Revista Salud y Bienestar
Las enfermedades de transmisión sexual no sólo se dan en la población joven. Según un estudio que se presentará este mes en el Congreso Internacional sobre este tipo de infecciones en Canadá, a partir de los 50 años, las mujeres estadounidenses sexualmente activas tienen una incidencia de la infección por trichomonas dos veces mayor de lo que se pensaba.
Al menos, en la población estudiada por el equipo de expertos de la Universidad de Johns Hopkins, que recogió muestras de más de 7.500 mujeres (entre 18 y 89 años) de 28 estados diferentes. Los investigadores encontraron la mayor tasa de trichomonas a partir de los 50, con un 13%; a los 40 era del 11% y a los 18, del 8,5%.
También observaron que esta infección afectaba especialmente a mujeres negras (en un 20%, frente al 5,7% en blancas) y se asociaba con altos niveles de pobreza, desempleo y escasa educación. Las disparidades económicas y sociales ayudan a explicar la alta incidencia de trichomonas en las cárceles (con un 22,3%) y en las zonas más pobres del sureste de EEUU (14,4%), respecto a la baja infección encontrada en zonas más acomodadas del noreste (4,3%).
-Realidad española
En España, sin embargo, "estos datos no coinciden. Aquí, la incidencia de infección por trichomonas es muy baja y además está en descenso. De hecho, en el centro Sandoval, clínica de referencia en datos de incidencia de ETS, en 2004 registramos 66 nuevos casos y en 2010, 25", argumenta Jorge del Romero, director de dicho centro sanitario.
Como asegura el doctor del Romero, "la epidemiología de cada infección sexual es muy variable según los colectivos (por ejemplo, reclusas) y la región que se estudie, por eso los protocolos a seguir dependen de la zona geográfica que se trate".
En el caso de EEUU, y teniendo en cuenta los resultados de este gran estudio, los autores apuestan "por dirigir esfuerzos hacia las mujeres, especialmente negras y reclusas, para que se sometan a las pruebas de diagnóstico y puedan ser tratadas".
La realidad, agrega el doctor español, es que "de todas las enfermedades de transmisión sexual, las trichomonas son las más leves. El tratamiento es muy sencillo y el diagnóstico se hace en el momento. "Se toma una muestra de flujo vaginal en las mujeres o de exudación de la uretra en hombres y, con ayuda del microscopio, se obtienen los resultados en el momento".
Aunque el lugar preferido de las trichomonas es la vagina y no la uretra masculina, ellos también se infectan. Según un estudio de la Universidad de Johns Hopkins (con 500 hombres), el 10% tenía el parásito. Jorge del Romero insiste en la misma idea, "si esta infección no se complica con la clamidia u otros organismos, no tiene mayores consecuencias y en los hombres suele resolverse de forma espontánea".
Suele ser asintomática, pero los hombres pueden notar ardor al orinar, irritación u escozor en el pene; y "las mujeres sensación de quemazón y un flujo vaginal abundante, blanquecino y con un olor diferente", explica del Romero. En embarazadas, puede producir niños de bajo peso y parto prematuro.
En definitiva, los resultados de la investigación estadounidense demuestran, una vez más, que la edad no es excusa para obviar las medidas de protección y someterse a revisiones ginecológicas. Mientras se mantengan relaciones sexuales, existe riesgo de contagio. Y el doctor del Romero está de acuerdo: "El cribado debe hacerse igual a los 19 que a los 60".
**publicado en "EL MUNDO"
Al menos, en la población estudiada por el equipo de expertos de la Universidad de Johns Hopkins, que recogió muestras de más de 7.500 mujeres (entre 18 y 89 años) de 28 estados diferentes. Los investigadores encontraron la mayor tasa de trichomonas a partir de los 50, con un 13%; a los 40 era del 11% y a los 18, del 8,5%.
También observaron que esta infección afectaba especialmente a mujeres negras (en un 20%, frente al 5,7% en blancas) y se asociaba con altos niveles de pobreza, desempleo y escasa educación. Las disparidades económicas y sociales ayudan a explicar la alta incidencia de trichomonas en las cárceles (con un 22,3%) y en las zonas más pobres del sureste de EEUU (14,4%), respecto a la baja infección encontrada en zonas más acomodadas del noreste (4,3%).
-Realidad española
En España, sin embargo, "estos datos no coinciden. Aquí, la incidencia de infección por trichomonas es muy baja y además está en descenso. De hecho, en el centro Sandoval, clínica de referencia en datos de incidencia de ETS, en 2004 registramos 66 nuevos casos y en 2010, 25", argumenta Jorge del Romero, director de dicho centro sanitario.
Como asegura el doctor del Romero, "la epidemiología de cada infección sexual es muy variable según los colectivos (por ejemplo, reclusas) y la región que se estudie, por eso los protocolos a seguir dependen de la zona geográfica que se trate".
En el caso de EEUU, y teniendo en cuenta los resultados de este gran estudio, los autores apuestan "por dirigir esfuerzos hacia las mujeres, especialmente negras y reclusas, para que se sometan a las pruebas de diagnóstico y puedan ser tratadas".
La realidad, agrega el doctor español, es que "de todas las enfermedades de transmisión sexual, las trichomonas son las más leves. El tratamiento es muy sencillo y el diagnóstico se hace en el momento. "Se toma una muestra de flujo vaginal en las mujeres o de exudación de la uretra en hombres y, con ayuda del microscopio, se obtienen los resultados en el momento".
Aunque el lugar preferido de las trichomonas es la vagina y no la uretra masculina, ellos también se infectan. Según un estudio de la Universidad de Johns Hopkins (con 500 hombres), el 10% tenía el parásito. Jorge del Romero insiste en la misma idea, "si esta infección no se complica con la clamidia u otros organismos, no tiene mayores consecuencias y en los hombres suele resolverse de forma espontánea".
Suele ser asintomática, pero los hombres pueden notar ardor al orinar, irritación u escozor en el pene; y "las mujeres sensación de quemazón y un flujo vaginal abundante, blanquecino y con un olor diferente", explica del Romero. En embarazadas, puede producir niños de bajo peso y parto prematuro.
En definitiva, los resultados de la investigación estadounidense demuestran, una vez más, que la edad no es excusa para obviar las medidas de protección y someterse a revisiones ginecológicas. Mientras se mantengan relaciones sexuales, existe riesgo de contagio. Y el doctor del Romero está de acuerdo: "El cribado debe hacerse igual a los 19 que a los 60".
**publicado en "EL MUNDO"
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