Si, quizá el cuerpo responde a la mente, es cierto.
Sin embargo, he experimentado que el cuerpo responde al alma.
Más que responder la refleja, danza con ella.
Tal vez no se trate de hacer correcciones adentro para que se vea el resultado afuera. Más salud, más belleza, más perfección.
Tal vez se trata de dejar que se despliegue nuestra verdadera naturaleza, sin esfuerzo alguno, sin exigencias, sin objetivos específicos. ¡Cómo si supiéramos!
Abandonar la lógica causa-efecto. Amarnos radicalmente y permitir que nuestro cuerpo vaya ajustándose a lo que nuestra alma necesita en cada momento. Abandonar toda batalla.