Revista Política

Amando de Miguel: Una referencia por referencias, a izquierdas y derechas

Publicado el 16 diciembre 2013 por Alejandropumarino

Amando de Miguel: Una referencia por referencias, a izquierdas y derechas

Gabriel Ter-Sakarian Arambarri (son apellidos de verdad, un mestizaje vascoarmenio) me envía un comentario ingenioso sobre lo que significa ser de izquierdas o ser de derechas. Transcribo algunos ejemplos. El de derechas, cuando no le gusta fumar o comer carne o un programa de la tele o ir a la iglesia, etc., simplemente se abstiene de ello. Pero si es de izquierdas hace campaña para que la gente no fume, no coma carne, etc. La distinción fundamental es que si el de derechas tiene problemas económicos, se esfuerza por trabajar más. En cambio, el de izquierdas le echa la culpa al Gobierno, a los bancos, al Papa o a quien sea. En definitiva, si una persona de derechas recibe el mensaje de don Gabriel, lo reenvía a un amigo; el de izquierdas se cabrea y lo elimina. Añado en serio que una persona de derechas es la que opina que el Estado gaste menos para así prosperar él con más medios, con su esfuerzo. Una persona de izquierdas quiere que el Estado gaste más para así prosperar él a través de alguna subvención o sinecura.

El incisivo vascoarmenio es incansable. Ahora nos comunica la carta que ha dirigido a los Reyes Magos. Es él quien envía un paquete de regalo a Sus Majestades. En el cual se incluye “un presidente del Gobierno, 350 diputados, un puñado de banqueros, la familia real con yerno incluido y centenares de políticos corruptos”. Insiste en que “no se admite devolución” del regalito. Por si fuera poco, propone esta pancarta para las manifestaciones: “No podemos apretarnos el cinturón y bajarnos los pantalones al mismo tiempo”. Me envía docenas de humoradas en el mismo sentido. Aquí no caben. Supongo que circulan por la red mientras duerme la araña.

No me resistí a publicarlo. Desde luego, quien lo firma podría ser considerado “de derechas”, pero manda al gobierno y a la familia real a la tierra de nunca jamás. A los liberales de verdad no hay quien los entienda, desde luego.


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