"El Alzheimer, una enfermedad degenerativa" Como ya avanzábamos en la publicación anterior, vamos a seguir conociendo y teniendo más en cuenta las poblaciones especiales con las que podemos trabajar y llegar a conseguir grandes beneficios con una actividad física bien orientada.
En este caso y siguiendo con el Alzheimer, cabe destacar que esta enfermedad, por lo general, se compone de tres fases en las que en una fase inicial tiene una duración de tres a cuatro años, donde se empiezan a dar los primeros indicios que ya comentamos, luego tendríamos una fase intermedia con una duración de dos a tres años y por último la fase terminal que puede llegar a durar de dos a tres años también.
Se conoce que la esperanza de vida en este colectivo es entre ocho y diez años pero con la posibilidad de poder vivir hasta veinte. Con el ejercicio diario puede considerarse que se realiza la prevención primaria, se entiende que a través de diferentes mecanismos, ya que como indicamos en la anterior publicación, también ayuda a ralentizar la progresión de esta enfermedad así como mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Así pues encontramos beneficios físicos gracias a la actividad física, mejorando la fuerza muscular (Thomas & Hageman, 2003; Santana-Sosa et al., 2009), existe una mejora de la resistencia cardiovascular (Arkin et al. 2003; Santana-Sosa et al., 2009; Baker et al. 2010), una mejora de la marcha que como es sabido con el avance de la enfermedad se va deteriorando la lateralidad, el conocimiento del propio cuerpo o la orientación entre otras muchas cosas.
Esta practica de ejercicio también suele venir acompañada de una mejora del equilibrio (Thomas & Hageman, 2003; Toulotte et al., 2003; Netz, Axelrad, & Argov, 2007; Santana-Sosa et al., 2009; Littbrand et al 2011), mejora de la flexibilidad y sobre todo, y muy importante, existen mejoras en las actividades de la vida cotidiana (Rolland et al. 2007).
Existen también los conocidos como beneficios en los síntomas neuropsiquiátricos, con una mejora de la depresión llegando incluso a reducirla, mejora del estado de animo, existen también mejoras en el comportamiento entendiendo el mismo como una reducción de la agresividad, la pasividad o la agitación (Putman & Wang, 2007; Heyn, 2003).
Por último llegamos a obtener beneficios cognitivos llegando a conseguir mejoras en la función ejecutiva, mejoras de la atención visual (Lam et al. 2011), atenuación del deterioro cognitivo y por último, obtendremos mejoras de la atención y la memoria visual (Yaguez et al. 2011).
Deporte en personas con Alzheimer, ¿cómo hacerlo?
A veces no solo es suficiente con conocer y saber que existen beneficios inminentes en esta enfermedad gracias a la actividad física, es necesario saber y saber hacer bien. Para ello podemos seguir una serie de consideraciones como las siguientes:
* Dar al paciente instrucciones simples y no dar nada por sentado.
* Es importante que no den instrucciones dos personas a la vez. Esto crea mucho estrés en la persona y no conseguiremos que haga el ejercicio mejor.
* Dar ejemplos visuales. Si llega el momento en el que la persona no es capaz de imitar el movimiento, seremos su sombra. Manipularemos la posición de la persona directamente.
* Combinar ejercicios que supongan un aprendizaje nuevo (aunque con retos asumibles), con ejercicios que supongan una rutina. Por ejemplo crear siempre el mismo calentamiento y vuelta a la calma.
* Evitar ejercicios que supongan tumbarse y levantarse del suelo.
* Trabajar con la pedagogía del éxito.
Espero que os haya servido de ayuda y por supuesto seguiremos dando a conocer más patologías que gracias al deporte y la actividad física se obtienen grandes beneficios. Intentemos que más gente los conozcan y tengamos una vida más activa. El deporte es Salud.
