Revista Cultura y Ocio

Amarok: el ojo del mundo (2021, azafrán media)

Publicado el 10 julio 2021 por Jose Luis
AMAROK: EL OJO DEL MUNDO (2021, AZAFRÁN MEDIA)
AMAROK: EL OJO DEL MUNDO (2021, AZAFRÁN MEDIA)
  1. Sota la Pluja 3:52
  2. Saraswati 9:11

I. La Diosa del Conocimiento

II. Khumb Mela

III. El Río Subterráneo

  1. Cançó d'Amor 4:22
  2. El Vals de las Libélulas 2:18
  3. Luna y Sal (6:11
  4. La Sexta Extinción 17:31

I. Insectos y Aves

II. Plantas

III. Reptiles

IV. Peces y Anfibios

V. Mamíferos

VI. Primates

VII. Homo Sapiens

  1. Gibra'ara 2021 4:58
  2. El Ojo del Mundo 11:38

Músicos:

Marta Segura: voz.

Manel Mayol: flauta travesera, didgeridoo.

Pau Zañartu: batería, hang electrónico

Marc Egea: Viola de roda (hurdy-gurdy)

Tarik Smith: trompeta

Miguel Arce: bajo

Robert Santamaría: kanun, saz, tar, santur, teclados, guitarra de 12 cuerdas, autoarpa, glockenspiel, acordeón y percusión.

Colaboradores:

Víctor Estrada: theremín (temas 6, 7)

Coloma Bertran: viloín (tema 1)

Núria Martínez: palmas (temas 1, 2, 7)

Nuevo trabajo del grupo en el que se proponen distintos giros tímbricos y que bucea, en algunos momentos, por recursos folclóricos de naturaleza étnica no europea, principalmente por el uso delicado y cadencioso de instrumentos orientales como el santur, el saz o el tar. Añadamos a esto que el álbum ha sido compuesto en casi su totalidad por el kanun turco y nos podemos hacer una idea aproximada de este innovador esfuerzo de Robert Santamaría.

Pero los instrumentos citados no definen la riqueza sonora de este disco, que es absoluta y vasta, puesto que a ellos hay que añadir, asimismo, otros de naturaleza acústica, como la viola de roda medieval, la flauta, trompeta o violín; otros de carácter eléctrico que abrigan el espectro progresivo de la obra, como batería, teclados o bajos; e incluso de naturaleza electrónica como el theremín. Dentro de este apartado, tampoco podemos olvidarnos de una marca característica, y muy cuidada, del seno del combo como es la voz, que imprime carácter único e íntimo y desencadena una audición fluida en unas composiciones que se agigantan por momentos.

Esta provisión de instrumentos musicales de distinta naturaleza y timbre, como digo, unida a una enorme capacidad compositiva e inspiración del alma mater de Amarok, el ya citado Robert, provoca como desenlace un trabajo netamente progresivo, por sus estructuras y ritmos, en el que los elementos folclóricos, de fusión y, por qué no, también los cinematográficos, dan pinceladas a una música sensible, flotante y de instantes creativos que marcan, en mi opinión, la cúspide de Amarok, un grupo incansable y que se ha reinventado constantemente desde su primer trabajo allá por 1994.

El resultado, un disco conceptual lleno de momentos instrumentales extensos y placenteros, así como de complicados ritmos y armazones sónicos clave, convierte a El Ojo del Mundo en uno de los trabajos imprescindibles del rock progresivo pasado y actual, por delante de todos aquellos que tibiamente trascienden lo puramente coyuntural y por los que, evidentemente, quedan rezagados en la memoria de los seguidores del género por su ausencia vital.

La técnica interpretativa y el sentimiento sublime en la ejecución se definen como marca de la casa en Amarok y, por eso mismo, su música se convierte en indispensable y esencial para el seguidor que busca originalidad en un género que existe para regocijo de los sentidos. Imprescindible y necesario.


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