AMAROK: EL OJO DEL MUNDO (2021, AZAFRÁN MEDIA)
- Sota la Pluja 3:52
- Saraswati 9:11
I. La Diosa del Conocimiento
II. Khumb Mela
III. El Río Subterráneo
- Cançó d'Amor 4:22
- El Vals de las Libélulas 2:18
- Luna y Sal (6:11
- La Sexta Extinción 17:31
I. Insectos y Aves
II. Plantas
III. Reptiles
IV. Peces y Anfibios
V. Mamíferos
VI. Primates
VII. Homo Sapiens
- Gibra'ara 2021 4:58
- El Ojo del Mundo 11:38
Músicos:
Marta Segura: voz.
Manel Mayol: flauta travesera, didgeridoo.
Pau Zañartu: batería, hang electrónico
Marc Egea: Viola de roda (hurdy-gurdy)
Tarik Smith: trompeta
Miguel Arce: bajo
Robert Santamaría: kanun, saz, tar, santur, teclados, guitarra de 12 cuerdas, autoarpa, glockenspiel, acordeón y percusión.
Colaboradores:
Víctor Estrada: theremín (temas 6, 7)
Coloma Bertran: viloín (tema 1)
Núria Martínez: palmas (temas 1, 2, 7)
Nuevo trabajo del grupo en el que se proponen distintos giros tímbricos y que bucea, en algunos momentos, por recursos folclóricos de naturaleza étnica no europea, principalmente por el uso delicado y cadencioso de instrumentos orientales como el santur, el saz o el tar. Añadamos a esto que el álbum ha sido compuesto en casi su totalidad por el kanun turco y nos podemos hacer una idea aproximada de este innovador esfuerzo de Robert Santamaría.
Pero los instrumentos citados no definen la riqueza sonora de este disco, que es absoluta y vasta, puesto que a ellos hay que añadir, asimismo, otros de naturaleza acústica, como la viola de roda medieval, la flauta, trompeta o violín; otros de carácter eléctrico que abrigan el espectro progresivo de la obra, como batería, teclados o bajos; e incluso de naturaleza electrónica como el theremín. Dentro de este apartado, tampoco podemos olvidarnos de una marca característica, y muy cuidada, del seno del combo como es la voz, que imprime carácter único e íntimo y desencadena una audición fluida en unas composiciones que se agigantan por momentos.
Esta provisión de instrumentos musicales de distinta naturaleza y timbre, como digo, unida a una enorme capacidad compositiva e inspiración del alma mater de Amarok, el ya citado Robert, provoca como desenlace un trabajo netamente progresivo, por sus estructuras y ritmos, en el que los elementos folclóricos, de fusión y, por qué no, también los cinematográficos, dan pinceladas a una música sensible, flotante y de instantes creativos que marcan, en mi opinión, la cúspide de Amarok, un grupo incansable y que se ha reinventado constantemente desde su primer trabajo allá por 1994.
El resultado, un disco conceptual lleno de momentos instrumentales extensos y placenteros, así como de complicados ritmos y armazones sónicos clave, convierte a El Ojo del Mundo en uno de los trabajos imprescindibles del rock progresivo pasado y actual, por delante de todos aquellos que tibiamente trascienden lo puramente coyuntural y por los que, evidentemente, quedan rezagados en la memoria de los seguidores del género por su ausencia vital.
La técnica interpretativa y el sentimiento sublime en la ejecución se definen como marca de la casa en Amarok y, por eso mismo, su música se convierte en indispensable y esencial para el seguidor que busca originalidad en un género que existe para regocijo de los sentidos. Imprescindible y necesario.