Revista Cine
Alucardos, Retrato de un Vampiro (México, 2011), documental dirigido por Ulises Guzmán -director de programación del Festival Internacional de Cine de Horror de la Ciudad de México "Macabro"-, avanza por dos líneas paralelas: la de un documental relativamente convencional, con cabezas parlantes incluidas y recreaciones estilizadas ad-hoc; y la de la fascinante y hasta conmovedora crónica de la obsesión cinéfila -no, mejor dicho cinéfaga; no, no: queda mejor cinépata- de dos tipos que terminan convertidos en celosos guardianes de la herencia de cierto director mexicano de culto.La primera línea narrativa de Alucardos está realizada con funcionalidad informativa: he aquí las venturas y desventuras del pintor/jazzista/conductor-televisivo/locutor-de-radio/cineasta-de-culto Juan López Moctezuma (1932-1995), mejor conocido internacionalmente por sus cult-movies La Mansión de la Locura (1973), Mary, Mary, Bloody Mary (1975) y la celebérrima Alucarda, la Hija de las Tinieblas (1978). Las cabezas parlantes de especialistas (Mauricio Matamoros, Rebeca Jiménez, Ayala Blanco ni-fu-ni-fa, Monsiváis con gato en el regazo), familiares (el hermano, sus hijas), amigos (la pintora Bertha Sandoval) y compañeros de filmación (Jorge Victoria, Bertha Ortega, Alexis Arroyo, Xavier Cruz) van construyendo la contradictoria e inabarcable figura de un hombre talentoso, indisciplinado, dandy, bon vivant, ambicioso, desbocado y excéntrico que llegaba al set a dirigir vestido de emperador romano -con toga y corona de laurel en la sien incluidas- o, de plano, no vestido con nada: es decir, en pelotas. Esta vía narrativa se complementa con imágenes reales de cierto espectáculo de cabaret que López Moctezuma protagonizó en 1992 -"Cabaret Jazz Vampiro", en el bar El hijo del Cuervo- y con la recreación de ese mismo espectáculo en la que Juan Carlos Colombo interpreta al avejentado/enloquecido Juan López Moctezuma.Si el documental de Guzmán se hubiera quedado en este terreno, ya habría sido suficientemente valioso para recomendarlo como admirada fuente de información cultera. Pero he aquí que, desde el inicio, Guzmán nos presenta a dos tipos en sus treinta-y-tantos años, un dentista con rasgos femeninos llamado Manolo y el encargado de una farmacia llamado Lalo, que terminarán siendo el corazón cinépata del filme. Con problemas de identidad arrastrando desde la infancia -Manolo por su evidente hermafroditismo, Lalo por una tragedia familiar que lo llevó a vivir en un coche abandonado-, estos dos tipos han canalizado sus obsesiones por la sangre, el horror, el sadismo, el suicidio o la muerte a través de su devoción a la obra de López Moctezuma, en especial la cult-movie vampírica-lésbica Alucarda. Así, el sádico dentista Manolo -al que sólo le falta cantar cual personaje de La Tiendita de los Horrores (Oz, 1986)- y el perpetuamente resentido Lalo -que, con su enorme colección de cuchillos a la mano, sueña con asesinar a su padrastro- resultan ser la ideal pareja muy pareja que terminan siendo los protagonistas de una suerte de historia de amistad/amor heterosexual tan extraña como conmovedora ("Me gustan las mujeres y Manolo").En algunas ocasiones, la transición entre el documental informativo sobre López Moctezuma y el acercamiento existencial a este par de amigos de lo macabro me pareció tambaleante. Me explico: hay momentos en los que los testimonios y la respectiva puesta en imágenes de las vidas de Lalo y Manolo -encarnados por Luis Romano y Óscar Olivares en los segmentos "recreados"- llegan a ser tan absorbentes, que llegué a resentir cuando el filme regresa con alguna cabeza parlante que dice algo que ya sabíamos o que, en todo caso, nos interesa menos que las obsesiones/aficiones de Lalo y Manolo, quienes no sólo llegan a conocer a su idolatrada Tina Romero -Alucarda herself- sino al propio Juan López Moctezuma en circunstancias que mejor dejo al lector que descubra por sí mismo. Alucardos, Retrato de un Vampiro es, para variar, otra prueba más -por si alguna faltara- de que el cine mexicano de la última década muestra lo mejor de sí -el máximo rigor, el máximo amor- en el documental. Lo que falta ahora es que se vea más, se distribuya mejor.
Alucardos se presentó ayer lunes en Macabro 2011 y se exhibirá nuevamente el domingo 28, a las 22 horas, en el Cinépolis Diana.