Tal es el nombre oficial del conocido popularmente como Bola del Mundo. Una cumbre frecuentada asiduamente por los montañeros, por los paseantes y en mayor número por los amantes del esquí en épocas de nieve. Esta jornada la comenzamos en el Puerto de Navacerrada, donde es necesario llegar antes de que la luz riegue con su brillo de libertad el entorno, pues son muchos los coches que allí se acercan, principalmente los días festivos, pero incluso las jornadas laborales. La cercanía de Madrid y la magnificencia de sus posibles paseos hacen del lugar un apetecible aparcamiento
Comenzamos a caminar. Apenas llegar a la pista de cemento, veremos a nuestra izquierda una escalera de piedra magníficamente planteada para no llevar a ningún lugar concreto, supongo que en algún momento se planteó habilitar el ruinoso edificio que descansa sobre la inmediata plataforma que encontramos en el final de la escalera. Una amplia senda marcha paralela a la carretera que continúa hasta el Puerto de Cotos; seguimos la senda entre la suavidad de los pinos, los amplios ribazos, los piornos nacientes, el verdor del otoño...
En nuestro ascenso se amplía la vista con cumbres cercanas de conocido nombre. Este pedregal de la fotografía muestra una encrucijada por la que regresaremos en un camino más directo.
Llegamos a la loma ascendente en dirección al final del telégrafo. Es una herbosa loma de pronunciada pendiente. Los montañeros se toman la ascensión con calma para sosegar las fuerzas y serenar el corazón con las amplias vistas que se abren en todas las direcciones. Poco a poco vamos superando alturas de otros puntos conocidos, los Cogorros ya están superados, la Loma del Noruegocamina más a la izquierda siempre a nuestra altura, allá lejos Siete Picos va quedando a nuestra altura...
Mientras ascendemos, la respiración se va acompasando a nuestras pisadas, el corazón late más sonoro, el alma se expande más allá del espacio que abarca la mirada. El camino, que era amplitud de hierba, se va concretando en sendero de tierra y de pronto aparece la piedra para dificultar nuestro lento caminar en una subida sin descanso. Los escasos pinos que nos acompañaron al principio se han quedado más abajo, ahora solamente pinceladas de hierba y matorral bajo flanquean nuestro caminar.
Después de una subida peleona entre piedras y un pronunciado desnivel, llegamos a esta escultura de María con la advocación de “Virgen de las Nieves”, colocada a la altura del telégrafo.
Llegamos a la altura del Telégrafo y hacemos una fotografía en un abrazo a la Virgen de las Nieves. Desde aquí se serena la ascensión que podemos hacer por un sendero que sale muy pronto hacia la izquierda o bien continuamos por la pista asfaltada hasta coronar el Alto de Guarramillas, elección de esta jornada. Esta última parte la hacemos acompañados de varios grupos de montañeros, de paseantes que han decidido subir por la pista en un zigzag más pausado y aún algún intrépido ciclista.
Detrás de mi están las instalaciones de telefonía que han hecho famoso a este Alto de Guarramillas como Bola del Mundo. Estas instalaciones ocupan la parte más alta, esta circunstancia ha desplazado el vértice geodésico unos metros más abajo.
La cumbre de La Bola del Mundo es una amalgama de posibilidades, es una mezcla de opciones, es una parábola de la vida y la multiplicidad de personas llegadas desde diferentes puntos de la tierra en busca de una situación social más favorable. Desde aquí podemos continuar por el Collado del Piornal hasta La Maliciosa, llegar a Ventisquero de la Condesa y hacer el descenso del Manzanares, seguir caminando hacia Pico Valdemartín y aún terminar la Cuerda Larga, volver por la Loma del Noruego o buscar la cercada Garganta del Infierno para llegar a la Cuerda de las Cabrillas o descender hasta las Dehesas de Cercedilla...
Muchas opciones, de entre las que escogimos llegar hasta la mesa-mirador desde donde poder contemplar todos los puntos altos que circundan nuestra vista
Este mirador nos parece un buen lugar para sentarnos un tiempo, contemplar y admirar, escuchar el silbido del silencio, conversar con el compañero, escuchar la naturaleza, conversar con los pequeños saltamontes, escuchar la inmensidad del cielo.A nuestro alrededor, una familia cuenta sus impresiones de esta jornada de fantasía que es nueva para su hijo pequeño. !Qué hermoso oírle describir la admiración que siente en el lugar! La ilusión del jovencísimo corazón que comienza a descubrir la maravilla del esfuerzo y la paz del logro, contagia mi espíritu de nuevo aliento para mirar la tierra y la vida con la limpieza de un corazón recién estrenado.
Montaña abajo, en el regreso, nos encontramos con unas pequeñas jaulas que aún no sabemos lo que encerraban, aunque parece que más estaban allí como protección. Aquí me tumbé a su lado para dar idea de su tamaño, aunque sé que mi tamaño en medio de la inmensidad de la tierra y de la historia también es como un ayer que pasó, como la hierba que por la mañana nace y al atardecer ya está mustia.
Aquí, tumbado ante esta pequeña y protectora jaula, pregunto si alguna persona me puede hacer llegar noticia o idea de qué pueda ser. También me podéis decir otras muchas cosas que se os ocurran sobre este texto que aquí concluyo o sobre la vida en general.
Javier Agra.