Variando un poco la tónica del blog, que ya toca, hoy vengo con la reseña de una novela romántica de las buenas. Y que no os eche para atrás que pertenezca al sello Harlequín, es una pequeña joyita que merece y mucho la pena.El hecho de ser una novela de romántica contemporánea ayuda a empatizar con los personajes más fácilmente que en los casos de histórica. De todos modos tiene ya sus añitos pues se publicó en 1984, pero no es algo que se note en sus páginas.
Argumento: El accidente que despojó a Blake Remington de la capacidad de andar le arrebató también el deseo de vivir. La vida de Blake era riesgo, aventura, llegar al límite de lo humano, pero ahora que no se puede mover, no le interesa seguir adelante y, tras dos años de operaciones y de no ver movimiento en las piernas como le aseguran los médicos que puede haber, se ha rendido.
Dione Kelley era su última oportunidad. Ella lo sabía, y era consciente del reto que representaba su caso nada más verle por primera vez. Pero lo que no sabía era que, al curar al hombre destrozado en el que Blake se había convertido, al ayudarlo a redescubrir su fortaleza, dejaría al descubierto sus dolorosas debilidades y empezaría a sanar de sus propias heridas.
Por otro lado, Serena es la hermana de Blake y lleva dos años completamente dedicada a él, lo que está haciendo mella en su relación con Richard, amigo y compañero de éste. La aparición de Dione puede salvar este matrimonio o terminar de hundirlo.
Es el cuerpo de Blake el que está paralizado, pero es el alma de Dione la que lleva anclada en su pasado demasiados años.La novela es sencilla, en cuanto leáis el argumento os imaginaréis por dónde van y los tiros y cómo acaba sin muchos errores. La sorpresa como tal no existe en este tipo de historias por regla general, la gracia que tienen es que lleguen más o menos, que los personajes estén bien construidos y que el desarrollo merezca la pena. Y eso es lo que tiene esta novela.En las historias románticas me gusta que el amor no sea a primera vista sino que se vaya formando poco a poco. Aquí, Blake no es el hombre que era, apenas es una sombra de lo que fue. La relación es de paciente y fisioterapeuta y el lazo se irá estrechando poco a poco, el amor tarda en aparecer. Me ha gustado que antes de haber sentimientos esté la terapia, dura y exigente, que gracias a la misma se vaya formando la complicidad entre los dos y vaya dando paso a algo más.También está bien que, para variar de lo habitual, sea ella la que tiene los traumas pasados, cuando lo más común es que le toquen al hombre. Dione carga con dos losas muy pesadas que le han afectado mucho, y que Blake tendrá que sacarle con paciencia y ayudándole a superarlas, y no lo tendrá nada fácil. Dione está tan traumatizada que no se cree que nadie la pueda amar (los motivos los tendréis que descubrir leyendo el libro) y por más que él le demuestre lo contrario su mente sabe crear barreras para entender otra cosa. Quizás en la parte final pueda resultar un tanto excesiva su negativa, pero ponerse en su piel, con lo que vivió, no es nada fácil.Aparte de la historia de los protagonistas, en paralelo y de manera secundaria está la relación de los secundarios. No es que tenga mucho peso pero permite ver otra perspectiva del accidente y las consecuencias que éste puede tener en la gente que rodea al paciente.Sí que le tengo que bajar un poco la nota porque no me ha gustado ni un pelo la parte celosa que tiene Blake. Es un personaje muy clásico: arrogante y cabezota, pero los celos... siempre estropean a esta clase de protagonistas masculinos, y más cuando son tan injustificados como los de aquí.No es que pueda contar mucho más. Amanecer contigo es una historia simple en su planteamiento pero que esconde mucho sentimiento, escenas muy bonitas y otras desgarradoras, personajes con fondo, que cometen sus errores, humanos. El tema de la rehabilitación es duro y hace que la novela sea algo más que una historia romántica.