II Certamen Doctor Juan Pedro de Luna
Sábado 9 de Julio de 2011
6 añojos de Manuel Ángel Millares. Mansearon 2º y 3º. Bravo el 4º. Blandos en general.
Raúl Bravo (E.T. Alicante): Saludos tras aviso
Luis Miguel Naharro (E.T. Badajoz): Saludos
Santiago Esplá (E.T. Benidorm): 1 Oreja
Álvaro Lorenzo (E.T. Toledo): Vuelta al ruedo tras petición
Miguel Andrades (E.T. Jerez): 1 Oreja
José Antonio Lavado (E.T. Málaga): 2 orejas
Por José Daniel Rojo
El reglamento taurino especifica que en las becerradas de clase práctica no se podrán cobrar entradas siendo, por tanto, jornadas de puertas abiertas. De esta manera se arriesga a que los tendidos se pueblen de seguidores de los chavales, que no han ido nunca antes a los toros y solo tratan de jalear a su paisano o que todo aquél que pase por los alrededores de la Plaza pues entre a ver que pasa por allí.
Entiendo que todo esto puede resultar positivo para la Fiesta en un futuro, porque de todos éstos que ahora van gratis, a buen seguro, saldrá algún buen aficionado. Pero esta llegada masiva de público no entendido provoca que el resultado final del festejo no coincida con lo que verdaderamente ocurrió en el ruedo.
Lo mismo pudieron pensar los responsables de la Escuela Taurina de Toledo que venían representada por el becerrista Álvaro Lorenzo y que dibujó sobre el albero malagueño las estampas más toreras de la tarde-noche en La Malagueta. Ante un animal escaso de fuerzas fue trazando la faena a golpe de suavidad, muy templado todo lo que hacía. Comenzó el trasteo de muleta enseñando a embestir a su oponente, mostrándole el camino y alargando, cada vez más, la mano. Citaba con la bamba de muleta de manera extremadamente suave y supo dar los toques en los momentos oportunos. El joven Lorenzo daba tiempo entre tanda y tanda y todo lo que realizó lo hizo de manera exquisita y con mucha torería. Terminó con una tanda de naturales profundos y templados. Su toreo se apoya en el clásico, sin alardes a la galería y así cuesta trabajo llegar al público que ayer ocupaba los tendidos. Pero los aficionados de verdad, que los había por cierto, quedaron encantados con las maneras y el concepto de este aprendiz de torero al que de manera incomprensible, y con petición mayoritaria, se le negó una merecidísima oreja.
Abrió cartel el alicantino Raúl Bravo que no consiguió acoplarse a la embestida del blando añojo de Millares. Con la muleta se encargaba de echarlo para afuera con lo que resultaba imposible la ligazón. Al final de faena se puso algo pesado cuando lo mejor hubiese sido abreviar. Se pidió premio para el becerrista, de manera incomprensible, y el Presidente, esta vez si, de manera acertada, no lo concedió.
Luis Miguel Naharro de Badajoz, tuvo que hacer frente a un añojo que manseó como casi todos sus hermanos. Estuvo voluntarioso el chaval pero pecó de no tapar al animal con la muleta de manera que se iba para tablas al salir de cada muletazo. Hubo una serie en la que puso la muleta por delante, para que no viera nada más que muleta, y consiguió aguantarlo.
Ayer conocimos que la saga de los Esplá continúa en el mundo taurino. Santiago Esplá, sobrino de Luis Francisco, venía representando a la Escuela de Benidorm. Quiere hacer las cosas muy parecidas a su tío el joven Santiago que estuvo muy variado con el capote y entrando en quites de manera certera. Gustó con las banderillas, cuadrando en la cara y con un avanzado conocimiento de los terrenos. En la muleta manseó también el añojo y cometió Esplá el mismo error que su compañero Luis Miguel Naharro, dándole salida en cada muletazo provocando la huida del animal. Su labor con el capote y las banderillas gustó al respetable y se le concedió una oreja.
Miguel Andrades y José Antonio Lavado amenazan con formar y explotar la pareja artística que vuelve loco al público en general pero que desencanta a la afición. Los dos niños, de reducida estatura, saben aprovechar su niñez que se puede convertir en arma de doble filo. Puede impactar ver a dos niños haciéndole frente a animales que los sobrepasan en estatura. Pero todo puede cambiar si crecen y no han sabido consolidar un concepto de tauromaquia y cuando la niñez ya no sea atractiva o impactante para el que ocupa un lugar en el tendido.
El jerezano Miguel Andrades estuvo correcto con el capote, instrumentando una verónicas con cierto temple tras recibir a su oponente con tres largas cambiadas de rodillas. Protagonizó un quite al alimón con el malagueño Lavado, habitual cuando comparten cartel los dos niños aprendices de torero. El tercio de banderillas también estuvo firmado por Andrades y Lavado entre el clamor del público. Y en la faena de muleta el jerezano dejó constancia de su vulgaridad. No se cruzó ni una sola vez, dejó mucho hueco entre el cuerpo y la muleta pero siempre procuró estar en contacto directo con el público para mantener la emoción. El desplante de rodillas, sin haber instrumentado ni un solo muletazo correcto, puso en pie al respetable que correspondió pidiendo los dos trofeos para el jerezano Andrades. La presidencia, benévola en esta ocasión, concedió un apéndice.
Y cerró la tarde el axárquico José Antonio Lavado que tanto interés está sembrando entre los aficionados malagueños. Tiene muy buenas y serias condiciones para seguir progresando, pero resultaría triste que optara por el camino del populismo barato cuando ciertamente podría llegar más lejos con otro concepto taurómaco. Tiene la enorme virtud el chaval de pensar delante de la cara del animal, cuestión primordial para saber plantear la faena necesaria a cada oponente. Por ello, hizo lo que ningún otro compañero del cartel realizó en toda la tarde al ver que los animales manseaban de salida y les costaba trabajo llegar al capote. El valiente Lavado se fue hasta los medios para esperarlo, allí siempre va el animal manso y así ocurrió. Lo recogió con el capote, muy bien por cierto, y luego le enjaretó algunos lances a la verónica impregnados de temple y torería. Luego en la muleta comenzó con despaciosidad para favorecer al blando añojo. Le faltó cruzarse en numerosas ocasiones motivo por el cuál se le abría el animal y resultaba más complicado ligar las series. Ayer nos encontramos con un Lavado que quiso hacer las cosas de manera distinta, más serio que en otras ocasiones. Es ahora, en los inicios, cuando el malagueño tendrá que decidirse por un concepto u otro. Ayer, por los motivos que fuese, no tuvo su tarde más redonda, a pesar de las dos orejas, muy cariñosas por cierto, que le permitieron salir por la puerta grande.
Y así concluyó este Certamen que con mucho esfuerzo y acertadamente ha conseguido poner de nuevo en marcha la Escuela Taurina de la Diputación de Málaga. Una escuela que continúa trabajando para formar a los chavales que sueñan con ser toreros y creando también cantera de subalternos, como es el caso de Cristian Bolaños que ha vuelto a sorprendernos, una vez más, por la manera de manejar el percal y las banderillas.
Un certamen que también nos ha permitido descubrir a jóvenes valores como Carlos Aranda en la tarde del viernes y Álvaro Lorenzo ayer sábado que nos han dado motivos para volver a verlos.