Revista Cine

Ambulante 2012/VII

Publicado el 16 febrero 2012 por Diezmartinez
Ambulante 2012/VII
Usted debe conocer la historia. No Es una Película (In Film Nist, Irán, 2010), la más reciente (¿y la última?) cinta del maestro iraní Jafar Panahi (El Globo Blanco/1995, El Espejo/1997, El Círculo/2000, Offside/2006), codirigida con Mojtaba Mirtahmasb, fue realizada mientras Panahi se encontraba en arresto domiciliario, esperando la sentencia que lo enviaría seis años a la cárcel más 20 años de prohibición de dirigir cine. Así, esperando la decisión del tribunal islámico, con una cámara profesional a su alcance, la camarita de un teléfono celular y la ayuda de otro compañero cineasta y documentalista -Mojtaba Mirtahmasb, precisamente-, Panahi se dio a la tarea de NO hacer una película sino, más bien, contarla. Después de todo, los jueces al servicio del Ayatola le han prohibido dirigir una película, pero no dijeron nada acerca de leer un guión ante la cámara. En el proceso -es decir, en los cuatro días que duró la grabación (que no filmación) de esta cinta- Panahi y Mirtahmasb realizaron una de las obras cinematográficas más sencillas y fascinantes de los últimos años, un discurso tan conmovedor como rabiosamente político, una reflexión sobre lo que es el cine y cómo funciona y, además, una película -y es que sí, estamos ante una película- claramente enraizada en la tradición del neo-neorrealismo auto-referencial iraní, de la cual tanto Panahi como Abbas Kiarostami son los más grandes maestros.En los primeros minutos vemos a Panahi a través de una cámara siempre fija hablar por teléfono con su abogada que no le da muchas esperanzas de salvarse de la cárcel, recibir una llamada de su esposa que se encuentra festejando el año nuevo islámico en otro lado con sus hijos, y alimentar pacientemente a la mascota de su hija, una enorme iguana que prefiere el queso a la lechuguita. En esta primera parte de la cinta la cámara permanece fija en tomas largas de uno a cuatro minutos de duración. Cuando llega su colega y camarada Mirtahmasb, el ritmo del montaje cambia y la cámara toma movimiento. Panahi ahora se mueve por el departamento, se levanta y coloca una de sus películas en el DVD-Player, analiza una escena de El Espejo o de alguna otra de sus cintas y ya que tiene prohibido hacer cine pero no contarlo, decide leer frente a cámara el guión de una película que, es obvio, no tiene oportunidad de realizar y que trata de una jovencita que se matricula en la universidad pero que sus padres la encierran para hacerle perder su oportunidad de inscripción. Encarrerado, Panahi toma una cinta adhesiva y marca en el piso de su amplio departamento el sitio de la acción de su película nunca filmada: aquí está el cuarto de la muchacha, aquí está la ventana, aquí la puerta, cual ejercicio fílmico-teatral de von Trier hecho en Teherán...Aunque se supone que No Es una Película fue realizada en un solo día, la verdad es que fue grabada en cuatro jornadas, así que para todos aquellos que desgarran las vestiduras afirmando que el documental no debe truquear la realidad -ajá: se ve que no saben ni jota de Flaherty-, ya tienen otro argumento para gritar que Panahi nos ha engañado porque no podemos saber a ciencia cierta cuánto de lo que vemos es verdad y cuánto es mentira (por ejemplo: ¿realmente fue casual el encuentro con el joven estudiante de arte que trabaja sacando la basura en el edificio en donde vive Panahi?). Por supuesto, la distancia entre ficción y realidad es uno de los temas centrales del cine iraní iinternacionalizado más conocido -el de Kiarostami y el del propio Panahi-, pero aquí esta reflexión adquiere una dimensión extra, pues el director de Offside puede estar reconstruyendo la realidad que vemos a través de sus cámaras, pero el hecho real y comprobable es que Panahi estaba de verdad en arresto domiciliario en ese momento y que, para acabar pronto, no sólo la sentencia de 6 y 20 años (prisión y prohibición de dirigir cine) fue confirmada en octubre de 2011 sino que el propio codirector Mirtahmasb fue detenido en septiembre de 2011 y enviado a prisión por hacer esta no-película que estamos viendo. Ok, ok, a lo mejor Panahi está actuando frente a la cámara -pero ¿quién no lo hace cuando está frente a una?- y a acaso la iguana Igi y el escandaloso chucho que aparecen por ahí están amaestrados, pero todo esto es lo de menos. Olvídese de que está viendo un documental: se trata de un absorbente diario filosófico-visual-político-personal más cercano a la obra de Agnès Varda que al cine documental más académico. Realizada en 85 tomas -que van de 3 ó 4 segundos de duración hasta más de 5 minutos, como la extraordinaria toma extendida del final en la que Panahi sigue, cámara en mano, al joven estudiante/basurero-, No Es una Película es un vibrante documento sobre cómo se puede hacer cine -mejor dicho, gran cine- en las condiciones más restringidas posibles. Basta una cámara, un celular, una iguana... y mucho talento.
No Es una Película se exhibe hoy jueves a las 16 horas en el Museo Memoria y Tolerancia.

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