Revista Cine
Director: Hal Hartley
¡Más películas de Hal Hartley! ¡Claro que sí! Y seguirá así hasta este viernes, cuando comente la octava película de este autor que tanto me gusta, para luego hacer una "pausa" comentando otras películas que ardo en deseos de ver. Luego de verlas y comentarlas, termino definitivamente con esta retrospectiva, escribiéndoles sobre las cuatro películas que me faltarían -que serían No Such Thing, The Girl from Monday, Fay Grim, y Meanwhile-. Y es una gran coincidencia -¿lo es?-, ya que con The Book of Life, la última de esta primera etapa, completaría toda la década de los 90 de Hartley -más su opera prima, que era del 89-. En fin, esta Amateur es bien interesante. Es un paso más allá que da Hartley en nuevas formas de relatar sus historias tan interesantes. El resultado es, imposible de otra forma, sensacional. Una película de misterio, conspiración, y mucha ironía. Hartley no defrauda, y sigue en racha -lo que es lo mismo, técnicamente, ¿cómo se llama eso?, en fin-.
Si en sus películas anteriores Hartley contaba con actores que (prácticamente) debutaban en la actuación -actuaciones que lanzarían sus respectivas carreras, y es que Hartley es todo un lanzador de carreras-, en esta ocasión cuenta con ni más ni menos que Isabelle Huppert, esa sensacional actriz francesa que, al ver Simple Men en el Festival de Cannes, decidió que tenía que actuar para este tremendo director -así de buena es Simple Men-.
Y así fue. Huppert es quien encabeza este reparto, y con su encanto y talento logra encantar -valga la redundancia- así como si nada, demostrando la calidad de actriz que es. Se nota que lleva la actuación en la sangre, nada más vean otras películas en donde actúe. Y, por supuesto, no olvidar al resto del reparto, siempre convincentes y con actuaciones más que elogiables, especialmente mi querido Martin Donovan. De todas formas, aunque Donovan como actor me parezca espectacular, en esta me rindo y arrodillo ante Huppert, ¡que gran actriz, damas y caballeros!
Como sea, Huppert interpreta a Isabelle, una ex-monja que ahora escribe relatos eróticos en revistas pornográficas. Por esas cosas de la vida, se encuentra con un hombre amnésico -Martin Donovan-, a quien va a intentar ayudar a recordar quién era antes de perder su memoria, y su identidad, y todo lo que tenía -antes de olvidar que lo tenía-. Lo cierto es que posteriormente las cosas se complican para nuestros protagonistas, repentinamente envueltos en una gran trama de conspiración y misterios de la cual realmente no pueden huir.
Si ya les decía que en Simple Men Hartley comenzaba a ordenar sus geniales historias en torno a un hecho específico, y ordenarlos en torno a otros pequeños detalles específicos -aunque aún dando importancia mayúscula a los personajes y su "libertad de mover" la trama-, en Amateur avanza más allá, ordenando todo a partir de la amnesia que padece el personaje de Donovan, para luego guiar el relato en torno a las pistas que él e Isabelle van encontrando en el camino. Además, el personaje de la actriz rumana Elina también tiene mucho que aportar. Claramente, Hartley ahora apuesta por una historia centrada exclusivamente en su trama, que hace que sus personajes se muevan y la sigan, y no al revés como solía hacerlo en sus primeras tres películas, y en menor medida en la cuarta. No obstante, no hay que restarle importancia a los diálogos, que sirven de gran apoyo como guía del relato -los diálogos siempre son así de importantes a la hora de cimentar sus relatos-, que, para dejarlo bien claro, tiene como base central la trama en sí. Desde luego, no estoy criticando lo anterior. Al contrario, pienso que la trama está espectacular, que se desarrolla magistralmente, manejando bien la información y los tiempos, y todo aquello que hace de este guión uno perfectamente construido y estructurado, tal como debería serlo uno que trate sobre una historia de misterio como esta. No se van a confundir ni enredarse en cosas que puedan distraerlos vanamente de lo importante, y tampoco van a pensar que todo es demasiado fácil como para tomárselo en serio. Hay un equilibrio que demuestra que Hartley es un genio a la hora de escribir guiones -y no sólo por sus diálogos, como siempre, geniales y memorables en muchas ocasiones-.
En cuanto a la atmósfera de la película, se logra perfectamente. Todos los elementos suman positivamente, y tanto la banda sonora -a cargo de Jeff Taylor y Ned Rifle, que a estas alturas ya deben saber que es el seudónimo de Hartley para componer, y otras canciones de grupos de música alternativos-, como la dirección de Hartley generan una sensación de estar ante algo desconocido, una tensión in crescendo acorde a como los hechos van escalando en violencia y corrupción y maldad -miren los créditos iniciales, adelanto de como la atmósfera será-. Lo interesante es que Hartley no cambia radicalmente su manera de dirigir, ya que aunque estemos ante una historia diferente argumentalmente a sus primeras películas, todas sus composiciones visuales -lo que me recuerda que Michael Spiller es nuevamente su director de fotografía, fiel compañero en esta primera etapa en la filmografía de Hartley- siguen siendo similares, ya sea en sus ángulos como en la escala de planos que usa. Formalmente, lo más diferente son los movimientos de cámara, mucho más presentes en este caso, lo cual me parece correcto, ya que los suaves y cuidados movimientos, en las buenas películas como esta, siempre generan esa sensación de inquietud. En este caso, el relato se adapta a la dirección de Hartley, y no al revés. La cuidada atmósfera es producto más bien de la historia en sí, potenciada, por supuesto, por la excelente dirección y banda sonora. Nuevamente reafirmo que Hartley es un excelente guionista, ya que la forma en que ordena esta historia en particular ayuda a crear el misterio mismo: esconde información el tiempo que es necesario, y la muestra en los momentos adecuados. Con una construcción así de depurada, entonces estamos casi listos. Luego viene la dirección, la banda sonora, y todos los demás detalles que pulen el conjunto del filme, dejando uno memorable y de lujo. Con poco Hartley puede lograr mucho... y de hecho lo logra, no sé para que usé el "puede".
