El ahora ex director del Museo del Ferrocarril, Rodolfo Acevedo Oliva, acusado hace algunos meses por ex empleadas de acoso sexual y laboral, es ahora señalado por un joven, supuesto egresado del CBTIS 131, quien lo acusan de haberse aprovechado de varios estudiantes para realizar algunos negocios presuntamente ilegales, como la venta de cerveza, en eventos promovidos y auspiciados por la misma Secretaría de Cultura.
Por medio de un correo, un joven que no quiso dar su nombre pero que se identificó como ex alumno del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial (CBTIS) No. 131 proporcionó a Código San Luis un par de videos en el que aparece un joven a quien identifica como su compañero y quien, según señala, en ese momento se desempeña como prestador de servicio social en el Museo del Ferrocarril.
El denunciante explica que ese día (sin dar fecha exacta) y en compañía de dos compañeros más acudió al recinto cultural con motivo del Día de los Museos pues se llevaría a cabo la presentación de un grupo de blues. Asegura que a todos les sorprendió bastante ver a un compañero vendiendo cerveza ya que sus maestros les habían comentado sobre las cosas que no debían hacer durante su servicio social.
Comenta que comenzó a grabar a escondidas para no incomodar a su compañero y para no meterlo en problemas, sin embargo, agrega que los mismos videos que nos proporciona fueron subidos a sus redes sociales en aquel tiempo a manera de denuncia sin que lograran tener mayores repercusiones. “Hace poco tuvimos un reencuentro de ex alumnos y me encontré con el compañero que vendía cervezas, una amiga sacó el tema del abuso sexual en el museo y nos acordamos de esa vez (cuando vendió cervezas). El compañero nos dijo que la administradora fue la que organizó las ventas y la que dio las comisiones” dice.
En un video se ve a un joven, es difícil identificarlo pero el denunciante asegura que era su compañero y que se encontraba haciendo su servicio social, en repetidas ocasiones ofrece a la venta diferentes productos “Agua, refrescos, cerveza”. En un segundo video se ve a un trabajador del museo, Oskar Zapata, preparando bebidas presuntamente alcohólicas, además de varios envases de cerveza, para la venta de esa noche.
Quizá la venta de cervezas por sí misma no es lo que causa escándalo en esta denuncia sino el hecho de que se haya abusado del servicio que los jóvenes estudiantes brindaban a la institución para que les asignaran este tipo de labores. En una investigación realizada me encontré con los Lineamientos de operación para los prestadores de servicio social para alumnos de CBTIS entre los que destaca lo siguiente “Las actividades que desempeñen los prestadores de servicio deben ser acordes a los estudios cursados o contribuir en la realización de programas especiales de desarrollo y emergencia social”. Del mismo modo, el documento explica que el servicio social busca fortalecer la formación integral de los alumnos, reforzar actitudes solidarias, entre otras cosas.
Es aquí donde la actividad toma un carácter distinto, un prestador de servicio y menos un menor de edad (hay que recordar que los estudiantes de este nivel educativo no exceden los 18 años) deberían dedicarse a la venta de bebidas alcohólicas para justificar su servicio social y sería inmoral que las autoridades responsables les asignaran labores de este tipo pero el problema no acaba aquí, el denunciante no sólo señala a la administradora, Eloisa Flores, como la supuesta organizadora de las actividades, sino que sostiene que fueron varias las ocasiones en las que se repitieron estas acciones y en las que, incluso, les facilitó bebidas alcohólicas para su propio consumo.
“Mi compañero nos dijo que a cambio de ayudarles con la venta de cervezas les firmaban más horas en el servicio social y que a veces podían tomarse algunas porque con eso les pagaban”. De lo anterior, destaca “Nos dijo que el director (Rodolfo Acevedo) sí sabía que se vendía alcohol y que nosotros estábamos a cargo de eso porque siempre había juntas antes de cada evento aunque nosotros le reportábamos todo a la administradora”.
Es muy posible que, además del Día de los Museos, la venta de cerveza y alcohol se realizara en los diversos eventos privados para los que se renta el recinto pero es importante destacar que, justamente, en la celebración de los museos, la dirección y la administración del Museo del Ferrocarril supieron sacarle jugo a la promoción que hizo la Secretaría de Cultura para difundir esta actividad y atraer una mayor cantidad de público, lo que se traduce en una venta mayor y en mejores ganancias. De lo anterior no existe reporte alguno en Transparencia lo que abriría la posibilidad de que haya sido un posible negocio particular, es decir, las ganancias no favorecieron al museo sino al bolsillo de una o dos personas en específico.
De ser verdad esta acusación, Rodolfo Acevedo y Eloisa Flores habrían incurrido en una serie de irregularidades de alta gravedad no sólo por la venta de bebidas alcohólicas en un recinto cultura (seguramente sin el permiso correspondiente) sino por haber abusado de la nobleza e inocencia de los menores de edad que en ese momento prestaban su servicio social y más aún por la presunta facilitación de alcohol para su consumo.
Vía Código San Luis