura Red, quiere que su voz sea escuchada. Allen, de 31 años , de California (donde la subrogación comercial es legal), le cuenta a Jane Ridley su extraordinaria historia.
"Sollozando desconsoladamente tres días después de mi cesárea, me molestaba que la señora Liu, la madre biológica de los gemelos que le había entregado como madre sustituta, hubiera incumplido su promesa. Estaba escrito en mi contrato de 35.000 dólares que se me permitiera una hora con los recién nacidos antes de que fueran dados de alta de la unidad de maternidad, solo para verificar cómo estaban. Pero la Sra. Liu y los bebés, Mike y Max, ya habían salido del hospital. Ni siquiera había tenido oportunidad de ver a los gemelos cuando los sacaron de mi útero y los llevaron a la unidad de cuidados intensivos neonatales. Al día siguiente, su madre me hizo una visita de 10 minutos y me mostró una foto en su teléfono móvil".
"Pero son diferentes ", le dije, antes de que ella recuperara el dispositivo.
"Poco sabía que había dado en el clavo. No solo Mike y Max no eran idénticos, sino que tenían un ADN completamente diferente el uno del otro. Mike parecía ser un niño asiático, y era el bebé biológico de Liu y su esposo. Pero Max, medio blanco y medio afroamericano, nos pertenecía a mí y a mi esposo, Wardell Jasper, de 34 años. Resultó que, en un incidente médico extremadamente raro llamado superfetación, habíamos quedado embarazadas de forma natural, a pesar del uso de preservativos, después del ciclo de fertilización in vitro (FIV) durante el cual el embrión del Sr. y la Sra. Liu fue transferido al útero". El relato de Jessica es tremendamente emotivo. Puedes leerlo aquí Le costó mucho tiempo recuperar a su propio hijo, pero lo consiguió. No es que se arrepienta de haber sido madre de alquiler, pues en definitiva eso le ha hecho posible tener a otro hijo suyo, pero alerta de la pesadilla en la que pueden caer muchas madres.