Hablábamos en un artículo reciente del forex (Foreign Exchange, o mercado de divisas), como el mercado financiero más grande del mundo, con un volumen de varios billones de dólares cada día. El mercado forex no está centralizado en ninguna bolsa, y está abierto las 24 horas. La compra-venta de divisas es un mercado en sí mismo, en el que se especula con la cotización de esas monedas, o también puede servir para que empresas exportadoras o inversores en países con otras monedas se protejan de estas variaciones en los tipos de cambio entre divisas.
De esta manera, una compañía que importa desde Estados Unidos podría asegurar que las transacciones durante un determinado período se hagan a un tipo de cambio determinado, a cambio de un precio. No obstante, este tipo de operativa conlleva también riesgos, puesto que la empresa habrá pagado un sobreprecio en el caso de que el dólar en lugar de subir, como preveía, baje.
Una de las consecuencias de las políticas monetarias que están llevando a cabo las autoridades, como la decisión que acaba de anunciar el BCE de practicar una política de relajación cuantitativa o quantitive easing (QE), que en la práctica significará una inyección masiva de euros, son las variaciones que producen estos movimientos en los mercados financieros, que sienten sus efectos mucho antes de que se empiecen a notar en la economía real.
Una posibilidad interesante de inversión surge en el marco de las anunciadas medidas de expansión cuantitativa. Por ejemplo, compramos una acción a 12 $, cuando el tipo de cambio entre el euro y el dólar es de 1,2 (es decir, por cada euro nos dan 1,2 dólares). Por lo tanto, la acción nos ha costado 10 euros. Supongamos ahora que baja la cotización del euro (como es previsible que suceda a causa de la QE del Banco Central Europeo), de manera que por cada euro nos dan un dólar. ¿Cuánto vale nuestra acción? Los 12 dólares se convierten ahora en 12 euros, con lo cual hemos ganado 2 euros en esa acción.
A la hora de invertir en compañías que se beneficien por una bajada del euro, podemos fijarnos en empresas españolas que tengan una parte importante de su volumen de negocio fuera de la zona euro (por ejemplo, Acerinox o Grifols), o invertir directamente en empresas radicadas en otros países y en otras Bolsas, de manera que no sólo apostaremos por empresas con mercados importantes fuera del área euro, sino que estaremos invirtiendo en la divisas del país correspondiente.
Si nos centramos, por ejemplo, en Estados Unidos, primera potencia económica y que, merced a las políticas de expansión cuantitativa que ha llevado a cabo en los años anteriores, lleva muchos trimestres de crecimiento, disponemos de multitud de opciones de inversión. Organismos como la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation) vigilan el sistema financiero estadounidense para garantizar la protección de los usuarios (garantizando hasta 250.000 dólares por titular y banco). También hay organismos similares a la CNMV, como la FINRA (Financial Industry Regulatory Authority) que se dedican a la protección de los inversores, a través de normas, examinando a las empresas que cotizan o pretenden cotizar, y a los intermediarios financieros, y proporcionando formación para los inversores.
Para invertir en la Bolsa estadounidense (Dow Jones, S&P 500, Nasdaq…) también lo podemos hacer desde España, a través de intermediarios españoles con acceso a estos mercados. Al igual que en cualquier otra inversión, debemos en primer lugar asegurarnos de que el bróker en cuestión está autorizado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores. A partir de ahí, mi recomendación es la elección de valores sólidos y acreditados. Existen diversas compañías estadounidenses que son conocidas en nuestro país (Apple, Microsoft, Procter and Gamble, Johnson & Johnson, Coca Cola…), empresas de las cuales conocemos sus modelos de negocio y que llevan años consiguiendo importantes beneficios, por lo cual no es necesario (a no ser que se sea un inversor profesional) dedicarse a analizar pequeñas compañías americanas que prometen grandes beneficios en el futuro. Un análisis del PER (Price to Earnings Ratio) nos puede servir de indicación acerca de si la cotización de la acción está cara. Cifras por encima de las 25 veces deberían hacernos descartar el valor, salvo que se tenga un perfil de inversión muy agresivo (y se esté dispuesto a asumir grandes pérdidas).
Es previsible que la evolución euro-dólar en los próximos tiempos tenga tendencia a la paridad de ambas monedas, lo que implicaría un beneficio alrededor del 13-14% si se invierte ahora en dólares. No obstante, la evolución de la cotización del euro a causa de la expansión cuantitativa se producirá a lo largo de un año o año y medio, a medida que se vaya poniendo en práctica dicha expansión. Por lo tanto, si invertimos teniendo en mente esto, debemos considerar que quizás debamos mantener esa inversión durante dicho período de tiempo.
Este artículo únicamente contiene consejos generales, no aconsejando expresamente la inversión en ninguna de las compañías citadas. Invierte con responsabilidad y consulta a un asesor financiero para recibir una recomendación personalizada de acuerdo con tus posibilidades financieras y con tu perfil de inversión.
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Pablo Rodríguez es economista.
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