Revista Coaching

Amar a cambio de nada

Por Candreu
Amar a cambio de nadaEl martes en Barcelona desayuné con mi amigo Javier. Me contó que estaba a punto de tomarse tres semanas de vacaciones para viajar a Ecuador para poderse despedir de su suegro. Lleva muchos años enfermo y parece ya estaba todo demasiado cerca del fin. Así que cogerá a su mujer y a sus niños y cruzará medio mundo para estar a su lado en los últimos momentos.
Mientras me lo contaba, me acordé de este viejo cuento: Un anciano padre de cuatro hijos estaba ya muy enfermo. Hacía muchos años que sus hijos no le prestaban la más mínima atención, ya que vivía en la más absoluta pobreza y por culpa de sus duros corazones le habían olvidado al no esperar una herencia millonaria. Vivía en una pequeña granja con algunas gallinas que le proveían de huevos diariamente y con una pequeña huerta que penosamente cuidaba como podía. Un pequeño riachuelo que cruzaba la finca le proveía de agua para beber y para el aseo.
Una tarde, paseando hacia el pueblo encontró un par de monedas. Feliz, regresó a su casa pensando cómo dejarlas en herencia a sus hijos para que les sirviera de lección por su abandono y ablandara sus corazones. A los pocos días pasó un mercader que vendía objetos antiguos y compró un cofre de tamaño mediano. Hizo un agujero en el suelo junto a la puerta de la casa y lo dejó allí medio enterrado.
Uno de sus hijos, lo visitó casualmente y encontrándose con el cofre, sorprendido le preguntó:
- ¿Qué guardas ahí?
- Un secreto que solamente conocerás tú y tus hermanos el día que yo muera, pues ahí está toda mi herencia.
Cual fue su sorpresa que a partir de ese día cada uno de sus iba a visitarle. Por turnos le llevaban la comida, le daban conversación y le mantenían la casa perfectamente limpia y ordenada.
Una mañana de invierno el hijo que tenía que hacer el turno lo encontró muerto en su cama. Rápidamente se dieron cita los otros hermanos, no tanto para velar su cuerpo, como para conocer a cuánto ascendía su herencia y cual fue su sorpresa que una vez abierto el cofre lo único que encontraron fue un trozo de papel que decía:
"Hijos míos, el auténtico amor no espera, se entrega generosamente sin esperar recompensas. Mi única herencia es que aprendan a amar. Me hubiera gustado haberles dejado más, pero mi único legado es darles las gracias por lo que me dieron en vida".
Profundamente conmovidos y con lágrimas en los ojos le dieron finalmente digna sepultura mientras uno de ellos decía: "Te prometo amar sin esperar".
¿Qué vas a hacer este fin de semana por amor -sólo por amor- a los tuyos?

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