La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad irreversible y progresiva que afecta el cerebro y lentamente destruye la memoria y otras habilidades mentales. Puede llegar a anular la capacidad de realizar las tareas cotidianas más simples.
La mayor parte de los enfermos comienza a presentar síntomas después de los 60 años. El cerebro de esas personas muestra un exceso de dos estructuras anormales —placas de amiloide y ovillos neurofibrilares. La tercera característica diferencial es la pérdida de conexiones entre las células nerviosas (neuronas) en el cerebro.
¿A quién afecta?
La enfermedad de Alzheimer es más común en personas mayores. Por ejemplo, en Estados Unidos, la enfermedad afecta a más de 5,3 millones de estadounidenses, según estimaciones de la Alzheimer’s Association. A medida que la generación del baby-boom envejece y alcanza la edad de la jubilación, este número puede saltar a más de 11 millones en el 2040. Una de cada ocho personas con 65 años o más padece la enfermedad. La cantidad de personas con esta enfermedad se duplica cada cinco años de edad a partir de los 65.
¿Quién está en el grupo de riesgo?
La edad es el mayor factor de riesgo conocido. La herencia genética también puede influir en el riesgo de desarrollar la enfermedad y en qué momento de la vida. Otros factores no genéticos, ambientales o de estilo de vida pueden influir en la salud del cerebro y el desarrollo o la prevención de la enfermedad de Alzheimer. La mayor parte de ellos puede ser controlada o reducida con actividades físicas, alimentación saludable, control de enfermedades crónicas, relaciones sociales y estimulación intelectual.
¿Cómo es posible diagnosticar la enfermedad?
Personas con serios problemas de memoria deben buscar un médico. El profesional puede diagnosticar el problema o derivar al paciente a un neurólogo o un psiquiatra geriatra. Profesionales de la salud especializados en Alzheimer pueden indicar maneras de lidiar con el problema o sugerir tratamientos y servicios que pueden ser de ayuda.
A continuación voy a citar algunas precisiones desde la NEUROPSICOLOGÍA acerca de esta enfermedad y las áreas que se van deteriorando:
La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno cerebral degenerativo relacionado con la edad que se caracteriza por atrofia neuronal, pérdida de sinapsis. Estos cambios patológicos comienzan principalmente en las estructuras límbicas del lóbulo temporal medial y luego avanzan hacia las cortezas de asociación de los lóbulos frontales, temporales y parietales.
Estos déficits cognitivos y la declinación en las funciones diarias que producen son las características principales del síndrome de demencia causado por EA.
APRENDIZAJE Y MEMORIA
Una característica clínica distintiva de la enfermedad de Alzheimer (EA) es el deterioro en la capacidad para aprender y recordar información nueva.
Los déficits de memoria con frecuencia son el primer síntoma clínico de la enfermedad y pueden reflejar un deterioro en el proceso de consolidación que proviene de daños tempranos en la corteza entorrinal y en el hipocampo. Asimismo, son particularmente evidentes en las mediciones de recuerdos diferidos (es decir, los pacientes muestran un olvido anormalmente rápido) y perjudican el desempeño en pruebas de evocación libre y de reconocimiento en la misma medida.
AMNESIA RETROGRADA
El déficit de la capacidad para recordar hechos pasados que se recordaban exitosamente antes de una lesión cerebral o de la aparición de una enfermedad neurológica se conoce como amnesia retrógrada. Esta forma de deterioro de la memoria ocurre con frecuencia luego de una lesión circunscripta al lóbulo temporal medial o a las estructuras cerebrales diencefálicas, y puede remontarse a años o décadas pasadas
Los pacientes con EA y demencia leve con frecuencia muestran una amnesia retrógrada severa y temporalmente categorizada con recuerdos del pasado distante mejor retenidos que los recuerdos del pasado más reciente
LENGUAJE Y CONOCIMIENTO SEMÁNTICO
Los pacientes con EA presentan anomia leve, dificultades para encontrar las palabras en el discurso espontáneo y disminución en el conocimiento semántico. Esto puede asociarse a un disfunción del lóbulo temporal.