Lo otro que quiero destacar es que, siguiendo aquella línea de que Hartley no cambia, no se traiciona como autor, en esta película nuevamente se eluden los convencionalismos. Quiero relacionarlo con el interesante dato de que Amateur es en realidad un acrónimo, y cada letra significa algo distinto, a saber:
A: Acounting; cosas económicas, financieras. Tiene que ver con la trama de conspiración.M: Murder (asesinato); claramente, hay muchos asesinatos. Bueno, en realidad no muchos, pero hay.A: Amnesia; todo se inicia con la amnesia del personaje de Donovan, y qué es lo que esconde, y cómo está relacionado con todo.T: Torture (tortura, claro); bueno, no hay mucho que decir al respecto, ya se lo imaginarán... y luego lo verán.E: Ecstasy (éxtasis); no una droga como tal, sino como una experiencia sensorial envolvente de un sujeto, que puede ser producto de la droga, claro. En esta película, ambas acepciones sirven.U: Understanding (entendimiento); puede que me vaya en lo literal, pero siempre hay malentendidos que mueven la trama, aunque igualmente sirve si digo que un entendimiento puede ser algo más espiritual, y siendo una película de Hartley, pueden apostar a que es eso.R: Redemption (redención); es aquí en lo que me quiero concentrar, señalándoles lo de lo no-convencional de Hartley a la hora de resolver sus historias.
Para ser exactos, me detendré brevemente en lo de entendimiento y redención, ambos estrechamente relacionado en los acontecimientos relatados en el filme. Esto ya es una constante en el cine de Hartley: los personajes o se entienden o no lo hacen. Por un lado, tenemos a aquellos que saben qué le pasa al otro, que generan empatía con el otro; en otras palabras, que lo entienden. Por el otro lado, tenemos aquellos que simplemente pululan por ahí sin mayor reflexión, dejando de lado su humanidad, su comprensión y entendimiento por el otro. En sus filmes previos los que se entendían eran los amantes, los hermanos, incluso algunos extraños; los que no lo hacían eran los del trabajo, los padres, los ex novios, etc. Para Hartley -y esto lo digo de una manera bastante simplista y taxativa-, en el mundo están los que se complementan y que tienen una atracción -no necesariamente sexual o amorosa- con el otro, y los que no son nada, sino más que muñecos vacíos conscientes de que tienen una triste existencia. Saben qu están vivos, pero no saben vivirla. En cuanto a los que se atraen y conectan, no necesariamente tienen que ser familia; para Hartley la verdadera conexión y atracción va mucho más allá de dichos formalismos: uno no entiende al otro porque sea tu padre, tu primo, tu hermano, tu hijo, sino porque está en la misma sintonía, porque puede ponerse en su lugar, y comprenderlo tanto como uno desea ser comprendido por los demás.
Y... en cuanto a la redención, pues es bastante fácil: tiene que ver con la amnesia del personaje de Donovan, y con ello todo el dolor y el perdón que su olvidado ser ha dejado. Digo que Hartley huye de los convencionalismos por varias cosas que no les voy a contar, porque describirlas sería revelarles detalles importantes; sólo les digo que a veces uno piensa -gracias a lo convencional- que las cosas se solucionarán de determinada forma, porque parece ser la "única", pero finalmente nos vemos sorprendidos ante las acciones de los personajes. El perdón, la redención... esas cosas no son así de fáciles, no se toman a la ligera. Me parece que Harltey es una persona que ama a sus personajes -se nota-, pero que sabe que son personas y que viven en un mundo indiferente, por lo tanto no se deleita en la indulgencia a la que muchos nos han (mal)acostumbrado -dije "nos" de manera simbólica, a mí me gusta la no indulgencia, me parece más realista y ética-. Harltey no juega a ser Dios, a determinar quién hace bien, y quién hace mal. SimpleMen-te hace que sus historias se "resuelvan solas". Y eso me parece que es algo que hay que apreciar mucho.
Antes de terminar, sí debo reprochar que la forma no-convencional de Hartley de resolver la historia se dio de una manera un tanto previsible, algo que antes no había sentido en sus filmes, pero aún así me gusta como termina. Por ahora no soy capaz de enfocarme en algún tipo de crítica en un director que aprecio y admiro tanto.
En fin, Hartley no falla, una pequeña joyita que ha pasado desapercibida -como casi toda su filmografía, y él mismo-, pero que debería tener mucha más atención y aprecio, porque es lo que se merece... el filme y su autor. En resumen, genial guión, geniales diálogos -muy poéticos y llenos de humor e ironía-, genial dirección, genial banda sonora, genial película. Hal Hartley, para mi, se alza como uno de los mejores directores de los 90, un hombre que construyó su carrera en una década, un tipo que jamás abandona sus inquietudes, pero que sabe renovarse en lo formal y estético, porque, al fin y al cabo, sea cual sea la trama de la película, siempre veo de fondo a personajes intentando aceptar esa verdad que nadie cree -haciendo alusión a su opera prima y su nombre-, o huir de ella. La cosa es que relata los acontecimientos de personas en una encrucijada, solos y vacíos, y que buscan algo que les haga sentir en plenitud. ¿Personas intentando ser "más" personas? Estoy un poco cansado para discutirlo, pero la moraleja final es que a Hal Hartley no se lo pueden perder. Así de simple. Punto final.
...Lluvia de capturas... disfruten la lluvia...