Amelia Earhart, espíritu de pionera

Amelia Earhart fue la primera mujer piloto que cruzó el Atlántico en solitario. A lo largo de su breve pero intensa carrera batió numerosas marcas aeronáuticas, y fue además una escritora bastante prolífica y una luchadora incansable en favor de los derechos de las mujeres. En 1937, cuando realizaba un vuelo para circumnavegar el globo, desapareció (junto a su navegante, Fred Noonan) en el Pacífico Central sin que nunca pudieran llegar a descubrirse sus restos alimentandose, desde entonces, multitud de teorías y leyendas sobre su persona.

El biopic sobre su vida ha cosechado un fracaso comercial importante y también ha recibido un notable desprecio de la crítica. Sin embargo, en mi opinión, estamos ante un buen film que mantiene siempre un tono de máximo respeto a la figura de Earhart y se erige en un notable referente de una época apasionante del siglo XX.

Estoy seguro que ésta será una de aquellas películas que se reivindicará con el tiempo. Está claro que no es una propuesta tan ambiciosa como parecía en los trailers en los que veíamos la posibilidad de que fuera un film con posibilidades de Oscar. La realidad es que Amelia es una cinta que no busca llegar tan lejos, simplemente intenta explicar los hechos principales de la aviadora de la forma más honrada posible.

La directora india Mira Nair dota al film de un ritmo pausado y en muchos momentos conmovedor. La reconstrucción del periodo histórico es impecable y el reparto hace un buen trabajo aunque es obvio que Hilary Swank destaca con luz propia demostrando, una vez más, que es una de las mejores intérpretes del panorama actual. Su personificación de Amelia es excelsa aportando uan gran sensibilidad y permitiendo que se establezca una conexión muy rápida del espectador hacia su personaje. Destacaría especialmente la escena en la que habla por radio con su marido George Putnam (Richard Gere) desde Nueva Guinea. Se trata de su última conversación ya que esa fue la parada que realizó antes de perderse definitivamente en el Pacífico. Esa enorme calidad humana, los gestos, los sentimientos que transluce, son rasgos de una actriz espléndida.

Las secuencias de los grandes momentos de su carrera estan especialmente bien realizadas. Las diferentes etapas de su último viaje, combinadas con los hechos restrospectivos de su vida, suponen uno de los grandes aciertos del film al igual que la conclusión con imágenes reales de las proezas de Earhart. Se trata de un cierre especialmente emotivo para un film que cumple con lo que pretendía.

En el magnífico Museo del Aire y del Espacio de Washington DC se conserva el Lockheed 5B Vega con el que Earhart cruzó el Atlántico sin escalas en 1932. También he querido aprovechar para incluir otra foto que realicé en el museo y que muestra al Spirit of St. Louis, el pequeño avión monoplaza con el que Charles Lindbergh cruzó el Atlántico, en solitario y sin escalas, en mayo de 1927.