Si hubiera un campeonato mundial del bajo perfil, Amancio Ortega sería campeón, subcampeón y juez del torneo. El fundador de Zara es un multimillonario tan discreto que para muchos es casi una leyenda urbana: “Dicen que vive en Galicia”, “Dicen que camina por la calle como cualquiera”, “Dicen que tiene más propiedades que el Monopoly”… Todo muy misterioso, a lo Millonario Anónimo.
Pero detrás del mito está la historia de un hombre que pasó de ayudar en una tienda de camisas a ser uno de los más ricos del planeta. ¿Magia? ¿Brujería textil? No, simplemente un talento casi sobrenatural para entender qué ropa quieres incluso antes de que tú lo sepas.

I. Los inicios: Cuando Amancio era solo ‘el chico que cosía’
Amancio Ortega Gaona nació en 1936 en Busdongo de Arbás, un pequeño poblado leonés en donde el tren hace más ruido que las modas. Su familia se mudó luego a La Coruña, donde el futuro magnate empezó a trabajar a los 14 años como ayudante en una camisería.
Y ahí ocurrió su primera revelación:
la gente compra más cuando le das exactamente lo que quiere… sin hacer que espere tres meses.
Mientras otros empresarios soñaban con París, él soñaba con una logística que funcionara más rápido que un chisme en un grupo de WhatsApp.
II. Fonseca: El primer imperio… pero chiquito
Antes de Zara, Ortega y su primera esposa, Rosalía Mera, fundaron Confecciones GOA. La empresa producía batas, albornoces y lencería. Nada glamuroso, pero rentable. Lo suficiente como para que Amancio pensara:
“¿Y si esto lo hago a lo grande… pero a lo rápido?”
Con esto sembró la semilla de lo que más tarde sería la fast fashion, un concepto que básicamente significa:
Diseñamos hoy, fabricamos mañana, vendemos pasado mañana y si no te gusta… ya sacamos otra colección.
III. 1975: Nace Zara (sí, en pleno franquismo)
La primera tienda Zara abrió sus puertas en 1975 en La Coruña. El nombre Zara no estaba planificado; se dice que Amancio quería llamarla “Zorba”, pero ya había un café cercano con ese nombre y evitó el pleito. Ese día ganó el mundo de la moda… y perdió un café.
Desde el inicio, el modelo era revolucionario:
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Producción local
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Rotación rápida de modelos
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Espionaje legal de tendencias (conocido como “inspiración”)
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Precios accesibles
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Y cero entrevistas públicas del fundador, por si acaso
IV. El ascenso imparable: Inditex domina el planeta
Zara fue creciendo como una tienda que tomó mucho café: rápido y sin descanso. Pronto surgieron Pull&Bear, Bershka, Massimo Dutti, Oysho, Stradivarius… Un ejército textil hecho para conquistar closets alrededor del mundo.
La clave estaba en su sistema logístico:
Inditex entrega ropa más rápido que la mayoría entrega un pedido por delivery.
Si algo se pone de moda hoy en Instagram, mañana ya está en tienda. Parece brujería, pero es pura ingeniería comercial.
V. Mister Amancio: El millonario ninja
Aunque su patrimonio se mide en decenas de miles de millones, Amancio Ortega conserva la timidez del empleado de camisería que fue:
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No da entrevistas.
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No hace discursos.
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No posa para revistas.
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No sale en anuncios.
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Y su guardarropa es más discreto que un espía en una reunión de suegras.
Su vida personal la maneja con la misma hermeticidad que un banco suizo. Sus apariciones públicas son tan raras que internet suele reaccionar con:
“¡OMG! ¡Apareció! ¡Sí existe!”
VI. La estrategia financiera que nadie esperaba: comprar… edificios
Mientras el mundo pensaba que Ortega solo vivía de la moda, él empezó a comprar inmuebles en Nueva York, Londres, París y otras ciudades principales. No edificios cualquiera: edificios que probablemente tú y yo no podemos ni fotografiar sin que nos dé ansiedad económica.
Así diversificó su fortuna, demostrando que además de vender ropa, sabía jugar al Monopoly en modo legendario.
VII. Controversias, críticas y la eterna sospecha
Como cualquier imperio gigantesco, Inditex ha enfrentado críticas: condiciones laborales de proveedores, impacto ambiental, competencia feroz y el eterno debate sobre la fast fashion.
Nada nuevo cuando eres tan grande que aunque tosas, los mercados tiemblan.
¿Amancio habla sobre estas polémicas?
Por supuesto que no. Él prefiere el silencio ninja.
VIII. Legado: El hombre que cambió cómo nos vestimos (y cómo compramos)
Hoy, Inditex sigue siendo una de las compañías más influyentes del mundo. Ortega, aunque retirado de la gestión diaria, continúa moviendo fichas desde la sombra, como un maestro de ajedrez que observa la partida sin decir ni “jaque”.
Su secreto siempre fue entender al consumidor mejor que nadie. Y quizá su otra gran virtud es su frase de vida no escrita:
“Menos hablar, más trabajar”.
IX. ¿Y qué piensa Amancio de todo esto?
Probablemente nada.
Y si piensa algo, no lo sabremos, porque no va a dar una entrevista.
