Cuando la noche llene de luna
todos los minutos detenidos
permanecerá yerta
la realidad ajena a los desvelos.
Tiempos sin voz
flecha clavada en la espalda de un cielo
donde duermen su tregua las esperanzas.
Yacen sin dueño todas las palabras
que el viento acuna, y se posan
en un epitafio de silencio y hielo
sobre la tumba del tiempo.