FUNCIONES EJECUTIVAS MEMORIA DE TRABAJO Y ATENCIÓN
Si bien los déficits en las funciones ejecutivas ocurren en el síndrome de demencia cortical en EA, juegan un papel más destacado en la definición del síndrome de demencia subcortical, que se caracteriza por déficits en la conducta dirigida a metas, la capacidad para generar múltiples alternativas de respuesta, la capacidad para resistir la distracción y mantener una actitud de respuesta y la flexibilidad cognitiva para evaluar y modificar la conducta
Este déficit en la memoria de trabajo generalmente es leve al comienzo e involucra principalmente la alteración del sistema ejecutivo central sin afectar el bucle fonológico ni la agenda visoespacial. No es hasta etapas posteriores de la EA que se ven afectados todos los aspectos del sistema de memoria de trabajo.
CAPACIDADES VISOESPACIALES
Los pacientes con EA con frecuencia muestran déficits en las capacidades visoespaciales en algún momento durante el trascurso de la enfermedad, pero estos déficits generalmente no son evidentes en las etapas muy tempranas y con frecuencia contribuyen poco a la diferenciación entre demencia temprana y envejecimiento normal
Si bien los déficits en las capacidades visoespaciales y la praxis construccional generalmente no son evidentes en las etapas muy tempranas de la EA, existen casos bastante raros en los que la enfermedad inicialmente se presenta con atrofia cortical posterior circunscripta con demencia dominada por una disfunción visual de orden superior
DETECCION NEUROPSICOLOGICA DE LA EA
La enfermedad de Alzheimer (EA) generalmente causa un síndrome de demencia cortical caracterizado por déficits tempranos de la memoria episódica (por ejemplo, olvido rápido), en las funciones ejecutivas (por ejemplo, en la flexibilidad cognitiva) y en el conocimiento del lenguaje/semántico. Las pruebas neuropsicológicas que revelan este patrón de déficits son muy eficaces para diferenciar la EA temprana del envejecimiento normal.
EFECTO DE ENVEJECIMIENTO SOBRE LA DETECCION DE LA EA
Aunque la EA temprana se puede identificar clínicamente sobre la base de un patrón típico de déficits cognitivos, se debe observar que la enfermedad ocurre contra el telón de fondo de cambios cognitivos relativamente sutiles que tienen lugar durante el curso del envejecimiento normal. Debido a que el envejecimiento normal puede afectar negativamente muchas de las mismas capacidades cognitivas afectadas por la EA, la importancia de los déficits específicos relacionados con la EA pueden ser mucho menos evidentes en los Muy Ancianos (por ejemplo, mayores de 80 años) que en los Ancianos Jóvenes.
Los déficits cognitivos asociados con EA se pueden distinguir de la declinación cognitiva asociada con la edad por diferencias cuantitativas y cualitativas en la memoria episódica, conocimiento semántico y algunos aspectos de las funciones ejecutivas. Sin embargo, el patrón de déficits cualitativamente distinto es menos pronunciado en pacientes muy ancianos con EA que en pacientes más jóvenes con EA.
Debido a que los cambios neurodegenerativos de la enfermedad de Alzheimer (EA) con frecuencia comienzan en las estructuras del lóbulo temporal medial y luego muy gradualmente se extienden a la neocorteza, a menudo tiene lugar una declinación sutil en la memoria episódica antes de la aparición de los obvios cambios cognitivos y conductuales requeridos para efectuar un diagnóstico clínico de demencia. Esta etapa “preclínica” de la EA puede involucrar déficits cognitivos adicionales o asimetría en el desempeño cognitivo (por ejemplo, el lenguaje es peor que la capacidad visoespacial), pero la memoria generalmente se ve afectada primero.
¿Hay tratamiento?
Hoy en día, no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer, pero los tratamientos actuales tienen por objetivo ayudar a preservar las funciones mentales, administrar los síntomas de comportamiento y retrasar la aparición de los otros diversos síntomas. La FDA, órgano de los Estados Unidos responsable por el control de drogas, aprobó cuatro medicamentos para el tratamiento de la enfermedad. Pero esas sustancias no alteran el desarrollo de la misma; sólo pueden ayudar durante algunos meses o pocos años.
Los síntomas de comportamiento pueden estar acompañados por problemas de memoria y pueden incluir insomnio, agitación, dispersión, ansiedad, rabia y depresión. Distintos científicos están estudiando nuevos tratamientos para lidiar con esos cuadros. Por lo general, combatir los síntomas comportamentales permite que los enfermos vivan mejor y que el día a día se haga más fácil para quienes los cuidan.
