A pesar de que ni en nuestros mejores y más seriéfilos sueños muchos ni habíamos llegado a contemplar la posibilidad, en los próximos días desembarcará en España uno de los canales de cable más valorados y galardonados de Estados Unidos. El próximo 4 de noviembre a las 16h., y englobado dentro de un lanzamiento mundial que llegará a 120 países, comenzará la andadura AMC España, con un contenido completamente dedicado a películas y series de televisión. En éste último apartado, que ha otorgado a la cadena fama mundial, podremos encontrar las nuevas producciones que estrene la cadena madre, que si bien no tiene asegurada su exclusividad, si que tendrá preferencia a la hora de emitir estas producciones en todo el mundo.
Estas son algunas de las conclusiones que se extraen de la presentación de AMC España que tuvo lugar el martes en Madrid y en la que pudimos escuchar a Eduardo Zulueta, Managing Director de AMC Networks International Iberia y Latin America, explicando los detalles del lanzamiento del canal, que estará presente en las principales plataformas de nuestro país: Movistar TV, ONO, Orange, Euskaltel, R y Telecable. Apelando al respeto que impone el canal en Estados Unidos, Zulueta recordó los premios Emmy y nominaciones conseguidas por AMC en la última década, aquella que le llevó a lo más alto de la industria televisiva norteamericana con títulos como Breaking Bad o Mad Men. Sin embargo, y por cuestiones de derechos, no parece probable que lleguemos a ver ninguna de estas producciones en el canal, puesto que priman las adquisiciones previas al nacimiento del canal en nuestro país. Y por lo tanto los últimos ocho capítulos de la venerada serie de publicistas en Nueva York los veremos en España a través de Canal +, que ha emitido en España el resto de la producción.
Lo que si que podremos ver, y dentro de muy poco, serán dos de las series estrenadas por AMC durante 2014 y que confirman la calidad de sus creaciones en cualquiera de sus canales. El primer estreno llegará el mismo 4 de noviembre, de la mano de The Divide, primera producción propia del canal especializadode AMC We tv. Escrita por Richard LaGravenese y David Mason, y dirigida por Sarah Pia Anderson y Tony Goldwin (si, el presidente Fitzgerald para la Pope y Scandal), The Divide es una serie que a lo largo de ocho episodios trata de explorar las ambiguedades éticas, morales y deontológicas de la sociedad moderna, especialmente cuando la política y el derecho se encuentran sobre terrenos pantanosos. Con un reparto repleto de caras conocidas, un argumento tan sólido como interesante y pendiente de la renovación por una segunda temporada, The Divide es una interesante producción imprescindible para los interesados en la política norteamericana o los apasionados por las series de abogados.
Dos días después, el 6 de noviembre, los seriéfilos podrán disfrutar de unas de las sorpresas inesperadas de la temporada, Halt and Catch Fire. Escrita y dirigida por Christopher Cantwell y Christopher C. Rogers, la serie más difícil de pronunciar de la parrilla norteamericana se centra en el nacimiento de la era de los ordenadores personales a comienzos de los 80, una década repleta de revoluciones tecnológicas y guerras empresariales sin la que probablemente no estaríamos aquí, ahora. A pesar de que en un primer momento puede parecer una serie compleja y para expertos en informática, la calidad interpretativa de sus protagonistas y lo interesante y apasionado de sus historias hacen de Halt and Catch Fire una de las producciones más interesantes del 2014, que además el próximo año estrenará su segunda temporada.
Según explicó Zulueta los próximos estrenos de la cadena madre en Estados Unidos llegará a nuestro país, si existe acuerdo para ello, con una diferencia de uno o dos días, algo que ya es imprescindible a la hora de ofrecer a los usuarios productos televisivos. Así que aunque aún tengamos que resignarnos a no contar con un Netflix español es de agradecer que cada vez más cadenas se preocupen por ofrecer una oferta seriéfila interesante y de calidad que respeta tanto al producto como al espectador. Algo de lo que no pueden presumir los canales convencionales, preocupados todavía y casi exclusivamente por la señora de Albacete. Señora que, por cierto, no será eterna.