NOTA: Este artículo pertenece al mismo tiempo a las categorías Alquimia Interna y Back to Basics por su contenido. Con lo cual, lleva los matices inherentes a ambas.
El mismo nombre que lleva el artículo es el que, al menos para mi pensamiento, llevan algunas personas como título. Rara vez suelo catalogar personas; pero de un tiempo a esta parte no dejo de encontrar merecedores de esta distinción.
Veo como tales a esas persons por su modo de dirigir sus vidas o dirigirse hacia otras personas, aunque según para quiénes, tal vez yo no sea el indicado para poner una cuestión así en tela de juicio… Pero resulta que:
- Estamos hablando de mi propia experiencia y percepción del mundo y sus habitantes. Por lo cual me tomo el lujo de comentar las impresiones que me dejan diariamente estas personas al tratar conmigo o con la convivencia.
- Estamos hablando de lo que hacen de cara al resto consigo mismos. Por lo cual aunque se trate de llenarse solitos de mierda (que lo hacen y estupendamente además), hablo de ello porque además de llenarse ellos salpican al resto.
Con lo cual, tenemos en conclusión que me trae al fresco si consideran que no soy el indicado, por lo que si una persona no me considerase digno de hablarle de este tema, le rogaría que abandonase inmediatamente la lectura de mi página.
A quien decida quedarse invito, dicho sea de paso, a tomar buen asiento y acomodarse.
EL roble (Photo credit: saturmix)
Siendo mi forma de ver, sentir y vivir la vida una suerte de iniciador de todas mis vivencias (aquello que las ha provocado para que sepamos mejor de lo que hablamos); y mis ahora veinte años un tiempo de vida bastante bien aprovechado en ciertos aspectos a pesar de los descuidos en alguno que otro… Considero estar capacitado para decir esto:
- Hay demasiado capullo suelto por el mundo.
Efectivamente… Continuando con el juego de palabras que inicia en el título, algunas flores -personas- se han quedado en la etapa de capullos/as. Esto es debido a que han preferido encerrarse en sí mismos de una manera peculiar.
En vez de florecer y compartir su esplendor, han preferido rodearse con una cubierta fabricada no por el brote que los sustenta, sino por los desechos que intentan volver en sustrato de su modo de vida y relación con los demás seres humanos.
Están tomando ciertos referentes que ponen en el lugar de los mencionados sustratos (a mi modo de ver, estos referentes son desechos por lo que han hecho con sus vidas y lo que hacen con las de otros)…
Y es por eso que, en el intento de transformarse en sus referentes se cubren de un honor y una gloria con olor a eau de toilet -que no de toilette-; calificación que les concedo por el ligero aroma a mierda que me dejan encerrado en el paladar.
Cada vez que hablan o se manifiestan.
Alcea rosea capullo axial (Photo credit: Wikipedia)
Es evidente que no siento ningún cariño y simpatía menos incluso por los llamados capullos y sus referentes/despojos-sustrato (aunque todos sabíamos que para que las plantas crezcan a veces hay que echarles mierda, pero tampoco es necesario ahogarlas en ella)… Pero tengo que agradecer que por ser como son, proliferemos tanto los que no somos así entre aquellos que buscan flores de verdad.
Da la casualidad de que algunos capullos consiguen pasar a la fase de pimpollos, y alguna que otra de las cositas que hacen deja ver su color, pero siguen estando rodeados por el capullo que no dejan de ser… Con lo cual seguimos sin ver la flor.
Y pasamos a otra cuestión algo más dura.
- Pimpollismo, o emulación de un trastorno de personalidad límite.
Para quien tenga algo de idea de lo que suponen los trastornos de personalidad que no vienen de algo intencionado sino que se dan por sí mismos, tal vez me comprenda al decir hoy aquí una vez más que nuestros amables capullitos intentando pasar a pimpollos o a flores esplendorosas, consiguen algo distinto.
Pasa como en el cuento del jardín del rey… Todas las flores y árboles se marchitan y mueren por querer ser algo que no son. Os dejo el cuento, para explicarme mejor:
- Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, un Clavel floreciendo y más fresco que nunca.
- El rey le preguntó: – ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y umbrío?
- La flor contestó: – No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías claveles. Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije: “Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda” y heme aquí el más hermoso y bello clavel de tu jardín.
English: Dianthus caryophyllus (flowers red). Location: Maui, Foodland Pukalani (Photo credit: Wikipedia)
Por esto mismo es por lo que nuestros pimpollitos, intentando florecer en algo que quieren ser pero en esencia no son, se mustian y marchitan acabando en despojos…
Los pimpollitos no saben quiénes son. Se dedican a asumir identidades y tratar de vivir de acuerdo a ellas, y tratar de madurar viviendo como si fueran tales cosas; soñando que si logran madurar al vivir de ese modo, se van a convertir en lo que emulan y asumen.
Un gato no puede ser un elefante aunque aprendiese a bramar.
Hay algo que los pimpollos olvidan… En el paso de la potencia al acto, hay que tener en cuenta que la potencia sea realmente propia del ente o ser. De la misma forma que un gato no puede volverse un elefante, un capullo no puede volverse una flor si trata de ser algo totalmente distinto a eso.
Y finalmente, aunque ya me ha quedado algo largo el escrito, sumo otro pensamiento.
- Cuando capullos y pimpollos intentan emular a las flores…
… solamente consiguen un poquito más de mierda para sus vidas. Tal como se dice en el cuento de arriba, y como he dicho tantas veces ya que me sangra el alma de tener que repetirlo; no consigue ver su luz ni tampoco hacerla brillar el que busca la de otro.
Diría que es más que suficiente con el párrafo de arriba para que nos entendamos a este respecto… Pero tal vez esté sobreestimando a algunos de los que hayan decidido quedarse, por lo que me tomo la licencia de añadir un poquito más.
Si hay algo en mi vida que he visto producir desastrosos resultados ha sido esto.
Hay gente que intenta ser como yo, en vez de ser como ellos.
También habrá quien intenta ser como tú, o como Usain Bolt, Tim Minchin, Slash, Brad Pitt y un largo etcétera de personas que no son la que es por sí mismo/a.
La frase “Intenta desesperadamente ser como tú/parecerse a ti” me ha golpeado en varias ocasiones proveniente de personas que saben quién soy y lo que hago, y que tienen la ocasión de observar a otros, conocerlos y ver lo que hacen.
Y no les ha traído sino desastre, incomprensión, rabia y resentimiento.
¿Es comprensible pues, por qué tornan en flores solitarias cuando logran abrirse?
Tal vez llegaste a la conclusión que yo siento más acertada…
Se abandonaron a sí mismos.
La soledad más absoluta.
¿Se alcanza a comprender también por qué son inmaduras?
Por el uso deficiente del sustento, así sea éste sustento del bueno…
No alimentaron su propio crecimiento y autodescubrimiento.
Alimentaron su autoengaño.
Hicieron crecer su lado amargo.
…
Como antes me gustaba decir, y sigo diciendo todavía:
Aquel que tenga oídos, que escuche.
Kheldar
PD.- Por último, pero no menos importante… En la página de la cual extraje el cuento del jardín del rey se incluye además este otro fragmento, que no quería dejar de compartir.
- Somos esto que somos. Vivimos marchitándonos en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás: “Si yo fuera” “si yo tuviera” “si mi nombre fuera”.
- Siempre conjugando el futuro incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer ver que la felicidad es un estado subjetivo, voluntario.
- Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos; o vivir amargados por lo que no tenemos o no puede ser.
- Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos, que somos únicos y que nadie puede hacer lo que nosotros vinimos a hacer.