Revista Moda
"La suerte es como el Tour de Francia, lo esperas todo el año y luego pasa rápido.Las oportunidades hay que atraparlas deprisa, sin dudar" (Amélie)
Este es el relato de una historia de amor. No tenía planeado enamorarme, pero en cuanto apareció delante de mí, me deslumbró. Aparentemente, no era mi tipo; desde luego, no era el momento; al principio, ni siquiera me fijé demasiado en él. Y, sin embargo, era perfecto para mí.
Estaba escondido entre la multitud, casi ni se veía entre la oscuridad. Pero enseguida intuí que era la pareja perfecta. La blusa con cuello Peter Pan que rescaté de una bolsa abandonada y la falda de ese color indefinible que se escondía tras la percha de un vestido rojo.
Ni siquiera tuve que entrar en el probador. Evité el vergonzante momento probándome la blusa sobre la camiseta de tirantes que llevaba y la falda encima del short. Tras una duda de medio segundo, provocada por el "efecto culo pollo" que provocan las tablas de la falda, decidí que el look Amèlie y yo haríamos buena pareja.
Una cámara de fotos vintage, que fue de mi abuela; unas gafas de sol que también llevó ella durante muchos años; y un reloj camuflado como colgante. No hacen falta más complementos para convertir una falda y una blusa de Primark en tu gran amor. En un look que a mí me recuerda a la película Amèlie. ¿Os acordáis?
Porque, queridos amiguitos, nunca se sabe en qué perchero escondido puede estar tu próximo flechazo.