¿Hay forma de evitar la enfermedad?
Todavía no existen tratamientos ni medicamentos que comprobadamente puedan evitar o retrasar el desarrollo del Alzheimer, pero es posible adoptar actitudes beneficiosas para envejecer con salud y reducir el efecto de posibles factores de riesgo. Practicar ejercicio físico regularmente, adoptar una alimentación saludable rica en frutas, verduras y legumbres, mantener actividades sociales e intelectualmente estimulantes, controlar la diabetes tipo 2, mantener la presión arterial baja, controlar el colesterol en los niveles adecuados y tener el peso indicado son medidas que reducen el riesgo de tener otras enfermedades, y ayudan a mantener y mejorar la salud en general y el bienestar, pero no necesariamente evitan o retardan el desarrollo del Alzheimer. Aunque se compruebe que esas medidas son efectivas contra la enfermedad, pueden no ser capaces de combatir la propensión genética y otros factores de riesgo al punto de evitarlo.
¿Qué se está haciendo?
Hace 30 años, se sabía muy poco sobre el Alzheimer. Pero a lo largo de ese período investigaciones científicas en Estados Unidos y alrededor del mundo –financiadas por el National Institute on Aging y otros órganos del National Institutes of Health, por la Alzheimer’s Association y por otras entidades Norteamericanas llevaron a grandes avances en el conocimiento sobre la enfermedad y al desarrollo de nuevos medicamentos y tratamientos prometedores. Hoy, científicos investigan distintos abordajes para tratar, evitar y curar el Alzheimer, con 91 medicamentos en estudios clínicos hasta 2008 y otros esperando su aprobación por parte de la FDA para ser probados en seres humanos.
¿Cómo es posible ayudar?
Existen distintas maneras de colaborar con la lucha contra la enfermedad de Alzheimer, tales como participar en investigaciones y apoyar enfermos mediante trabajo voluntario, donaciones y otros tipos de ayuda y actividades. Para saber más, contáctate a la Asociación de Alzheimer en su país.
¿Y la familia qué?
Como en toda enfermedad mental que produce demencia o pérdida de las facultades intelectuales, representa un riesgo tanto para la seguridad del paciente como para la de los integrantes de la familia producto de cualquier tipo de alucinación o idea fija que pueda presentarse, la convivencia se torna difícil y desgastante, por la permanentes repeticiones a las mismas y las mismas preguntas, por la pérdida de funciones básicas es decir que va en franco deterioro, por cambios repentinos del humor ante temores irracionales e inexplicables o situaciones que les pone supuestamente en peligro pudiéndose tornar agresivos. Su poca retentiva y capacidad de aprender hace que su participación en diálogos y conversaciones sea mínimo lo que promueve su autoexclusión del grupo.
Por lo tanto la familia del paciente con EA debe también ser tratada con terapia de contención, lo que permitirá encontrar mecanismos de catarsis para descargar toda está angustia y desgaste que le genera esta convivencia y sobre todo para encontrar mecanismos de manejo.
SÍNTESIS:
Es lamentable el pronóstico del paciente con EA, su deterioro es franco y progresivo lo que, lo proyectará en el corto plazo a la institucionalización.
Se considera todavía que puede ayudar una dinámica familiar cálida y afectiva, los avances de la medicina permiten adquirir medicamentos que ayudan medianamente a mantener ciertas funciones, una terapia cognitiva que atienda estas funciones ayudará a mantener por algún tiempo más, las mismas, mejorando en cierta forma la calidad de vida del paciente y como habíamos dicho anteriormente a la par ir sosteniendo a la familia para resistir dicho desgaste.
La despersonalización de la sociedad contribuye a que este deterioro actúe con mayor eficacia, esto se ve sustentado en las estadísticas de EEUU al ver que 1 de cada 8 adultos mayores sufren de esta enfermedad y que para el 2040 habrán más de 11 millones de pacientes con la EA.
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FUENTE
- David P. Salmon Ph.D, Neuropsicologia de la Demencia Cortical. Máster Neuropsicología Clínica. Barcelona.
España. 2012.
- http://www.hbo.com/alzheimers/
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