Fotografías por Álvaro Ojeda
Así aparecía Amaral, entre aplausos entregados.
Hacía tiempo que no sentía la pasión de alguien por lo que hace. Por lo que ama.
Y eso es lo que consiguen, Eva y Juan, transmitir, siempre, en cada uno de sus conciertos.
Ella convencida de que iba a ser una gran noche, empezó con canciones como: «Unas veces se gana, y otra se pierde» de su último álbum Nocturnal: Solar Sessions.
El escenario, lleno por una constelación de estrellas que hacían brillar al grupo con más fuerza, puso la guinda del pastel. Causando admiración y alegría entre sus más fieles seguidores que fueron a verles desde diversos puntos de España.
Más de 3.000 personas allí esperando, es lo que tiene. Se puede sentir cada una de sus miradas, cada uno de sus movimientos, y cada una de sus pulsaciones durante las dos horas y pico de concierto. Todos dispuestos a darles las gracias infinitas por venir después de 5 años sin pisar suelo sevillano.
Siguieron con canciones más antiguas como «Revolución» y «Kamikaze», que ayudaron a conectar gratamente público y grupo en una simbiosis única. Más tarde, sonó la conocida y esperada por todos: «Días de verano», «El Universo sobre mí», «Estrella de mar», «Héroes», «Como hablar», «Moriría por vos» o «Salir corriendo» de sus anteriores trabajos.
Amaral con más de 15 años de carrera a sus espaldas, demuestran, una vez más, que el grupo nace y se hace. Se crea y se construye. Se mantiene y se agradece.
Y sobre todo, se gana el triunfo, porque son profesionales de los que ya no se ven en directo con seguridad.
Siempre precisos, desafiantes y ganadores en cualquier ciudad a la que van. En Sevilla lo dejaron claro desde el momento en el que sus cuerpos se dejaron ver encima del escenario. Y a mí, una vez más, me robaron el corazón de aquí a la eternidad.
Terminaron con la mítica canción «Sin ti, no soy nada» cantada, coreada y amada por todos durante muchos años.
Y es que es así…
Sin ellos.
No somos nada.
Gracias.
Amaral en el CAAC